Por Glen Rodrigo Magaña / HOMO ESPACIOS
El Coro de Madrigalistas de Bellas Artes conmemora el 500 aniversario de Giovanni Pierluigi da Palestrina con un programa dirigido por el Maestro Marco Antonio García de Paz, presentándose el 21 de marzo en el Anfiteatro Simón Bolívar y el 23 de marzo en la Sala Xochipilli. El repertorio, seleccionado junto a Carlos Aransay, enlaza la obra del maestro italiano del Renacimiento con la música novohispana de Hernando Franco, Juan Gutiérrez de Padilla y Manuel de Sumaya. El director asturiano, fundador de “El León de Oro”, director de L’Acadèmia Vocal CdM en Valencia y exdirector del Coro de RTVE, conversó con nosotros sobre la importancia de este programa y la evolución de la música sacra.
— Maestro, ¿puede hablarnos sobre el repertorio que se interpretará y la importancia de cruzar la música sacra italiana del siglo XVI con la música coral novohispana?
Marco Antonio García de Paz: “Este programa nace del 500 aniversario del nacimiento de Giovanni Pierluigi da Palestrina, un compositor fundamental que influyó en toda la música posterior gracias a su maestría en el contrapunto. Fue una figura clave en la Contrarreforma, preservando la música polifónica en la Iglesia católica frente a la simplificación litúrgica.
“La influencia de Palestrina llegó hasta la Nueva España a través de compositores como Tomás Luis de Victoria, Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales, quienes exportaron este estilo a tierras americanas. Curiosamente, en México, el estilo renacentista se prolongó dos siglos más, como se evidencia en las Lamentaciones de Sumaya, que datan del siglo XVIII. Su música, aunque con armonías más evolucionadas, sigue bebiendo del legado de Palestrina”.
— Respecto a la selección del repertorio, ¿qué piezas se interpretarán y cómo dialogan con la música novohispana?
García de Paz: “Inicialmente consideramos un programa exclusivamente dedicado a Palestrina, pero optamos por una selección más variada. Presentamos obras sacras de distintas formaciones: a cuatro, seis y hasta ocho voces, mostrando la riqueza de su paleta compositiva.
“En paralelo, incluimos tres compositores novohispanos de distintas épocas: Hernando Franco, coetáneo de Palestrina; Juan Gutiérrez de Padilla, representante de una generación posterior con elementos de evolución; y Manuel de Sumaya, ya en el siglo XVIII, cuando el Barroco dominaba Europa, pero el Renacimiento seguía vigente en la Nueva España. Este repertorio ilustra cómo las tradiciones musicales no evolucionan de manera uniforme en todo el mundo”.
— ¿Cómo ha sido el proceso de montaje del repertorio con el Coro de Madrigalistas?
García de Paz: “Afortunadamente, contamos con ediciones críticas de gran calidad, lo que facilita el trabajo. El Coro de Madrigalistas es extraordinariamente versátil, capaz de abordar tanto repertorio romántico como renacentista.
“Cantar música del Renacimiento es un gran reto técnico: requiere absoluta precisión en afinación, ritmo y color vocal. No hay margen de error, ya que no hay instrumentos de apoyo ni armonías exuberantes que disimulen imperfecciones. Sin embargo, este tipo de repertorio fortalece al coro como si se tratara de un entrenamiento vocal intensivo, lo que lo hace sumamente enriquecedor.
“Trabajar con el Coro de Madrigalistas ha sido una experiencia enriquecedora. Es un ensamble con gran experiencia en polifonía, lo que facilita la exploración de matices y sutilezas del estilo renacentista. La capacidad del coro para adaptarse a diferentes épocas y estilos es admirable, y en este proyecto han demostrado un compromiso y una sensibilidad extraordinarios”.
“La calidad de este coro, que no es frecuente y tiene un nivel internacional. Es importante que esto quede claro. Además, posee una versatilidad tremenda que no suele darse en ensambles de este tipo. Tienen la capacidad de cantar con gran cuerpo y solidez, pero también con una sorprendente ligereza, algo poco común incluso en Europa. Hay lugares muy específicos donde se logra esto, coros altamente especializados en un solo tipo de sonido. Sin embargo, este coro es extraordinariamente versátil. Por ello, creo que merece mucho apoyo y reconocimiento como uno de los grandes referentes culturales de México. Es una suerte poder interpretar esta música en la actualidad con este maravilloso coro”.
— ¿Cómo ha evolucionado la música sacra hasta la actualidad?
García de Paz: “A finales del Renacimiento, la música sacra perdió fuerza frente al auge de la música instrumental y profana. Aunque el Barroco nos legó magníficas pasiones y oratorios, el género nunca recuperó la misma centralidad. En el siglo XX hubo un resurgimiento del interés por las técnicas renacentistas, pero hoy en día pocos compositores han logrado mantener esa estética.
“No obstante, la música sacra trasciende las creencias: es arte puro, con una capacidad de elevación y espiritualidad que impacta a cualquier oyente, sea creyente o no. En nuestra sociedad acelerada y visual, este género invita a una escucha pausada y profunda, lo que lo hace más valioso que nunca”.
— Hoy en día hay una gran diversidad de ensambles vocales, desde formaciones clásicas como Chanticleer, hasta propuestas más contemporáneas como Take 6 o Neri Per Caso. ¿Cuál es su visión sobre el panorama actual de los ensambles vocales?
García de Paz: “Es un momento fascinante, porque hay una enorme variedad de estilos y enfoques. Desde coros tradicionales hasta ensambles de jazz vocal, pop o experimentación contemporánea, lo que demuestra que la voz humana sigue siendo un instrumento adaptable y poderoso.
“El reto para los coros clásicos es mantener vivo el repertorio histórico sin quedarse estancados, explorando nuevas formas de interpretación y diálogo con el presente. En este sentido, programas como el que presentamos con el Coro de Madrigalistas son una oportunidad para redescubrir la riqueza del legado coral y su relevancia en la actualidad. No es la primera vez que estoy en México con los Madrigalistas y estoy muy feliz de trabajar con ellos. Ojalá pueda visitarlos muchas veces más.
“A quienes aún no están familiarizados con el repertorio sacro del siglo XVI y piensan: ‘Palestrina, música sacra, eso no es para mí’, les digo que sí es para ustedes. Todo depende de cómo se presente. Hay que atreverse a descubrirlo. Los invito a asistir a los conciertos del viernes y el domingo. Después, podrán decidir si realmente era para ustedes o no”.