Sergio Gómez Montero*
La práctica política, desde sus orígenes (en tiempos, ya muy remotos, de predominio del pensamiento mágico) es una de las actividades más complejas que siempre han existido, porque la lucha por el poder social siempre ha sido, sin duda, una tarea en donde se deben poner em juego todas las habilidades humanas. Ella también, desde los tiempos de Bruto por ejemplo, implicó el poner en juego las artes más sucias (el asesinato) para alcanzar los fines que se perseguían. Desde luego, el poner en juego esas artes sucias le tocaba hacerlo a los sectores más deleznables de la sociedad.
Pero hoy, en el país, ¿qué fue lo que hizo la diferencia en las campañas políticas recientes; en general, aunque en particular en lo referente a las campañas presidenciales; de dónde la diferencia abismal de una candidata respecto a sus dos oponentes? Es fácil decirlo, inteligencia y verdad, pero concretarlo en la práctica de seguro no fue nada sencillo. En principio, saber con casi tres años de anticipación que se era la favorita para darle continuidad a un proyecto –el lópezobradorismo– que era ampliamente aceptado por casi toda la población del país implicó, entre otras cosas no desatender, para nada, las tareas que se tenían a cargo –el gobierno de la Ciudad de México– y que hoy van a permitir que su sucesora, Clara Brugada, siga gobernando esa metrópoli monstruosa, y al mismo tiempo dividir su atención para meterse de lleno, con tanta anticipación, a prepararse para asumir su nueva tarea: el gobierno del país. Nada fácil la tarea, pues, y para llevarla a cabo era precisamente necesario poner en juego dos elementos que siempre estuvieron presentes, sobre todo desde el momento en que de manera formal se iniciaron las campañas políticas: inteligencia y verdad acompañaron siempre las actividades de una candidata que siempre vio con absoluta claridad el qué hacer en el muy corto plazo para preparar el camino para el futuro inmediato.
Contó la experiencia, desde luego. El recordar a su madre luchando desde la Facultad de Ciencias de la UNAM por los pliegos de demandas del 68. A ella, desde allí mismo, junto a todos los camaradas del CEUX metidos por impedir la elitización de esa misma UNAM y desde allí siempre cercana a las luchas que venían desde atrás y desde abajo y que exigían democratizar y hacer más justo e igualitario al país. Desde atrás también su cercanía con AMLO la marcó desde el principio y por eso siempre lo acompañó en las luchas múltiples que emprendió para democratizar al país. Siempre marchó con él, con una fidelidad a prueba de todo, y como era preciso darle continuidad a lo iniciado, no se tuvo duda a la hora de definir el quién.
Y así, si bien la decisión fue relativamente sencilla, el llevar a cabo la tarea política que ello implicaba fue en donde hubo que echarle muchos kilos a la tarea para que ella se desarrollase con la mayor claridad y contundencia posibles, y fue allí en donde la estrategia de inteligencia y verdad tuvo un peso político apabullante, que, sin duda, va a conducir al triunfo.
(Sí, nos vemos pronto en la Primera, con la maestra Ana, a tomar un café en La Hogaza, junto a una rebanada de pan de centeno)
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada