Francisco Rodríguez
Cuando Stéphane Hessel sacó a la luz su ensayo ¡Indignaos! y propuso la insurrección pacífica contra cualquier manifestación del fascismo o del totalitarismo actuante y moderno, estructuró un alegato contra la indiferencia, en favor de la independencia y el ejercicio planetario de los derechos civiles.
El combatiente, formado en las filas de la Resistencia Francesa en la Segunda Guerra Mundial, recordó que durante ese período se creó la seguridad social, se nacionalizaron los bancos y las fuentes energéticas, se integró una prensa independiente y se abrió una forma de enseñanza no discriminatoria ni tendenciosa.
El libro tuvo un gran impacto entre los manifestantes democráticos de todas latitudes. Para su impresión en lengua española, encontró en el maestro humanista catalán José Luis Sampedro, un escritor de primer nivel en la península ibérica, la mejor pluma para redactar el Prólogo de la obra emblemática del Siglo XXI.
“Cada cultura ha tenido un referente, decía Sampedro –fallecido hace cinco años–, los griegos, el hombre; la Edad Media a Dios. En la actualidad, el referente es el dinero… para haber una democracia tiene que haber demócratas, y para ser demócrata hay que tener libre el pensamiento…”, expresó el humanista.
Sampedro sostenía que toda la educación que nos dan va contra la libertad de pensamiento. Si no se tiene, la libertad de expresión no tiene ningún valor. Deberían educar a los hombres “para pensar por nuestra cuenta, razonar y arriesgarnos por nuestra cuenta y ser cada cual quien es… estamos educados para no tener independencia y ser sumisos y buenos borregos”.
Quien opina sin tener libertad de pensamiento, tiene libre expresión
El pueblo vota, sin libertad, influido por los medios de comunicación que están todos en manos de los que mandan. Informan de lo que les conviene y de lo que no, no… “Cuando me invitan a venderme y vienen a comprarme, sólo digo que no.” Tan sencillo y tan difícil y peligroso.
Peor de peligroso es cuando los inteletules por cuales se alquilan para manipular la información, para crear las llamadas fake news, los memes degradatorios, cual en el reciente escándalo que bien podría llamarse Krauzegate.
Tan peligroso y demagógico es el populismo de izquierda como el de derecha, que patrocinan los Coppel. Estamos atenazados, confinados, reducidos necesariamente y nuestra voluntad se canaliza, consciente o subliminalmente por lo que los medios dicen que les ordenan. A eso se ha confinado el ejercicio de las libertades. Quien opina sin tener libertad de pensamiento, no puede tener expresión válida.
Esa lucidez de Hessel y Sampedro, caló hondo entre las jóvenes generaciones formadas en el período que contempló la agresión estadounidense de las guerras preventivas contra los que llamaron ejes del mal, la pavorosa crisis financiera subprime del 2008…
… y las nefastas consecuencias del crecimiento exponencial del fascismo europeo, en respuesta a la fragilidad de los sistemas políticos occidentales para responder al agotamiento de la economía, al resurgimiento del despotismo, y la obligada cancelación de las libertades civiles que trajo como consecuencia casi irreversible.
Esclavitud del pensamiento, dirigida seriamente a la desinformación
Los sistemas políticos se aferran a permanecer en base a estas coordenadas. Para ellos, la existencia de las desigualdades y la agudización de las míseras condiciones de vida, con su correspondiente enajenación colectiva que busca eternizar el mando en unos cuantos, es el sursum corda, la razón de ser de su hegemonía política.
La proclama desaforada e intolerablemente ignorante de Enrique Krauze, al anunciar que demandará a la diputada Tatiana Clouthier por haber develado su participación, como coordinador, de una de las varias campañas negras lanzadas en contra del entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, es ejemplo claro de la intolerancia que no debemos alentar.
El viejo grito de la claudicación mexicana, ¿para qué gano, si puedo perder? –que animó a los Coppel, Larrea, et al para sufragar la campaña negra de Krauze–, está en la base de la esclavitud del pensamiento, dirigida conscientemente a la desinformación, la desintegración y la falta de voluntad para crear cualquier cosa nueva, sólo porque tiene capacidad de triunfo. El pensamiento elemental, primario y fallido de los empresaurios beneficiarios del neoliberalismo condenaría al fracaso anticipado de cualquier coalición electoral en el mundo.
Krauze, por su parte, arenga a los derrotados del primer día de julio, victimizándose por fantasiosos ataques a su libertad de expresión que, por cierto, no es lo que está en la litis. Los silogismos del “historiador”, elevado a ideólogo del empresariado antinacional se estrella contra cualquier examen superficial, no resiste una sola prueba, ni semántica . Es tan falso como el ejercicio corrupto de los millonarios a quienes sirve. Es tan elemental como la tabla del uno que utilizaron para convertir al gobierno en una caja registradora de moches y comisiones.
La pandilla mexiquita estaba alarmada por la evolución de los sucesos
Hace un año la pandilla mexiquita y los empresarios con los que se complicitaron estaba francamente asustada ante la evolución de los acontecimientos. Nadie creía en las encuestas provocadoras que publicaban en el periódico del compadre de Peña Nieto, donde se insistía extra lógicamente en demostrar que la demolición de los acuerdos y unidades alcanzadas por el PRD, PAN, MC, podrían resultar mejor si se les inoculaba e infiltraba una candidata con rebozo mordido, proveniente de los sótanos de la quinta columna.
Hace un año, cuando a través del financiamiento a una cuarentena de candidatos “independientes”, querían conseguir su objetivo de pulverización del voto, distracción política de los ciudadanos y declinaciones al gusto del PRI en el último momento que permitía la ley electoral. Su problema era que la gente ya no les creía nada. Y ellos insistían en querer matar víbora el viernes.
El encargo a Karuze: dedicarse a fastidiar, a destruir, mal informar, distraer
La furia del torrente monetario se enderezó contra Andrés Manuel López Obrador y los candidatos de Morena. El problema fue que los que gritaban: “¡agarren al ladrón!”, deberían haber sido perseguidos primero.
Las patadas de ahogado estaban a la orden, todos los días. Cada centurión de los mexiquitas, Enrique Karuze entre esa tropa, tenía el encargo de dedicarse única y exclusivamente a fastidiar, a destruir, mal informar, distraer, a robar, que pa’ luego es tarde. Sabían que La Voladora no razona. Y andaba ya muy cerca de ellos.
No sabían que el mexicano ya venció a la indiferencia. Que estaba y está justamente indignado contra las pezuñas neofascistas y totalitarias del régimen mexiquita, de sus mezquindades y hasta de su modito de andar. De sus Krauzes, de sus Alejandros Quintero.
No saben la que les espera…
Índice Flamígero: “El escritor Enrique Krauze afirmó ser víctima de la “maquinaria del Estado” y de ‘los medios afines al poder’ al identificarlo como orquestador de la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, con vastos recursos de grandes empresarios, que otra vez negó”, se lee en la revista Proceso. De él hubiésemos esperado virilidad, sólo virilidad, ¿no cree usted? + + + Y de la autoría de César Octavio Huerta y de Jorge Gómez Naredo, leo en el portal Polemón que “Enrique Krauze siempre se ha asumido como un “intelectual” libre que no tiene vínculos con los gobiernos en turno. Argumenta, cada que puede, que lo que él dice es lo que piensa y que no hay en sus palabras ningún interés económico, que él critica y fustiga porque así se lo dicta su ideología liberal y “democrática”. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Hay algo que une a Krauze con el actual (el anterior) gobierno federal. Y ese algo se llama negocios. El historiador Enrique Krauze se ha convertido en un contratista consentido de Enrique Peña Nieto. Desde que el priista llegó al poder, el director de Letras Libres ha sido beneficiado con 53 millones de pesos. La Editorial Clío Libros y Videos S.A. DE C.V, de la cual Krauze funge como director y dueño, ha signado múltiples contratos, la mayoría mediante adjudicación directa, con dependencias del Gobierno Federal. Y no sólo áreas relacionadas con el ámbito cultural. Clío puede presumir el haber entablado negocios con dependencias como la Procuraduría General de la República, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Educación Pública, el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría de Desarrollo Social y hasta con la Comisión Nacional Forestal.”, este artículo fue publicado originalmente el 3 de octubre de 2017, así que faltan por contabilizar los recursos que, seguramente, Krauze y sus empresas habrían recibido en 2018. ¿El “pago de marcha” incluido?
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