jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: Gobernar en la crisis

Sergio Gómez Montero*

No hay muerte sino yerba calcinada.
No hay muerte sino sangre a borbotones.
No hay muerte sino hierros retorcidos.
F. Jamis: “El pueblo afirma: no hay muerte”

Es difícil escribir en tiempos de crisis. La obsesión le gana a uno, pues la incidencia de las malas vibras que llegan de todos lados (España, Brasil, Estados Unidos y ahora el Reino Unido o Fincial Times), mientras, en México, la avalancha no cesa y el gobierno de López Obrador, mientras gobierna, tiene, al mismo tiempo, que resistir las andanadas mala onda en su contra, , que buscan a través de esa guerra blanda (hasta ahorita) removerlo, a como de lugar, del puesto que ganó abrumadoramente en las urnas.
¿Por qué esa ibsesión ¿Quién patrocina esas acciones de guerra; por qué no dejan gobernar en paz?
Gobernar, en general, es, sin duda, una de las tareas más difíciles a las que se enfrenta ek género humano, por el cúmulo de intereses que atraviesan esas tareas, a la que el capitalismo se ha encargado de convertirla, virtualmente, en un proceso más de acumulación de capital, al tiempo que es la parte desde la cual se cumplen las principales tareas del Estado, lo que convierte a ese ejercicio en uno de los estratégicos para ejercer las tareas de dominio que hay que llevar a cabo. Un ejercicio de dominio que cambia, obvio, cuando cambian los objetivos del sistema en su conjunto, como hoy está pasando en México, en donde tratar de ponerle fin al neoliberalismo implica modificar sustantivamente a todo el sistema que es la base del neoliberalismo. Modificar, pues, así, al capitalismo es obvio que no es admitido por quienes se ven beneficiados por ese sistema y de allí el impulso a la guerra blanda emprendida en contra de AMLO. A quien consideran el principal promotor del gobierno que promueve el fin del neoliberalismo y por ende del capitalismo en el país (cosa que aún muchos dudamos, pero que, para los neoliberales, no hay duda).
En otras etapas históricas de América Latina (cuando Mariátegui y el APRA en Perú), también el capitalismo sintió que sus intereses iban de por medio y por eso no dudó en irse en contra de ese país para, según ellos, defender sus intereses. A pesar de que Haya de la Torre y Mariátegui, entre otros, lucharon arduamente para defender los intereses de su país, la guerra blanda emprendida en contra de ellos triunfó y Perú se quedó sin el gobierno que buscaba, vía un populismo indigenista, darle mayor impulso a un gobierno que defendiera los intereses de la mayoría de la población. No se pudo lograr.
Es decir, el empoderamiento de las guerras blandas en contra de gobiernos libertarios en América Latina ha sido una constante, al cual esos gobiernos, hasta hoy, como lo demuestra en la actualidad México, es una constante que en diversas ocasiones ha dado resultados positivos a quienes las promueven. ¿No habrá llegado, hoy, en nuestro país, la hora de ajustarles las cuentas a quienes están promoviendo acciones tan poco alentadoras para la Nación?
¿Qué dirían Morelos, Juárez, Zapata al respecto?
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx

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