Sergio Gómez Montero*
La actividad política no es fácil. Todo lo contrario, pues ella es el flanco de batalla más expuesto a la hora de las disputas por el poder. Ella exige, desde el principio, dar la cara, no esconderse y conlleva sacar de casa todos los trapos sucios, como bien lo recomendaba don Jesús Blancornelas. Conocedor profundo de tales menesteres, don Jesús, sobre eso, no se andaba con medias tintas: el que no sabe nadar y escurrir el bulto, que no se meta al tanque de los tiburones. Sobre advertencia no hay engaño… Pero, ojo, desde 2000 (y desde antes), en este país las cifras marcan un rumbo bien claro: quien más muertos ha tenido que rendir en términos de lucha política, siempre ha sido la izquierda, ni dudarlo.
Aunque hoy, habría que dejar claro al respecto que como parte de la sucia, muy sucia guerra sucia que acompaña a la actual campaña electoral, empujada abiertamente por la reacción, una táctica que busca impulsarse con fines aviesos (nulificar el proceso electoral) es crear ambientes de falsos pánico y zozobra para, así, tratar de tener amañados argumentos para alcanzar el fin avieso que persiguen. Por eso, para ello, hoy están llevando a cabo toda una serie de tertulias macabras como a las que son tan afines los contertulios de El Yunque, el grupo paramilitar de los conservadores, uno de cuyos reductos más relevantes se encuentra en Guanajuato, en donde cuentan con la protección y cuidado de dos fuerzas relevantes: los grupos de poder de ese estado y los agresivos narcotraficantes que allí operan.
El circo, pues, como diría un anuncio del Cirque du soleil comienza con todo su esplendor, refiriéndose así al despliegue de malas artes a las que son afines quienes hoy, en el país, no quieren que sigan adelante los cambios sociales (leves, apenas sensibles) que impulsa la transición sedosa que se lleva a cabo desde la 4T y que hoy tiene a Claudia Sheinbaum como su candidata. Tristes, cabizbajos porque su candidata no pinta y cada vez se hunde más no se tientan el corazón a la hora de impulsar todo tipo de malas artes para conservarse en la palestra, pues saben que ello es garantía para, en sus pataleos desesperados, tener así plataforma para su último, fraudulento, intento de sobrevivir.
Para describir así pues lo que hoy sucede en el país, tomo prestado el siguiente párrafo de la novela más reciente de Laura Restrepo (Canción de antiguos amantes) que mucho nos hace pensar en esa realidad: “Los cansabas a todos con anuncios de calamidades, que esto, que lo otro, que la noche eterna había empezado ya, que antes de morir cada uno vería su propia imagen vestida de duelo. Conocían tus manías y te seguían la corriente sin hacerte mucho caso”.
En fin, todos sabemos que el lawfare está anunciado y sabemos muy bien lo que hay que hacer para nulificarlo: inundar el próximo 2 de junio las casillas y votar por la izquierda de todas, todas.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada