Sergio Gómez Montero*
Toda mi claridad es noche oscura,
sol negro desviado por un muro
L. Ivo: “Claridad”
Si Bernie Sanders tuviera razón, los estadounidenses el martes próximo no tendrían por qué dudar: al menos las previsiones demoscópicas (que le dan una ligera ventaja a Biden sobre Trump) se cumplirían. Pero el panorama se muestra muy ensombrecido aún al respecto, tanto por las amenazas de los ultraderechistas de sabotear violentamente el proceso electoral, como por, indistintamente, el comportamiento alentador de la economía y la indecisión de muchos electores de ir a las urnas (el abstencionismo que hace cuatro años influyó de manera determinante para dar el triunfo a Trump).
Pero si los pronósticos se cumplen, el martes próximo los demócratas tendrán la mayoría en el Senado, aumentarán su ventaja en la Cámara de Diputados y Biden será el nuevo presidente del país vecino al norte, lo cual para México significaría quitarse en lo inmediato el peso que hoy implica estar sometidos a las intemperancias del actual presidente de Estados Unidos. Es mucho, pues, lo que hoy, para nuestro país, está en juego el martes próximo con las elecciones de Estados Unidos.
Pero, se preguntan los analistas políticos del país vecino, ¿por qué las dudas que aún subsisten respecto al proceso electoral del martes? Por una razón en apariencia sencilla: Estados Unidos es, desde mucho tiempo atrás (desde que nace como nación independiente), un país profundamente conservador y por eso su tendencia, en momentos claves, de apostarle a la derecha a la hora de las decisiones trascendentales como la que se tendrá que tomar el martes próximo y que a nosotros, al país, nos mantiene en ascuas, pues querámoslo o no el factor Estados Unidos, a la hora de gobernar, pesa de una manera determinante y ejerce, por ende, muchísima presión, pues sería muy distinto si esa presión, regionalmente, no la tuviéramos tan cerca. Es cierto, se ha dicho aquí, el factor Estados Unidos en el caso de América Latina es un lastre del cual los pueblos de la región no se han podido desprender y por eso, a la hora de tomar decisiones, siempre lo deben tener presente desde la Patagonia hasta toda la frontera norte de nuestro país, por eso hoy, particularmente nosotros, nos mantenemos en ascuas respecto a lo que pasará el martes próximo, dado que ello, sea cual sea el resultado de las elecciones en el país vecino afectará nuestro futuro. Si gana Trump, ello va a implicar el endurecimiento de las relaciones entre ambos países, tal como lo mostró la detención unilateral del general Cienfuegos, que para nada se sujetó a un proceso mínimo de consulta con el gobierno de México. Si ganan los demócratas, el ala más liberal de ellos (Sanders y Pelossi) puede influir para que las relaciones entre nuestros países sean más tersas que hoy. Pero también dentro de los demócratas hay un ala conservadora, cuya imprevisibilidad es muy alta y probablemente negativa para el país.
Sea como sea, pues, varias cosas se definirán, también para México, con las elecciones del martes próximo en Estados Unidos, manteniéndose vigente así aquello de ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx