jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: La continuidad de la pelea

Sergio Gómez Montero*

Un día,
los intelectuales apolíticos de mi país (…)

Nada se les preguntará sobre sus justificaciones absurdas,
crecidas a la sombra de una mentira rotunda

O. R. Castillo: “Intelectuales apolíticos”

Y la lucha continúa. Es natural. A pesar de que todo se hizo y se está haciendo de acuerdo con la ley y las instituciones, los grupos de extrema derecha del país siguen, desde hoy, instigando a la fuerzas armadas para que intervengan en la vida social del país para intentar cambiar el rumbo de las cosas (Eruviel Avila) o la extrema neonazi sale a la calle en busca de pelea (provocación) y condena las acciones que emprende el gobierno electo del país. De tal forma, pues, se busca que el país arda en las calles para que así, obligatoriamente, las fuerzas armadas (hoy en los cuarteles) salgan a las calles, repriman y se provoque de tal forma una conflagración que impida que el primero de diciembre próximo Andrés Manuel López Obrador, pacíficamente, tome posesión del gobierno del país.

Esa es, claramente, la intensión de esos grupos.

Nada nuevo lo anterior, se puso en práctica ya en Honduras, Nicaragua, Venezuela, Colombia (con diferentes formas), Ecuador, Brasil, Argentina y Chile, pues se quiere que de ninguna forma esos países adquieran autonomía y puedan así contribuir a levantar un polo económico ajeno a los intereses y tendencias capitalistas dominantes hoy en Estados Unidos, por más que históricamente se le haya demostrado a ese país que América Latina con él no quiere tener sino relaciones de respeto y amistad, pero que económica y políticamente la autonomía es un factor que no puede ser violado de ninguna manera ni por él ni por ningún otro grupo de poder que instigado por ellos, como hoy en México, trate de violar lo que electoralmente ya fue validado por los habitantes del país. Da pena, pues, que con marchitas como la del domingo pasado algunos de esos grupos neonazis impulsen luchas que desde el principio estaban perdidas, como las del supuestamente nuevo aeropuerto de la ciudad de México: un aberrante proyecto que lesionaría gravemente el medio ambiente de la cuenca y el valle de México. Haber descuidado eso, con la construcción de ese aeropuerto hubiera sido una aberración ecológica, ambiental y de desarrollo humano.

Lo que sí es evidente (lo fue desde que López Obrador era candidato a la presidencia del país) es que la democracia popular que hoy impulsa AMLO no tiene mucho que ver con los intereses de quienes tradicionalmente, desde fines de la revolución del 17 hasta hoy, han tenido a su cargo la conducción gubernamental y económica del país, quienes se niegan, ahora que ya no tienen a su cargo esa conducción, a respetar las leyes e instituciones que finalmente reconocieron el triunfo electoral de López Obrador y lo que será su gobierno, quien se vio respaldado por un poco más de 30 millones de votantes. Por eso, esos grupúsculos provocadores, hoy, tienen que respetar, como sea, lo que dentro de la ley se proponga hacer el nuevo gobierno del país.

A nadie, pero a nadie nos conviene, de verdad, no respetar las reglas que ese gobierno se ha impuesto e impulsa. ¿O acaso se quiere una nueva constitución, como Monreal lo está buscando, en apariencia?

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@gmail.com

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