FRANCISCO RODRÍGUEZ
Hace algunos meses el Nobel Paul Krugman escribió en The New York Times: ” muchos han descrito al gobierno de Trump como una kakistocracia –el gobierno de los peores– y no hay duda de que lo sea. Pero también podría decirse que es una ineptocracia, el gobierno de los ignorantes e incompetentes”.
Se refería a Donald Trump… pero aquí aplica. Las copias de los modelos ajenos para gobernar han llegado en México a convertirse en un auto de fe. Pero también las peores imitaciones de lo más dañino. La colonización mental nunca había sido el estigma que ahora alcanza proporciones nunca vistas.
La culebra se mordió la cola. Si en el pasado inmediato, el anterior sexenio, sufrimos la enorme corrupción de los peñanietistas absolutamente colonizados, cuyas mentes habían sido cooptadas desde los primeros años de vida para servir a los intereses foráneos…
… hoy estamos viendo en el chairopopulismo que la ambición del dinero y la corrupción avanzaron no sólo en esa dirección, sino también en la ruta de aplicar recetas dizque redentoras de teorías rebasadas por la historia: de un trasnochado izquierdismo que sólo entienden quienes se enriquecen a velocidad turbo con las insensateces de acabar con la riqueza patrimonial y pública.
Chairos creen ser la solución, cuando ellos son el problema
Es decir que, aparte de colonizados mentalmente por el aparato de dominación cultural estadounidense, agregan a su coleto la colonización mental de teorías desmentidas y derrotadas por la historia, sumamente agresivas del pueblo. No aptas desde todos los puntos de vista.
Teorías que ahora son suministradas por indolentes e incapaces, inhabilitados para cualquier tipo de gobierno. Gentuza que jamás conoció experiencias, métodos, procedimientos viables para desarrollar una empresa o un país. Grupillos de chairos envalentonados que se creen ser la solución a todos los problemas, cuando ellos son el problema central.
Recuérdese, por ejemplo, la lucha por integrar las planillas de quienes peleaban por la dirigencia de Morena que los desnudó totalmente. Los más conspicuos de esa ralea de salvadores, rábanos irredentos, argumentanan que “poner orden en el desmadre”, era la receta idónea para salvar los principios (?) de la Cuarta Decepción.
Somos lo que queda de un país hecho trizas por los incapaces
Como todo se ha convertido en un chiquero, los más trompudos se sienten con el linaje indispensable para coronar la obra de destrucción. Se apegan radicalmente al libreto impuesto por el “caudillo”. Defienden al extremo sus bravuconadas, son paladines del aquelarre. Y al defenderlo siguen destrozando lo que encuentran.
Somos lo que queda de un país hecho trizas por incapaces que socavan nuestras fuentes de identidad por ambas vías de colonización mental, pero que hoy están representados por el súmmum de lo peor: un grupo atrapado por todas las formas de penetración que existan. A falta de conocimiento real sobre la historia y las posibilidades de su propio país.
Un país en el que los medios de comunicación electrónicos ensalzan al nivel del paroxismo ridículas parodias y comedias de petimetres con inexplicables ratings de supuestas y amplias audiencias.
Un país relegado siempre a los últimos lugares de competitividad, capacitación laboral y productividad, medidos por las organizaciones internacionales del trabajo y del desarrollo económico. Ostentamos los primeros lugares en desapariciones forzadas, ejecuciones, torturas y delitos de lesa humanidad.
Pederastia, anzuelo que se ofrece a turistas extranjeros
Un país rehén de sus hijos migrantes, expulsados por falta de oportunidades hacia el extranjero y que, después de sufrir las de Caín, envían generosas remesas a sus familiares, el único circulante monetario de cuño legal que nos da para irla pasando.
Un país que presume como “industria sin chimeneas”, como paraísos propios, pobres espacios semi rurales, cuyo vergonzoso anzuelo es la pederastia y las excentricidades borderline. Recalcitramos el autoritarismo para huir de toda forma de democracia.
Un país balcanizado, fragmentado por las reyertas hacendarias, el control del trasiego, por quedar bien con el patrón del dinero, por obsequiarlos con cómodas facilidades impositivas y con ofertas de traspatio.
Un país que ha hecho propio el proceso de colonización mental de sus seres infantiles a través del consumo masivo para que los niños, después dirigentes, encuentre naturales la pobreza y la desigualdad, reforzando un sistema de preferencias psicológicas y morales.
Crean ejércitos de miserables controlados para la manipulación
En la conformación del aparato dirigente actual se encuentran todas estas anomalías del colonizado mental por las tácticas occidentales, pero también los vicios de una mala formación seudo izquierdista en las aulas que abandonaron por güeva y por revoltosos. Lo peor, nada más que junto y al mismo tiempo. Aderezado por la ambición dictatorial.
Los izquierdistas de la Cuarta Decepción se rehúsan a entender que no hay otra riqueza que la capacidad de la sociedad para utilizar en forma óptima los recursos naturales, humanos y técnicos de los que se dispone. Sólo quieren que los pobres sean más pobres.
Crear ejércitos de miserables controlados para la manipulación y el reeleccionismo perpetuo. También, que los ricos sean menos ricos para que no inviertan y el Estado entre a hacerse cargo de sus empresas, configurando un círculo cuadrado de desolación y pillaje, como siempre ha sucedido en los regímenes populistas y pedagógicos de derecha.
Hoy estamos en el peor momento, bajo el peor gobierno
Las viejas letanías del izquierdismo infantil, aplicadas con el disfraz del chairopopulismo, de un fascismo ordinario que se avergüenza de decir su nombre. Pero que finalmente demuestra que la culebra se ha mordido la cola. En el peor momento, bajo el peor gobierno.
El séquito de matraqueros, mercenarios de la política, lambiscones cínicos y mezquinos inconfesables, atiza el rencor y la ignorancia del populacho. Para eso nos gustaban. Por eso no hay que volver a votar por ellos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Ni aún en los actos protocolarios más serios AMLO deja de lado sus resentimientos de clase. Así, en el homenaje luctuoso al poeta Ramón López Velarde, el sábado, en Zacatecas, soltó: “Muchos en el mundo de las letras sostienen que no debe(n) vincularse los quehaceres intelectual y artístico con la política; aunque quienes así piensan casi siempre pertenecen al agrupamiento conservador, se refugian de esa manera en una pretendida objetividad, en la moderación del supuesto apartidismo o tratan de engañar afirmando que son independientes y apolíticos, cuando en realidad dicha postura es una forma fingida de tomar partido”.
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