Sergio Gómez Montero*
La próxima elección del 2 de junio será una elección dividida no sólo porque una gran mayoría de los votos irán hacia Morena (tanto para Presidente/a como para otros cargos de elección popular), sino porque ella también va a decidir todo un conjunto de cosas muy trascendente, con todo y que gane Morena como está previsto.
Por ejemplo, en San Quintín, en Baja California, se elige por primera vez munícipe y lo que está en juego es no sólo una cuestión partidaria, sino lo que es más importante, como lo escribe Florentino Lozano (escritor, traductor, promotor de lectura, músico tradicional y jornalero agrícola. Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA), 2021. Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas, 2021), saber si allí, en el nuevo municipio, en la actualidad una zona mayoritariamente de migrantes agrícolas, éstos serán los encargados de gobernarse o lo serán, como hasta hoy, los políticos tradicionales de siempre. Un dilema que sin duda pesa.
Pero, en el resto del país, aunque Morena gane mayoritariamente, como de seguro va a suceder, la votación, luego de la votación se va a dividir por una cuestión que hasta hoy no está muy clara que se diga: ¿qué será del segundo piso de la 4T?, ¿cómo, en los hechos, se definirá el hasta hoy hegemónico Plan C del grupo dominante de Morena? También eso, sin duda, se comenzará a definir el próximo 2 de junio porque, al respecto, no hay criterios unificados, y no son nimiedades las que van de por medio.
Lo que más destaca es saber si la estrategia del Pla C fue la correcta. ¿El chapulineo cínico y sin vergüenza que se registra hoy hasta antes de las elecciones para así garantizar la mayoría calificada en el Congreso, fue la mejor estrategia para concretar los cambios legislativos que el país requiere? ¿No esa medida, como táctica, falló en el 2018 (Lili Téllez, Germán Martínez, entre otros)? ¿Por qué, entonces, insistir con ello; de quién es tal empecinamiento? Sin duda, apresurar desde los primeros días del próximo Periodo Ordinario de sesiones de las cámaras (diputados y senadores) la aprobación de las reformas pendientes promovidas por el Ejecutivo actual será una prueba irrefutable de si el Plan C va a funcionar o no.
Un segundo momento también clave, una vez ganadas las elecciones del 2 de junio, será el darle cuerpo al segundo piso de la 4T: ¿se intensificarán acaso las “buenas” relaciones con los sectores empresariales del país para seguir experimentando con la transición sedosa puesta en práctica por AMLO o se buscará que el país transite por una más urgente y profunda igualdad social? ¿De qué tamaño será la paciencia de los sectores marginados de la sociedad?
Un tercer punto también álgido, que se comenzará a resolver una vez ganadas las elecciones del 2 de junio tiene que ver con el qué partido queremos construir: ¿el amorfo de masas que hoy subsiste o uno que opte por la opción del partido embrión? Al respecto vale la pena consultar lo que hoy ponen en el tapete de la discusión en Tribuna Comunista 584 de este mes de mayo Henrique Canary con su crítica a la teoría del “partido embrión” y Marco Vinicio Saldaña Valero (“Emergen nuevas fuerzas de izquierda porque Morena se queda atrás”). En ambos textos muchas lecciones que aprender.
Así pues, sería un grave error de percepción política pensar que las disputas sobre la materia –sobre política, pues– van a terminar el 2 de junio.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada