domingo, agosto 3, 2025

HOMO POLÍTICUS: El Peor Calificado

Pave Soberanes

Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.

Octavio Paz

No podría ser de otra forma. Así como abrió su régimen, Graco Ramírez lo está cerrando. Si político experimentado en parlamentarismo –polemista incorregible-, en administración pública ha resultado un novato. En el concurso electoral corriente habrá oportunidad de comprobar si lo es también aprendiz de brujo.

Si dos mandatarios, que sólo cumplimentaron el nombramiento de “gobernadores” en el decreto constitucional, como Jorge Carrillo y Marco Adame, dejaron sucesor propio y de otro partido, en Sergio Estrada y Graco Ramírez, éste quiere ser el tercero, para lo cual busca tener candidatos propios en otros partidos.

Dejaría de ser aprendiz de brujo si, por ejemplo, Jorge Meade, Amado Orihuela o Víctor Caballero, son su reemplazo. También lo es sucesor propio cuando el titular del Ejecutivo deja en el cargo a uno de su partido, como Rodrigo Gayosso, del PRD-gobierno.

En este caso, Ramírez ve más posibilidades de ganar, una vez conocido sus números en Cuernavaca y los restantes cuatro municipios donde, juntas esas cinco municipalidades, hacen el 60 por ciento de la lista nominal, con sus candidatos de un partido distinto al suyo, como afanosamente intentó en MORENA con Manuel Martínez.

Será fácil, en caso de perder el candidato del PRD-gobierno, culpar a la tendencia global de votar contra el gobierno, como sucedió en España y Francia, y más cerca en Brasil y Chile. México será la confirmación, como lo fue Estados Unidos con el bad hombre anaranjado.

Pero en el caso de la geografía morelense, no será la tendencia mundial la que menosprecie en las urnas las notas de gobierno –ello sólo se reflejaría en las presidenciales, que van coligadas a la gubernamental local-, sino la baja estima que le tienen los morelenses a quien debían ver como el coordinador de sus esfuerzos, pero que no lo es ni ha sido.

Si por tercer año consecutivo y sin siquiera subirle dos rayitas al índice local y nacional, el de Morelos es el gobierno peor calificado del país, y aunque sería fácil echarle la culpa a la labor de un solo hombre, le acompañan en esta aventura –una pesadilla para las familias de Morelos- las diputadas y los diputados, bien caricaturizados como voraces mamíferos nocturnos, coloquialmente despreciables, y las magistradas y los magistrados de Leyva 7, alcahuetes por admirablemente solidarios en la prevaricación contra la sociedad.

Título de una entrega en 2015 –incluso en anticipación a medios como Sin Embargo o Animal Político, que le dedicaron una investigación-, El peor calificado lo sigue siendo.

Tres dedos de lógica resolverían que uno con esas malas notas de gobierno –gobierno en lapsos cortos, lapsos libres de impulsos y caprichos- no podría dejar sucesor propio, a menos que priístas y panistas disimularan no ver ni oír que su candidato bajo sus siglas no es sino otro empleado que rentaría su nombre para el PRD-gobierno extender su poder.

Letras Chiquitas. Hasta el que no despereza sus células cerebrales para pensar, como Cuauhtémoc Blanco, sabe que Cuernavaca necesita cirugía mayor. Si Jorge Morales Barud facilitó la ruina de la Ciudad, con actos de corrupción en sus dos acepciones, el orgullo de Tlatilco –el espurio e inútil jefe del ex hotel de paso Papagayo, actor cómico de Televisa- la tiene peor que suburbio bombardeado. El nuevo gobierno municipal, la cuarta alternancia, debe poner en cuidados intensivos a Cuernavaca y hacer un llamamiento a sus ciudadanos a una gran cruzada a favor de la dignificación del servicio público y el rescate integral de la primavera eterna. Tiempo ha, Javier Bolaños pensó una ciudad: la Cuernavaca de hace 24 años, la que todos quieren volver a tener, y que unos cuantos echaron a perder. Diagnóstico y tratamiento adecuado, los tiene él.  La del gobierno de Cuernavaca, “es una crisis que no se había registrado desde hace muchísimo tiempo”, dijo en entrevista a medios nacionales.

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