CIUDAD DE MÉXICO.- La propuesta de prohibir la importación temporal de calzado tiene una doble lectura en términos económicos, por un lado, para los productores nacionales representa una oportunidad de recuperación, pues pueden aumentar su participación en el mercado. Esto beneficiaría especialmente a:
Guanajuato, que concentra el 70% del valor de la producción nacional, Jalisco, representando el 15%, Estado de México y la Ciudad de México con el 5%.
Tan sólo Guanajuato cuenta con más de 850 plantas y 50,000 empleos directos en este sector, por lo que el impacto positivo en esta región sería significativo.
Por otro lado, también se prevén efectos que podrían generar resistencia en el corto plazo. Esto puede traducirse en un incremento de precios para el consumidor final, ya que las cadenas de suministro que dependen de calzado extranjero verán aumentados sus costos. Además, existe la posibilidad de que países afectados respondan con medidas comerciales similares, lo que podría impactar en otras exportaciones mexicanas.
En el mediano plazo, sin embargo, el gobierno argumenta que el beneficio de proteger empleos, evitar el cierre de fábricas y promover la competitividad nacional supera estos riesgos.
Si el decreto se implementa correctamente, el sector podría experimentar una recuperación gradual, impulsada por un entorno de competencia más equitativo y una reducción de las importaciones subvaluadas. Esto podría revertir la tendencia negativa de los últimos años y generar un incremento en el empleo, fortaleciendo la cadena de valor que incluye desde la curtición de cuero hasta la distribución y venta minorista.
No obstante, el éxito de esta medida dependerá de la capacidad de la industria para adaptarse, mejorar su calidad y competitividad, y aprovechar las oportunidades que surjan en el mercado interno y externo.
AM.MX/fm