viernes, abril 19, 2024

ÍNDICE POLÍTICO: 2018: Televisa, Slim, Femsa, comunidad judía…

Francisco Rodríguez

 

La revolución bolchevique hizo del “círculo rojo” un ícono: el escudo de combate de su intelectualidad de vanguardia, opuesto a los anarquistas desconfiados, quienes optaron por caracterizarse con el color negro que, según ellos, representaba la negación a todas las promesas y aún, a todo lo existente. En una mezcla histórica, la combinación del rojo con el negro sigue siendo el emblema de la lucha de los proletarios de verdad.

Otra: Llegó un contestatario, Jean Pierre Melville, cineasta de la nueva ola del expresionismo francés, quien realizó en 1970 Le Cercle Rouge‎, protagonizada por figurones de la cinta de plata –Alain Delon, Bourvil, Gian Maria Volontè–, que retrata la operación de las mafias europeas que en aquel entonces ya habían pactado al mayor nivel de mando para arrasar, junto con la complicidad de policías, militares y catervas de delincuentes freelance, con la tranquilidad pública.

Y una más: Los intelecuales mexicanos han querido llamar al selecto grupo que es crítico, que levanta la voz, que no se deja. En realidad, en medio de esta guerra civil soterrada, silenciosa, que ha producido ya más de 250 mil muertos, torturados, destazados, desaparecidos, huérfanos sin apoyo psicológico, familias destrozadas… ese círculo se encuentra en otra parte, menos en las redes sociales ni en las salas de redacción.

 

El círculo rojo apabulla al círculo verde

 

El enfrentamiento a muerte entre carteles de narcotraficantes y fuerzas armadas represoras que dicen sostener al gobiernito, ha producido el páramo de aniquilación y desesperanza gracias al cual los observadores internacionales nos catalogan como segundo lugar mundial de muertes en conflictos armados, sólo detrás de la convulsionada Siria.

‎La guerra civil soterrada que se protagoniza en México ha producido más muertos que la misma Revolución desde 1910 hasta 1915, año en el que se definió al triunfador en la Batalla de Celaya. La de hoy es una guerra impía que tiene como fondo el control de los territorios de la merca, y que a pesar de que tiene triunfador desde el principio, no tiene fin.

Los soldados que ‎desertaron del Ejército para formar la fuerza de los carteles han demostrado su supremacía en la capacidad de odio , de venganza y de degüello contra la población civil. El llamado gobierno, que se beneficia del enfrentamiento, lo atiza con el fin de obtener mayores dividendos, con el objeto único de administrar el aquelarre.

Todos los demás no pertenecemos a ese círculo verde –antitético del rojo–, donde se definen las intensidades y niveles de la miseria y de la extorsión, entre miles de millones de dólares de utilidades. Somos simplemente el círculo rojo, porque no tenemos nada qué ver con ellos y padecemos los designios y caprichos de sus delitos de lesa humanidad.

 

El círculo gris, los que aplauden y dizque influyen

 

‎¡Ah! Y está el círculo selecto de los que se encuentran obsesionados por ser las eminencias grises detrás de ese trono, los que, aplaudiéndoles, se convierten en automático en sacerdotes y confesores que influyen en el alma y el oído de los supremos para meterles más humo en la cabeza y así obtener pingües beneficios. Son los textoservidores de penacho de plumas de pavorreal.

‎Pero no se crea que limitan sus oficios de tinieblas tan solo a eso. Como su fuerza no procede del peso de sus argumentos, sino de la ignorancia y la ambición desaforada de quien los enriquece fuera de toda proporción posible, ahora se dedican a engallar a los grupos de presión, a las fuerzas reales de poder económico que están decididos a seguir tomando el poder político, como siempre.

Porque los grupos empresariales de poder son conscientes de haber colaborado con la patria por llevar a la silla presidencial a un cazurro como Peña Nieto, a quien disfrazaron como estadista, después de los destrozos que dejó en Toluca. Y así les fue. Demeritados por sus mismos ahijados en el trono, se rebobinan y van por más, mucho más.

 

Reparto de culpas y los responsables gozan de impunidad

 

‎El escenario ideal de toda guerra civil que se respete tiene como fondo un país destrozado por la incapacidad de sus dizque gobernantes, exaccionado por la codicia de los poderosos, exprimido en sus valores y patrimonios, los armados que se destazan sin saber adónde llegarán, y un club de poderosos que observan y contabilizan los costos y beneficios del conflicto.

Y es que la pandilla atracomulca ha alcanzado niveles de cinismo y atropello que rayan en el paroxismo, en la esquizofrenia salvaje.‎ Sabiendo que ellos son los capos, los huachicoleros, los entreguistas y subastadores de nuestra geografía productiva, todavía tienen el cuajo de señalar culpables que sólo luchan por un pedazo de pan para calmar sus angustias. Los destrozan, mancillan y asesinan.

Bueno, ya hasta el jefe de compras de la Sedena, el secretario Salvador Cienfuegos, tiene el morro de decir que fueron las omisiones gubernamentales las que detonaron el robo de combustibles ¿También fustiga sus omisiones y timos que han detonado la rebelión de los militares empinados al sacrificio, sólo como cobayos de sus negocios de construcción y de pintura, entre otros?

 

En 2012 empoderaron a un palurdo y malagradecido

 

Los capitostes se dieron cuenta de que habían empoderado a un palurdo, acompañado de una pandilla de delincuentes voraces sin respeto a la palabra empeñada y menos agradecimiento a sus padrinos, cuando empezaron a notar que ya no eran recibidos en Los Pinos, ni en oficinas chicas adyacentes. Los toluquitas sólo respondían a los negocios y moches de postín. De constructoras extranjeras y empresas de energía en adelante, lo demás era bisutería.

‎Es tal el desconcierto, el desaguisado y el aprovechamiento de vacíos entre las cúpulas del poder, que los grupos empresariales ya andan de nuevo en busca del timón, del poder civil encarnizado. Si fracasaron con el Proyecto Peñita, hoy andan en el reloaded de la rapiña, buscando a quién empoderan para los efectos truncos de una ambición sin límites.

 

Gastón Melo prepara a la “clase política” de Televisa

 

‎En Televisa, el capitán de esa empresa productora de nuevas legiones de políticos ñoños se llama Gastón Melo. Es el encargado de elegir y capacitar a los candidatos, muchos ya en funciones de diputados, alcaldes, senadores y gobernadores, por algo hay que empezar. A ver si en el 2024 la vuelven a hacer. La campaña “Ni un voto más al PRI”, con los estrafalarios “clowns” de la empresa de Chapultepec 18 tiene ese inconfundible sello. De ahí saldrán los nuevos íconos civiles, los patriotas.

Gastón Melo prepara al abogado corporativo de la televisora, Javier Tejado Dondé para asumir la gubernatura de Campeche. Usted sabe, a falta de pan, tortillas. Como ven lejana una nueva arremetida en pos de la Presidencia del país, por la lejanía peñanietista, avanzan en la construcción del juego de posiciones. A ello obedece que muchos directivos de las filiales y repetidoras de la empresa en todo el país hayan renunciado a sus cargos, sólo para incorporarse a las huestes que comanda Melo.

 

La comunidad judía quiere la jefatura de la CDMX

 

Por el lado del Grupo encabezado por Carlos Slim, las cosas no son diferentes. A base de bastonazos de ciego, le apuestan su lana a todos los destapados y además buscan clavar la pica en Flandes a través de un presidenciable independiente, que incluso puede ser el magnate de ascendencia libanesa. Como usted sabe, en esto del abarrote no hay pruritos ni miramientos.

‎En la politización de la justicia y en la corporativización de la política, destazada por tolucos y pachuquitas, nadie quiere quedarse fuera. Los grupos de la comunidad israelita, normalmente sensatos por tener la sartén por el mango, empollan inquietudes. La comunidad judía tiene por toda América Latina a decenas de alcaldes de su estampa y a su servicio, así como enormes proyectos por delante.

‎La comunidad israelita también le tira a la Grande. Su proyecto para Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Salomón Chertorivski, hijo del estratega de la Bacardí, y sobrino carnal del autoelogiado “puente de la transición” José Woldenberg –sólo un paniaguado del traidor Zedillo–, lleva el estandarte de su comunidad en la capital de la República.

‎Al fin y al cabo, ya tienen un buen racimo de diputados, alcaldes y gobernadores. Buena parte del aparato nacional, la que según ellos les corresponde, ya está en funciones, para asombro del respetable.

 

Hasta los Oxxos quieren vendernos al fiasco El Bronco

 

Y no hay que olvidar al Grupo Monterrey, productor de ese fiasco autollamado El Bronco. Oxxo y Femsa no han dicho aún su última palabra, pero en una de esas se animan y repiten con el mismo personaje, producto de la publicidad. En Guadalajara, Jorge Vergara‎, el dueño de Las Chivas Rayadas, se quedó con la punzada, desde que fue predestapado en una reunión con Slim y Carlos Salinas de Gortari, donde le inyectaron en la pompa la posibilidad de su candidatura independiente… otra vez la burra al trigo.

‎¿Y la población? Esa está en el círculo rojo, esperando que le llegue la hora del degüello en medio de esta guerra civil soterrada, de esta lucha de ambiciones por el trono, en los descampados de este país que no pueden acabarse, porque es más grande que sus fuerzas.

Es tal el vacío de poder generado por la tolucopachucracia, que los grupos de presión ya quieren ser actores principales y no de simple reparto (de moches).

¿Usted qué haría? ,pregunta el miserable observador que deshoja la margarita cobijado por las bayonetas complicitadas de Los Pinos.

 

 

Índice Flamígero: A trece días de la contienda electoral en el Estado de México, ese mal aprendiz de politiquero que es Enrique Ochoa –dicen que en realidad es José Murat quien mueve sus hilos y su boca– quiere meter miedo a la población, advirtiendo que el PRI no permitirá que Andrés Manuel López Obrador, Morena y la candidata Delfina Gómez, afecten la paz después de las elecciones; “que se respeten los resultados de las mujeres y hombres libres en el Estado de México. Queremos paz“, exigió. Pero son hordas contratadas por el PRI las que en los últimos días han atacado a grupos morenistas promotores del voto. La violencia que desata el tricolor es preelectoral, el día de la elección y postelectoral. + + + Para fortuna de todos nosotros, escribe don Alfredo Álvarez Barrón desde su hogar, en Fresnillo, Zacatecas: “El tricolor va con todo en el Estado de México: a cambio de fotocopias de la credencial de elector, promotores del voto priistas reparten en la entidad la Tarjeta Salario Rosa, con la promesa de en ella les será depositado el beneficio económico. ‘Si el candidato del Mazo llega a quedar ganador, estas tarjetas se van a activar. Hay que votar por él’, repiten una y otra vez…” Y El Poeta del Nopal asesta:

 

“Ante el INE se subleva,

el primo del presidente,

e impúdico, irreverente,

en el populismo abreva;

sutil promesa renueva,

insólita, poco seria,

pues al entrar en materia,

el magro salario rosa,

conduce, no es poca cosa,

a perpetuar la miseria.”

 

 

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