viernes, marzo 29, 2024

ISEGORÍA: Los retos del futuro inmediato

Sergio Gómez Montero*
La luz no te conoce, por eso estamos
Doblemente ofendidos de lo que escombras
D. Escobar Galindo: “Duelo ceremonial por la violencia III”

Una vez apagados los gritos desaforados de los enemigos furibundos, la 4T sigue adelante esquivando los hoyos y las rocas del camino destruido que entre el neoliberalismo y la pandemia es hoy el país y que en la actualidad, en términos de gobierno tiene que recorrer el nuevo régimen. Ver desde fuera las tareas de gobierno puede ser relativamente sencillo. Verlas como responsable de ellas, sí debe resultar muy diferente y agobiante a la vez. De allí, entonces, que lo aquí escrito es sólo un acercamiento y esbozo de lo que se vislumbra y que, como amanecer, se puede dar o no.

Así, en primer lugar está una cuestión política primordial: ¿la democracia que tiene hoy el país es la más adecuada para él; esa democracia representativa es lo que él necesita? Sin duda esas interrogantes debieran planteárselas los integrantes del Poder Legislativo olvidándose de su investidura partidocrática que hoy tienen. Es decir, el país necesita regresar a un régimen político sustentado en la democracia directa y no en una de carácter representativo, dado que esa intermediación que allí se encarna sólo desvía el carácter verdadero del espíritu democrático que en sí encierra la voluntad del pueblo para darle un orden a la polis (ciudad o municipio) en la que habita. Desde luego, es complicado lo que se pide pues ello conlleva el fin de los partidos como ellos existen y operan hoy (sistema de grupos o tribus), para darle paso a nuevas formas de organización grupal basadas en intereses ideológicos y no sólo de oportunismo representativo. Eso, creo, modificaría de fondo, realmente, la falsa democracia que hoy predomina.
¿Alguien, entre los políticos contemporáneos (más allá de lo propuesto por Manlio Fabio Beltrones) apoyaría esta idea?

Un segundo reto, igualmente peliagudo, es ir más allá de lo propuesto por Stiglitz (modificar de fondo los indicadores económicos) para lograr que, de manera paulatina, la economía del país, aprovechando las brechas que abrió la pandemia actual, se comience a mover por nuevos caminos de acumulación de capital y sobretodo de nuevas formas de distribuir la riqueza, de tal forma que, de manera paulatina, vaya despareciendo la hoy insultante polarización de la riqueza, que marca, en números gruesos, que el 80% de la riqueza mundial la acumula menos del 20% de la población, en tanto que el 20% restante se lo tienen que pelear el 80% dela población mundial (si le interesa ver una metáfora de esa injusticia vea, en Netflix, la serie Snowpierce, realmente espeluznante).

Pero, en fin, insisto, mucho hay por hacer en términos de gobierno para que el futuro inmediato del país nos permita a todos, navegantes de tal océano, con relativa calma y tranquilidad, una vez que las tormentas del neoliberalismo en apariencia quedaron atrás, llegar, sanos y salvos, a puerto seguro.
¿O no?
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx

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