Sergio Gómez Montero*
Ser radicales como la semilla,
la que fecunda la tierra
y la que cava en el útero
R. Landa: “Ser radical”
En esta etapa de crisis provocada por la pandemia, ella se manifiesta de manera sensible tanto en lo económico (que es lo que más duele) como en lo emocional (en donde se diluye y uno no sabe ni qué está pasando y lo conduce de allí a la histeria). Algo así pasa hoy en Baja California, en donde la 4T como Estado, definitivamente no ha logrado vislumbrarse. El estado, como tal, en donde conviven indistintamente varios sectores de clases sociales (desde inmigrantes de diferentes estratos sociales, hasta nativos que también pertenecen a diferentes clases sociales), pero que todos tienen en mente, de una u otra manera, la estrellita de la vida en el país vecino, cuya referencia se torna siempre ineludible. Y esto último es lo que hace particularmente incomprensible por qué el gobernador Bonilla gobierna como gobierna, más de una vez en contra de los dictados de la 4T.
Así, por azares del destino me vi en la necesidad, por estos días, de volver a acercarme (aprovechando la reclusión obligatoria en casa), de ver un video que ilustra sobre el texto de Lenin, “¿A qué herencia renunciamos?”, y que me hizo pensar mucho en el por qué las resistencias de la clase media ilustrada a perder las canonjías adjuntas al salario (bonificaciones, sobresueldos, bonos, viáticos y demás) y que son equiparables y superiores al salario, razón por la cual se niegan a la jubilación y tratan de permanecer en sus plazas por los siglos de los siglos y de allí que las plantas docentes de nuestras escuelas desde el kínder hasta el posgrado se caractericen por su vejez y falta de creatividad, y no se diga (¿verdad don Porfirio?) las plantillas de nuestros políticos. En ambos casos ello ayuda a explicarse el desencanto que prevalece en esos sectores de población respecto al régimen de la 4T que, al margen de no cumplir sus expectativas inmediatas de mejores salarios, tampoco ha impulsado sus deseos de crear y fortalecer (la sociedad civil) que limitase, lo que ellos denominan, las tendencias dictatoriales de López Obrador. Pero si eso sucede con esos sectores de población, ¿cómo se explica que un gobierno estatal que surgió de las filas políticas de la 4T se esté oponiendo abiertamente al gobierno central de esa 4T al mismo tenor que lo hacen los gobiernos estatales del PAN y del PRI, él en el caso de una región estratégica como Baja California, que tendrá en 2021 elecciones para elegir gobierno estatal, a pesar de las trampas y fraudes que impulsó el actual gobernador Jaime Bonilla Valdez para que eso no sucediera (y pusiera en vilo así que MORENA no repita como ganadora de esas elecciones), y que es quien hoy, como si fuera gobierno opositor, impulsa toma de casetas en carreteras federales, solicita remoción de funcionarios federales (Secretario de Comunicaciones y Transportes, Director General y Delegada del IMSS en el estado) y mete zancadillas a cada rato a las políticas federales en su afán, confía él a sus allegados, de alcanzar así un puesto que ya le prometieron en el gobierno central una vez que termine su mandato.
¿Cómo entonces, pues, construir al Estado así, con esos acompañantes? ¿Se podrá o no se podrá pasar más allá del Estado desvanecido que hoy existe?
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx