Sergio Gómez Montero*
Señoras del presente y del olvido
hormigas recorren los espacios del silencio (…)
hacia el mundo de las sombras
H. Aridjis: “Mitla”
Todo suena a desesperación que envuelve sentimientos, desde ahora, de fracaso. El caballo se nota cansado a mitad de la carrera y por eso los apostadores, también desde ahora, están apresuradamente cambiando sus apuestas. No quieren perder. No saben todavía a quién irle, por más que desde ahora el tabasqueño no ha perdido la delantera. ¿Habrá sorpresas fraudulentas de última hora?
Bueno, hoy, más que especular sobre ello, habría que indagar en torno a la derrota anticipada del denominado candidato oficial, el que, nonato, ya se anunciaba muerto o muy débil, y a pesar de ello sus dos entrenadores (Videgaray y Peña Nieto), necios y tercos, lo quisieron mandar así al derby presidencial, sabiendo de antemano que su caballo (Meade) iba a perder (ah, cómo me acuerdo de mis tiempos de hipódromo). Metáfora, pues, de una muerte anunciada la hoy sufrida candidatura oficial que no ve la suya, que deambula como loquita por las calles del país porque nadie la está tomando en cuenta, quizá porque ninguno de sus tres o cuatro impulsores tienen los antecedentes y agallas suficientes como para perfilar a un candidato que tuviera las características requeridas como para competir en un derby de esta naturaleza, por más que hoy, tratando de meterle punch, se hayan integrado al equipo de campaña dos pesos pesados del PRI: Osorio y Beltrones, ¿por órdenes de quién? Puestos allí para no darle una patada en el trasero abiertamente al Clavillazo Ochoa Reza y que no quiere perder su dinero.
Puede, sí, que los antecedentes del itamita Meade fueran lo suficientemente sólidos para llegar a donde llegó, pero más allá de eso todo falló. Llegó, desde el principio, plegado al proyecto que le impusieron y guardó silencio ante ese proyecto a pesar de que sabía que él es corrupción pura (que lo diga sino la ASF o la PGR), asesinados y desaparecidos de naturaleza múltiple y periodistas muertos y amenazados de muerte por todo el país, ¿qué podían hacer frente a ello sus manejadores y entrenadores? Débil él y muy débil su equipo, ¿a quién echarle pues la culpa de los pésimos resultados obtenidos hasta hoy en su campaña? ¿Levantarán cabeza ambos? La verdad no importa, lo que importa es que a partir de este año el país camine dirigido de manera diferente, pues demostrado está que el prianismo no ha funcionado, pues él es un compuesto pestilente de los mismos materiales y por eso los mismos resultados. Ninguno de los dos tiene sentido y por eso ambos se acusan hoy de lo mismo. Entre ellos sólo existe intercambio de mierda proveniente de diferentes acciones corruptas. Nada, nada hay de diferente.
Adiós, pues, al PRI y al PAN. Es lo mejor para el país.
*Profesor jubilado
gomeboka@yahoo.com.mx