miércoles, diciembre 18, 2024

ISEGORÍA: Del proyecto a la realidad

Sergio Gómez Montero*
No fue fácil, ni mucho menos, la actual temporada electoral. Ella, como todas en las cuales le ha tocado participar a Andrés Manuel López Obrador desde su natal Tabasco (en donde, desde entonces, Roberto Madrazo ya se le atravesaba por el camino) ha tenido que enfrentar siempre los demonios de quienes echan mano de todo tipo de argucias y trampas para fraudear los procesos comiciales. Hoy, por ejemplo, la guerra sucia hasta el último día de la campaña nunca cesó, como, el día de la votación, tampoco cesó la provocación a la violencia ni la compra de votos ni otras argucias y cochupos electorales, todo ello con la finalidad de sabotear y de tratar inútilmente de cancelar las votaciones por parte del Poder Judicial (ello, hasta ahora, sábado en la tarde, no se vislumbra). Toda, toda la carne al asador para evitar que la vía de superación social escogida por la mayoría de la población del país continúe adelante.
Es decir, si de por sí la votación es un momento extraordinario en la vida cotidiana de una nación, él se torna particularmente pesado y oscuro cuando se ve atravesado, como hoy, por la carga excesiva de malas artes (guerra sucia) que lo atraviesan; malas artes todas ellas puestas en juego por parte de una oposición que se resiste a aceptar que su permanencia dentro del país se reduce cada vez más a pequeñas porciones de la población, ubicadas ellas en lotes cada vez más pequeños del territorio nacional.
Modificada, pues, de raíz la realidad social, toca comenzar a pensar en el qué vendrá en el futuro inmediato, ¿cómo, de qué manera será que el país se debe de organizar para vivir de acuerdo a las características de esa nueva realidad social?
Desde luego que en el proyecto de Nación (y con los diez puntos centrales que se desprenden de él) que le tocó enarbolar a Claudia Sheinbaum se puede vislumbrar hacia dónde va a caminar el país de aquí en adelante, aunque esa visión genérica que de allí se desprende, al convertirse en administración pública va a sufrir las modificaciones que se sufren al dar el paso de la teoría a la práctica, siendo las necesidades reales de la población las que deben predominar al hacer los ajustes que se deben hacer. Porque, no hay que olvidar, la realidad con la cual el gobierno se enfrenta, es la dura realidad que 36 años de neoliberalismo le heredó al país y que, deshacerse de esa herencia, no es una tarea nada fácil, de “Enchílame otra, gorda”.
De hecho, pues, los primeros pasos del nuevo gobierno no serán nada sencillos, ya que comienzan desde individualizar a la nueva administración -darle forma singular al mando–, conformar equipo de trabajo, hasta, de inmediato, asumir tareas de gran trascendencia: por ejemplo, concretar las reformas pendientes, sobre todo aquellas, una, logre conformar un nuevo Poder Judicial; dos, modifique sustantivamente la vida electoral del país, y de ahí pa’l real.
Comenzar a vislumbrar ese panorama lo llena a uno de optimismo, mientras disfruta su taza de café. A quien tiene que realizar la tarea, más le vale estar preparado para la talacha por venir.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada

Artículos relacionados