jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Los viejos, otra vez

Sergio Gómez Montero*

Mi hogar no ha sido construido todavía
Vivo aún en la tierra del sol y la lluvia
Z. Mohammed: “Hogar”

Año con año, cuando podemos, no fallamos a la reunión. Se justifica, por tanto, hacer el balance de las acciones emprendidas, que por fin en 2018 comenzó a ser diferente. El año pasado, en Kino, el frío nos agarró en la isla Tiburón y regresamos a la bahía tres o cuatro días después, luego de ver, con cierto pesimismo, los primeros días del nuevo régimen. Tanto del sur hacia el norte, los pueblos originarios no se sentían satisfechos desde entonces. No se veía, no se ve aún claro. La preocupación central del nuevo régimen es seguir preservando, por medio del voto, el poder a partir del 2021.

Hoy, este fin de año, persiste muy arraigado el descontento tanto del sur como del norte; ambos parecieran tener razones fuertes: para unos la agresión capitalista del tren; para otros, el norte al que hoy pertenezco, se nos hace excesivo el olvido a que estamos sometidos, como si este país, hoy, por cuestiones económicas, fuese dos países: uno, al sur, que merece todos los apoyos; el otro, al norte, para el que el Estado no existe porque para nada le hace falta, olvidándose así de migración, adicciones, narcotráfico, tráfico de humanos y de armas, presencia gringa atosigante; todo eso el Estado no lo conoce o hace como que no existe, no existen los desiertos, la tremebunda frontera norte, la zona del trópico de Cáncer, para ese norte no hay estrategia de desarrollo, no hay política clara, no se sabe qué quiere hacer el régimen con él.

Bueno, en fin, la estrategia de gobierno o de administración pública es confusa actualmente en términos de país, pero desde luego no será sino hasta el año entrante que los frutos de la política actual se comiencen a ver con claridad y, como diría Lenin, no se podrá avanzar mientras la planificación no se concrete en sentido estricto, pues mientras ella no exista todo será improvisación y buenos deseos. Por eso, por otro lado, pues, es importante no olvidar las lecciones básicas de Marx –no, no hace mucho frío en Hillo, un trago de bacanora es suficiente con el menudo–, como escribe Vasapollo en “En la relación de clase para construir la superación del capitalismo”: “…si de un lado situaba de modo revolucionario el trabajo en la base del progreso humano, por el otro identificaba el sistema capitalista, fundado sobre la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado, como el único sistema económico racional y por consiguiente natural”, textos en los cuales nosotros, los viejos de la tribu, basamos nuestra lucha, no por ganas sólo de oponernos hoy a un  capitalismo que no va cambiar en términos de rapiña y de explotación, y que no sólo va a persistir en sus afanes sino que, como lo ha venido demostrando el neoliberalismo cada año, cada mes, cada día que pasa se torna más brutal y excesivo en sus prácticas explotadoras y por eso la necesidad de nosotros por luchar junto a nuestros pueblos para que las lecciones del marxismo –el marxismo por sobre todas las cosas– nos enseñe a los pueblos originarios y a todos los pueblos a luchar por nuestros derechos y por nuestros bienes, que particularmente hoy, en América Latina, se ven amenazados por la avaricia yanqui y la avaricia de nuestras burguesías nacionales.

Finalmente, dice nuestro compa maya: nadie nos falta para defendernos nosotros por nosotros mismos.

*Profesor jubilado de la UPN
gomeboa@yahoo.com.mx

Redacción/dsc
Redacción/dsc
Periodista en crecimiento; siempre buscando algo que contar.

Artículos relacionados