FRANCISCO RODRÍGUEZ
La lógica elemental indica que cuando la cuestión económica y política se construye sobre una sólida base moral y buenas intenciones, el discurso razonado es adjunto, complementario. Lo penoso ocurre cuando el nivel de inmoralidad en falsos discursos que disfrazan la verdad con la verborrea.
Los analistas extranjeros están escandalizados con el régimen de la Corta Transformación, ven los mayores enfrentamientos militares contra los civiles desarmados. El colmo fue lo de la presa “La Boquilla”, en Chihuahua, cinco mil soldados que se oponen a campesinos que luchan por el agua, indispensable para la supervivencia.
Luego, en el sexto aniversario de la masacre de Ayotzinapa, celebrado con pomposas declaraciones que sólo avergüenzan a la opinión pública y a los familiares de las víctimas, la gente recuerda a los doscientos seguidores del candidato Henríquez Guzmán reprimidos en el Zócalo y cremados en los hornos del Campo Militar en 1952. Sólo reclamaban pulcritud.
Los augurios se desencadenan. Caen como pesadas lozas sobre el gobiernito modo Tepetitán que cada día está obligado a responder como dios le da a entender. ¡Gulp! Y tiene que adoptar un concepto que desgraciadamente no conoce: la estrategia.
Sin el deslinde de ética y política no puede haber una estrategia
Estrategia, una palabra pesada, apta para el manejo de conocedores del oficio de la política que definitivamente no es lo suyo. Los de Tepetitán confunden hasta las peras con las manzanas. Lo demuestran a cada gesto, a cada boletín, en cada foto de triunfadores, en todo aquello que se puede comprar con dinero.
Nadie se traga las aldabas de que se puede diseñar una estrategia cuando todas las naves han sido entregadas desde el primer round de la pelea. Ni un boxeador grogui puede reaccionar después de haber sido apaleado durante quince asaltos sobre el ring. La estrategia supone pasos, ruta crítica, idea del objetivo, y eso es lo que no hay.
El sentido común indica que, cuando no se ha deslindado la ética de la política, nadie puede diseñar una estrategia de gobierno. Ante la ambición de lo mal habido, la sevicia y la rapiña, están dejando un país dominado por el desenfreno vil, pulverizado y enconado como nunca se ha visto.
Y el “caudillo” presume el falso éxito de las estrategias sociales
Los chairos de la Corta Transformación enseñan las peores fauces de una estrategia: “somos muy perseverantes, muy tercos, muy necios, por eso que se preparen los conservadores, que se preparen nuestros opositores porque no vamos a dar tregua”, espetó desde el puerto de Veracruz el chairo mayor. La población le contesta: “ya vete”, “quédate en casa”, “ponte el tapabocas”.
Y el líder, el “caudillo”, estaba flanqueado por esas dos estrellas de provincia que son Cuitláhuac García, dizque gobernador y Javier May, presunto secretario del Bienestar. Los llevó para presumir el éxito de las estrategias y de los programas patito de ayudas sociales, todos fallidos y contraproducentes.
Los adversarios, motejados como guadalupanistas y cristeros por los comentócratas de postín, resisten a pie firme en el Zócalo, comparten sus alimentos con los soldados y policías enviados a reprimir, a pesar de las andanadas de manifestantes nylon que llegan hasta la puerta de Palacio Nacional con mariachis y una catarata de mentadas de madre contra los opositores. Es la única estrategia gubernamental para contener el grito de la opinión pública indignada con tanta desfachatez.
Militarizar todo, ¿la única estrategia al alcance de la 4T?
Mientras eso pasa, el supuesto Ejecutivo exige al Congreso aprobar que el Ejército y las Fuerzas Armadas controlen las aduanas, las vías aéreas y marítimas, a propósito de la lucha contra el narcotráfico. Mienta la soga en la casa del ahorcado, como si los armados, aparte de concesionarios de todo el supuesto sexenio brillaran por su honradez e imparcialidad.
Pero ésa es la estrategia a su alcance. El camino empedrado que avizora el nuevo México, lo que tiene escandalizados a todos los socios comerciales, lo que nos desnuda como republiquita bananera. Lo que ha sacado todos los trapos al sol, sin tener una remota idea de cómo se lavan. La que opera al “a’i se va” y los que vengan atrás que se suban a esta Barca de Guaymas donde todos vamos muertos.
Y al mismo tiempo, uno de los grandes ideólogos de la Corta Transformación, el impoluto Gerardo Fernández Noroña, es agarrado varias veces a huevazos y tomates podridos que dan en el blanco, por tratar de meter las uñas en el proceso electoral municipal de Hidalgo. ¿Quería seguir teniendo presidentes municipales para recibir sus moches?
¿O la estrategia de la Corta Transformación sólo es ganar tiempo?
Cuando el Canciller de Hierro, Otto von Bismarck, el vencedor de Napoleón, recuperó para el mundo el concepto de la estrategia florentina de Maquiavelo, lo hizo a base de una idea integral, geopolítica de alianzas inteligentes, de previsión de conflictos, de gran unidad nacional para resistir los embates.
Hizo de la estrategia un arte. Incorporando a todos, iguales y desiguales. Pero para los de Tepetitán ¿qué entienden como estrategia, aparte de la indignidad, el robo y el prevaricato? Porque con el engaño y la mentira sólo se construye más de eso.
La estrategia de la Corta Transformación es ganar tiempo, a base de declaraciones metecas y desafortunadas, de palabras falsas que no obedecen a ninguna postura seria y a ninguna idea de México. Alargar la agonía hasta que lleguen los tiempos de los batacazos, hasta que lo pueda permitir la conciencia popular.
Y aún no aparecen los huevazos y los tomates podridos
Y el supuesto Ejecutivo agrega que eso es para adelante, amenaza que un paso atrás, ni para tomar vuelo, para eso ha comprado al Ejército y a la Marina Armada, para eso se ha aliado con los ejércitos de los narcotraficantes. Para eso quiere que sirva el gobierno todo.
Hasta ahora todavía no aparecen los huevazos y los tomates podridos. No están en la agenda. ¿Para cuándo llegarán?, se preguntan los indignados de provincia
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: La única estrategia que hasta hoy le ha funcionado es la de dividir porque así cree que va a vencer. Nunca, como ahora, los mexicanos habíamos estado tan enfrentados unos contra otros. Nunca se había alentado abiertamente esa polarización desde el poder público que es prestado por tan sólo seis años.
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