FRANCISCO RODRÍGUEZ
Fuertes dosis de corrupción e incompetencia, peores que las plaquetas, han paralizado nervios y músculos del régimen. La esclerosis múltiple avanza incontrolable. No hay un solo órgano de ese cuerpo que responda aunque sea levemente a algún estímulo político exterior. La catatonia se ha enseñoreado del sistemita de la Cuarta Transformación.
La esclerosis múltiple puede afectar cualquiera de las arterias del cuerpo, incluidas las del corazón, el cerebro, los brazos, las piernas, la pelvis y los riñones. Los vasos comunicantes se han vuelto rígidos y restringen cualquier flujo. El sistema inmunitario ha atacado las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. El caso de Salgado Macedonio es el ejemplo –uno entre miles– de que el sistema no da de sí.
Vallas, comandos y pelotones de sicarios están dispuestos a reventar las manifestantes por el Día de la Mujer, van a llegar a donde sea con tal de defender la candidatura del impresentable, no importa que el padrón electoral contenga el 52% de voto femenino. Eso es lo de menos, lo que importa es defender las complicidades y la soberbia, sobre todo.
El de Tepetitán sigue poniendo el ejemplo de la misoginia rampante
Tan sólo en el período de diciembre de 2018 a octubre de 2020 se han registrado siete mil cuatrocientos veinticuatro feminicidios en el país, lo que arroja un promedio de once asesinatos de mujeres por día, según cifras oficiales. Pero el de Tepetitán sigue poniendo el ejemplo de la misoginia rampante.
El régimen se ha arrinconado a sí mismo y ya no tiene para dónde hacerse, ha llegado a su límite de permeabilidad. Las complicidades y los entrambuliques de rigor le señalan los límites. Y éstos son muy estrechos, tan reducidos que no ofrecen margen de maniobra para cualquier aliento democrático.
Como en Tamaulipas, la Guardia Nacional vigilará a los adversarios
Desde el centro norte del país, el hombrecillo de Tepetitán ordena reforzar la seguridad pública en Zacatecas, Guanajuato, Jalisco y Michoacán, los estados que coincidentemente le apuntan sus asesores electorales que se pueden perder por amplio margen.
Pero a él “le duele Zacatecas”, como decía don Porfirio a sus allegados mientras se sobaba las rodillas, hasta que Justo Sierra, al oído, le recordaba que sólo eran las reumas. Cosas de la simulación patriótica. Desde ahora, la Guardia Nacional estará vigilando rigurosamente a los adversarios políticos, igual que en Tamaulipas.
El “caudillito”, repudiado cada vez más en donde quera que se pare
La crisis y la parálisis tienen otros vectores: las líneas de flotación sufren grandes averías, se desfonda el nivel de aceptación y fidelidad entre los más aferrados a Morena que organizaron el voto. Ya no se puede, desde antes de la pandemia, convocar a más de cinco mil acarreados a un acto de lealtad al “caudillito”, repudiado cada vez más en donde quera que se pare. Los músculos ya no aprietan. No hay a quién mandar.
Ya no se habla de la urgencia de llevar a cabo el plebiscito para la revocación del mandato del Titular del Ejecutivo. Hay señales evidentes de que esa vara ya no puede brincarse con solvencia. La preocupación por perder la mayoría de los diputados en la Cámara es, más que un dato duro, es la realidad después de tanto dislate.
La 4T traslada los costos de la corrupción al consumidor de gasolinas
Falta de producción y refinación, ante la quiebra inminente de Pemex y de la CFE, la Cuarta Corrupción deberá asimilar para su gasto el cobro de los impuestos especiales a los hidrocarburos y provocar los gasolinazos. Sólo para eso sirvió la impunidad a los caciques y charros petroleros y a sus padrinos políticos y empresariales.
Si el régimen de marras hubiera querido parar la corrupción en la Sonda de Campeche, el gobiernito recibiría ochenta millones de dólares diarios, aparte de que la calificación de la deuda soberana de Pemex se hubiera subido en un santiamén. Pero no. Mejor le trasladan los costos de la corrupción al consumidor.
La delincuencia recibió cheques en blanco para su necesidad de sangre
La parálisis y la catatonia del régimen encuentra su explicación en todos lados. Ellos son los que no quieren darse cuenta. La aplicación de la justicia a secas fue permutada por impunidad, perdiendo la oportunidad de hacer camino al lado de los pueblos civilizados. En vez de justicia, los grandes delincuentes recibieron cheques en blanco para sus necesidades de sangre.
El modelo de desarrollo esperado nunca llegó. El modelo que iba a privilegiar las actividades agropecuarias y los procesos productivos propios de nuestra geografía y de nuestro bienestar fue sustituido por una avalancha de ocurrencias insensatas y de promoción de lo vacuo, de todo lo anodino.
La gobernabilidad, la austeridad y la aplicación de la norma, fue echada al caño. Hoy México es el país que rinde honores a todo aquello que puede echar por la borda el sentido común y el estado social y democrático de Derecho. Hablar del control interno de la política, de la independencia y de la soberanía sería demasiado. Estamos en el hoyo.
La felicidad prometida se convirtió en amargura, represión y resentimiento
La lucha contra la corrupción, bandera del regimencito, acabó en manos de quienes buscan como siempre cualquier posibilidad de hacerse del santo y las limosnas, en manos de empleados de los grandes caciques sindicales, políticos y empresariales. Se perdió el poder y el poco respeto que quedaba para su ejercicio digno.
La felicidad prometida se convirtió muy pronto en amargura, represión y resentimiento. Las bravuconadas y amenazas ya perdieron su efecto, al comprobar que los peores son premiados y los justos, relegados. Como aquel enano del tapanco, los bocazas no asustan a un solo parroquiano.
Se identifican, por ello, cinco elementos como causas del mal gobierno: la tiranía, la ambición excesiva, la incompetencia, la perversidad y la estupidez, otorgándole a ésta última el impacto mayor que el de las mafias, porque como quiera que sea, los estúpidos logran, sin reglamentaciones, un efecto de fuerza incontrolable.
El de AMLO no debe ser llamado gobierno, ni en teoría ni en la praxis
En el actual momento mexicano es importante reflexionar, porque hemos llegado al límite de un Estado incapaz, a la expresión más acabada de un gobiernito fallido en todas las líneas. Negado hasta para cumplir con sus obligaciones más elementales con los mínimos de salud, empleo, salario, educación, vivienda, infraestructura y producción de alimentos.
Y una cosa así no puede ostentar el contenido de ninguna forma de mando, ni debe ser llamado gobierno, ni en teoría ni prácticamente, bajo ningún punto de vista razonable. La extinción de los ingresos reales y la incapacidad para atraer la inversión lo comprueban.
La inutilidad para integrar una política de productividad, seguridad elemental y supervivencia, la imposibilidad de crecer por arriba del cero por ciento y la pérdida de diálogo con todos los sectores sociales, hacen de esto una vergüenza mundial.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: No es sólo el Presidente de la República. Es su esclerotizado equipo, temerosos de que el jefe les mande invitación a su rancho ante cualquier disentimiento. De aquel equipo presentado como una colección de estrellas, como un gobierno de récords, como el contrapunto al equipo de pillastres que rodearon al impresentable Peña Nieto, hoy sólo se encuentra una masa amorfa, gris y casposa, también esclerotizada, es al que le llueven las reprobaciones. Aquel dream team, aquel desfile de pasarela acogido con ooohs en la platea, era el trampolín para poner a AMLO en órbita en el momento de las elecciones. Y así lo confirmaron las primeras encuestas sobre intención de voto. Pero al presidente, bip, bip, empieza a ponérsele cara del coyote de El Correcaminos. Sabido es que la raya que separa lo sublime de lo ridículo es muy estrecha. Que el presidente empieza a perder los nervios se pudo comprobar este viernes cuando mando a cercar con planchas de hierro el Palacio Nacional.
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