Sergio Gómez Montero*
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia
B. de Otero: “Pido la paz y la justicia”
51 años hace de los hechos hoy simbólicos, de lucha intensa entonces, en los cuales muchos compañeros terminaron recluidos en ergástulas de pena y de dolor y otros muchos terminaron muertos o desaparecidos. Otros, tuvimos suerte, y sin dejar la lucha, andamos aquí aún luchando. Pero, desde entonces, desde el 68 el Estado malévolo existente de mediados de los 20 del siglo pasado quedó denunciado y descubierto y se supo que, en contra de él, había que luchar hasta crear un nuevo Estado. Hoy, precisamente se está en eso. Se camina lento, pero se está caminando y en algún momento la marcha tendrá que ser más acelerada. Ya lo escribimos: eso será tarea de los jóvenes y los niños de hoy.
Pero, ¿cómo es que hoy se gobierna? Con dificultades de naturaleza diversa, que hacen del gobierno un verdadero calvario dadas las herencias con las cuales hay que gobernar y que sin duda dificultan la tarea, pues son muchas la deudas a saldar, muy morosos los deudores con los cuales hay que negociar y poco veraces y objetivos los jueces que tienen que emitir el juicio al respecto (¿o será que la ley, como argumentan los jueces, es insuficiente para emitir castigo?) De esta manera, pues, la Cuarta Transformación –un catálogo de buenas intenciones mañaneras– camina a trompicones y a veces cometiendo errores garrafales que uno no termina de explicarse: ¿por qué, aún, Enrique Peña Nieto anda sonriente y libre por Europa jugando con su novia, cuando aquí tiene tantas deudas que saldar (díganlo si no las tropelías de Diego o lo mucho que acaba de revelar el SAT, que quedará, quizá, como en el caso de Polevski y Guevara en puros y simples errores contables; acaso se resolverán así todos los fraudes que allí se encierran y como blancas palomitas, todos los allí involucrados, evadirán las penas y castigos correspondientes)? ¿Cómo resolverá la Cuarta Transformación la trifulca de Baja California que, armada por el PAN, en términos de ley hará que el estado durante los dos años próximos camine en un caos económico y político de dimensiones inconmensurables (luego que el PAN creyó que ellos iban a gobernar el estado por los siglos de los siglos y que nadie les iba a poner un límite), sin que se tenga certeza de que luego, MORENA, vuelva a ganar las elecciones por las dificultades que Bonilla va a enfrentar para gobernar, sino se comienzan castigando los fraudes que Kiko de la Vega cometió y que tienen a Baja California hundida en un hoyo de dimensiones inconmensurables?
Pero no son sólo los fraudes fiscales y el caos en que están metidos casi todos los gobiernos estatales lo que dificulta hoy la tarea de gobernar, sino las promesas hasta hoy falsas del empresariado sobre proyectos de inversión que nadie sabe ni dónde ni cuándo van a comenzar y que siguen dificultando el arranque de la economía nacional para así defenderse de un entorno internacional crítico y caótico del capitalismo, dadas las locuras de Trump y la insuficiencia del grupo de los siete para frenar esas locuras e impulsar, como se requiere hoy, de impulsar, al margen de Estados Unidos, otra vez la economía mundial capitalista, que no sabe qué hacer frente al impulso que han mostrado las economías de Rusia y China.
Así pues, entre pedir imposibles (frenar a Trump desde sus trincheras) y castigar como debiera ser a quienes cometieron fraudes incalculables en el país y que se mantienen impunes, el calvario por el que hoy atraviesa el gobierno de López Obrador hace que sus actos de gobierno parezcan ser tareas impías que definitivamente nunca se llevarán a cabo, más difíciles que atinarle al MELATE, la mera verdad. ¿O no?
¿Hasta cuándo, pues, seguiremos siendo el Estado fallido que desde años atrás somos?
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx