Sergio Gómez Montero*
ni burocracia
ni hipocresía
ni clerecía (…)
—¡Ah, si en mi país…
N. Santa Cruz: “América Latina”
Falta casi una semana y el ambiente está muy caldeado. Las apuestas esperan tener un comportamiento similar al de hace seis y doce años atrás: ver en la lona, otra vez, al Peje o al señor López, como despectivamente se refieren a él. Más ahora, cuando un peso pesado entró a la pelea para tratar de ganar la lid desde la báscula, tirando el descontón desde el principio, pues tales fueron las instrucciones que desde la esquina giró el manejador Carlos Salinas de Gortari. No, no fue en balde la fiesta de los setenta (te gano con dos Carlitos, desde que coincidíamos en las calles de la Educación, ya te ganaba con dos). Allí, cuando tomaste en tus manos la estrategia de la campaña y, como en las fiestas de El Padrino, todos los miembros de la familia (los políticos, los jueces, los empresarios) llegaron para recibir órdenes del cappo di cappis y hacer lo que se les ordenaba.
Nada sorprende, pues, todo está ordenado ya de antemano y pactado.
A nadie (virtualmente a nadie) sorprendió el ataque de Slim (a partir de hoy, martes, subidos ya a ese caballo también Anaya, Meade y Zavala) en contra de AMLO el fin de semana por el NAICM, cuya inversión defendió perrunamente a nombre del país el empresario de origen libanés como si él fuéramos todos los mexicanos, combatiendo todos en bola por tener un lugar en Forbes entre la lista de multimillonarios del mundo y no, más bien, como sucede en la realidad, ocupando un lugar en la lista de más de 50 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza y que somos quienes le han permitido a Slim, Anaya, Salinas, EPN, Bailleres, Meade y algunos otros enriquecerse de una manera escandalosa.
No, no falta saber mucha economía (ni siquiera marxista, “economía” sólo) para saber cómo desde hace aproximadamente 40 años atrás la polarización de la riqueza en México se incrementó de una manera brutal, incrementándose así también de una manera brutal la pobreza y reduciéndose a su mínima expresión el número de ricos riquísimos que alimentan precisamente la lista de Forbes y que entre ellos (incluyendo al Chapo y otros narcotraficantes) tienen negocios múltiples que les brindan grandes ganancias gracias a la sobreexplotación del trabajo y sobreexplotación de la tierra.
En términos estratégicos por parte de los enemigos de AMLO los debates que se inician el domingo están definidos: descontón y en bola en contra del único enemigo, porque él es el único que existe. Por más que los mozos de espada periodísticos al día siguiente en las páginas de sus publicaciones traten de modificar los sucesos dominicales, no lo van a lograr. La corrida ya está definida de antemano. Lo único novedoso va a ser la manera en qué el tabasqueño va a responder a ese ataque en bola, aunque ya también eso está definido de antemano. Tampoco allí habrá sorpresas si es que Gramsci se conserva en la esquina del seguro triunfador: “La verdad siempre es revolucionaria”, aconsejará una y otra vez el maestro italiano.
Bueno, ya está delineada la pelea del domingo.
*Profesor jubilado
gomeboka@yahoo.com.mx
