jueves, febrero 27, 2025

ISEGORÍA: El país de nunca acabar

Sergio Gómez Montero*

Me hablas de revolución

a cada instante Valeria porque así

tus hormonas se multiplican

S. Ibargoyen: “Epigramas a Valeria”

¿Cuáles son las cuatro contradicciones que hoy caracterizan al capitalismo? Marcelo Colussi lo expresa así en su texto “Contradicciones del capitalismo” (Con Nuestra América, 27-7-19): Uno, la contradicción capital-trabajo; dos, la contradicción capital-naturaleza; tres, el racismo y la contradicción étnica; y cuatro, el patriarcado y las contradicciones varones-mujeres. Buscar el desvanecimiento de esas contradicciones se convierte así, por ende, en una tarea en que las fuerzas de izquierda, hoy, deben concentrar sus esfuerzos si es que quieren avanzar en sus afanes sociales. Hacerlo de manera inmediata a través de un cambio revolucionario o irlo haciendo poco a poco, por lo general optando por la vía electoral son las vías que tienen a su alcance. Las dos formas son válidas y ambas van a encontrar siempre una oposición radical por parte de quienes se niegan a dejar el poder. Pero de que las dificultades son muchas, lo son.

Pero en ese camino de desvanecimiento de las contradicciones que caracterizan hoy al capitalismo es fácil, muy fácil, quedarse a mitad del camino, al margen de que, desde el principio, se tenga identificado desde el inicio que el enemigo principal del desarrollo social (y no sólo económico) son las contradicciones mencionadas, las que, primero, dejan una herencia de destrucción social profunda (la rotura del tejido social, descomposición en múltiples niveles y polarización en la distribución del ingreso, por mencionar algunas cuestiones relevantes). El peso de esa herencia, así como las dificultades para gobernar que conlleva el impulsar nuevas políticas estatales de gobierno, a las que igualmente se oponen los antiguos dueños del poder, hacen que el nuevo gobierno se enfrente con un calvario cuyas doce estaciones parecieran nunca terminar, pues cada actividad que se impulsa genera la inconformidad, el repudio o el sabotaje de los antiguos controladores del poder, ya que para ellos nada de lo que se hace nuevo está bien hecho, pues lastima de manera profunda sus intereses creados. Nada, así, pareciera garantizar el derrumbe de las contradicciones del capitalismo, y por eso no en balde han pasado más de cien años antes de que el socialismo se haya consolidado sólidamente en algún país del mundo.

¿Por qué? Quizá porque otro problema fuerte para desvanecer las contradicciones del capitalismo es caer en la trampa del desarrollismo: es decir, creer que conciliando con el antiguo régimen es como mejor se puede alcanzar el desvanecimiento de las contradicciones, sin darse cuenta, por el contrario, que esa conciliación lo único que logra es abriracaminos cada vez más amplios para que, precisamente, el viejo régimen vuelva a establecerse y no sólo eso, sino a descomponerse peor a como era en un principio, como hoy los demuestran países que alguna vez se llamaron socialistas, tales como Hungría, Polonia o Checoslovaquia.

En fin, cualquier parecido con lo que hoy está pasando en México es pura coincidencia, ¿no cree usted? Digo, sólo hay que estar atento.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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