miércoles, diciembre 18, 2024

ISEGORÍA: El sistema de lo insólito

Sergio Gómez Montero*

Ya la mañana viene sobre carretas pobres,
carretas que traen de lejos su catedral de fatiga

M. del Cabral: “Oda escrita en la piedra”

 

Mi tiempo de escritura se acorta (este artículo estaba casi listo desde el pasado viernes pero hasta hoy lo terminé). Me gana la enfermedad, luego de 55 años de permanecer en el periodismo y un poco más en la escritura si tomo en cuenta mis publicaciones en revistas literarias. Es decir, luego de 50 años del 68, en donde por cuestiones de la vida ese día llegué tarde a la Plaza y eso me salvó de estar a la hora de la masacre y las detenciones. Pero seguí vivo y actuando aún con mi brigada. Bueno, el 68, desde hace 50 años y un poco más me enseñó que este país es insólito hasta ahora y sin estar seguro si, por ejemplo, hasta unos días después del primero de diciembre de este año seguirá siendo insólito. ¿Quién está seguro de eso?

Para no ir muy atrás en la historia, basta leer hoy el artículo de Pedro Salmerón Sanginés que aparece publicado en La Jornada, cuyo título es “Bucareli: el secreto que nos condena al subdesarrollo” y que hace referencia al Acuerdo o Tratado de Bucareli (hasta hoy secreto aún en gran medida), uno de los momentos más tristes de nuestra historia y que da marco precisamente a nuestra inserción a fortiori en el neocapitalismo que se perfila después de la llamada primera guerra mundial y que hasta hoy, precisamente, nos mantiene a nosotros inscritos también en un sistema de lo insólito en donde suceden acontecimientos que se distinguen por delitos de todo tipo de calaña y que por más graves que sean (la compra de petróleo a estas alturas del partido, paralelo ello a la compra fraudulenta de la Casa Blanca, la ausencia de culpables por lo del 2 de octubre del 68, Acteal, Ayotzinapa y tantas crímenes en donde la intervención del ejército ha sido manifiestamente delictiva) a nadie se castiga hasta hoy como la ley lo señala, lo que crea un sistema de complicidades manifiesto y de impunidad creciente que cada día da más pena. A eso aquí lo llamo yo, de manera paralela, sistema de lo insólito, en donde mucho sucede fuera de la ley pero todo queda impune, sin castigo.

Por eso para nosotros, los sobrevivientes del 68 (y que la gran mayoría nos formamos como militantes de la Juventud o del Partido Comunista) esa fecha quiere decir más que recuerdo o memoria, LUCHA, así, con mayúsculas porque desde esa fecha (o un poco antes, quizá) nos tocó saber que en este México de lo insólito en ningún momento íbamos a dejar de luchar mientras siguiera vigente el Tratado de Bucareli, el que mañosamente Álvaro Obregón firmara para pagar por siempre a Estados Unidos los supuestos daños y perjuicios causados a éste durante los conflictos militares de la Independencia, a cambio de nada, pero sí con la obligación implícita de quedar atados al capitalismo monopolista desde aquel entonces encabezado por Estados Unidos con todo lo que eso implicaba que era mucho, la verdad, a cambio virtualmente de nada.

Más nos vale no olvidar ese Tratado malhadado, si alguna vez en el corto plazo queremos obtener de nuevo nuestra libertad y soberanía como país.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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