jueves, marzo 28, 2024

Henry Kissinger apoyó a la dictadura militar en Argentina 78

Luis Alberto García / Moscú

*Versiones confirman que influyó en la eliminación de Perú.

*Los albicelestes y César Menotti, campeones del mundo.

*Ricardo Gotta sospechó presiones y corrupción para ser finalistas.

*Increíble y turbio episodio previo a un juego determinante.

*James Carter defendía derechos humanos, Videla los violaba.

 

 

Hay pocos ciudadanos de Estados Unidos renombrados dentro del gran negocio que ha representado el futbol de los tiempos que corren, y uno de esos personajes es el abogado Alan Rothemberg, ex presidente del Comité Organizador de la Copa FIFA / Estados Unidos 1994, en la cual Brasil obtendría su cuarto título.

 

Según la posterior confesión de tan relevante ejecutivo, la realización del torneo escenificado en territorio estadounidense solamente fue posible con la ayuda financiera de la entidad que ha gobernado el futbol y mediante el apoyo de la banca suiza.

Rothemberg, dirigente de la Federación de Futbol de Estados Unidos, cercano colaborador de Joseph Blatter, presidente de Federación Internacional de Futbol (FIFA) de 1998 a 2015, dio a conocer lo anterior en Doha, capital de Qatar -sede de la Copa del Mundo de 2022-, quien, con relaciones sumamente sólidas, también se ha introducido en el ámbito político internacional.

Este hecho lo llevó a cultivar la amistad de Henry Kissinger, secretario de Estado de Estados Unidos durante la administración de Richard Nixon y uno de los autores intelectuales del golpe de Estado de 1973 en Chile, que llevó al derrocamiento y muerte del presidente Salvador Allende.

Sin embargo, una de las mayores prendas de Kissinger, quien ganara el Premio Nobel de la Paz de ese año por promover las conversaciones que pondrían fin a la guerra de Vietnam, fue el llevar el futbol a su patria adoptiva, recordando que es de origen alemán.

Kissinger y Rothemberg trabajaron juntos, utilizando discretamente sus influencias para que la Unión Americana fuese sede de la Copa del Mundo de 1994, convirtiendo al experimentado personaje de la política internacional en apóstol del futbol, figura controvertida como lo demostraron más tarde archivos e investigaciones, en los cuales aparecieron algunos datos incómodos sobre la turbiedad de sus actividades.

Y es que, en la esfera deportiva, Kissinger –como Joseph Blatter, Alan Rothemberg y Michel Platini, ex presidente de la Unión Europea de Futbol (UEFA)- también tiene un pasado poco edificante, como su presencia en Argentina en 1978 junto al general Jorge Rafael Videla, militar golpista y el más ferviente promotor de la Copa del Mundo de ese año.

El “Doctor K” permaneció en ese torneo al lado de Videla, sin aclarar si era invitado especial o funcionario estadounidense en visita oficial; pero lo cierto es que llevaba tiempo fuera del servicio exterior de su país.

Era en una época en que el gobierno de James Carter denunciaba permanente y resueltamente la violación de los derechos humanos en la nación latinoamericana, como lo confirmó Ana Jaramillo, rectora de la Universidad de Lanús, ubicada en la periferia de Buenos Aires.

Los anteriores párrafos introductorios llevan hasta el partido jugado el 21 de junio de 1978 entre Argentina y Perú en la ciudad de Rosario, determinante para la selección que dirigía César Luis Menotti, que, en igualdad de puntos, disputaba el acceso a la final con Brasil, que horas antes había derrotado (3-1) a Polonia en Mendoza.

Sobre la derrota (6-0) de los peruanos se han elaborado diversas teorías, como la expuesta por John Ludden en su libro “Los partidos del siglo” que, el capítulo titulado “Por unos dólares más”, sugiere que hubo un soborno millonario por parte del régimen militar que encabezaba Videla, con Kissinger siempre a su lado.

“Llegada esa instancia –escribe por su parte Thomas Kistner en “FIFA Mafia”, que revela el largo y cínico historial delictivo de esa organización presidida en el pasado Stanley Rous, Joao Havelange y Joseph Blatter-, el torneo de 1978 se había manipulado para que el partido de Brasil, rival de grupo de Argentina, se jugara antes, y al conocer el resultado, la albiceleste pudiera saber cuántos goles requería para ser finalista”.

Los argentinos tenían que vencer a Perú por una ventaja de 4-0; pero es aquí cuando aparece una versión siniestra, basada en hechos considerados irrefutables, mediante el testimonio de un sobreviviente de la Operación Cóndor.

Este fue un plan que, supervisado por la CIA, coordinó diferentes operaciones entre las cúpulas dictatoriales de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú en la década de 1970 para exterminar a sus opositores mediante secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos que, años después, fueron revelados debido a documentos encontrados en Paraguay.

En esas circunstancias, Videla pactó con el presidente de Perú, Francisco Morales Bermúdez -quien acabó con los avances sociales y económicos alcanzados por el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, se convirtió en un dictador más-, la entrega de dos barcos llenos de trigo y, además, hacerse cargo de trece detenidos políticos de su país deportados a Buenos Aires.

Esto se daría siempre y cuando la selección peruana permitiera la victoria albiceleste “por el resultado necesario”, como consignan los testimonios que avalan la teoría del resultado de un partido preocupante para una dictadura cuestionada por violaciones recurrentes a los derechos humanos”, como posteriormente afirmaría un texto publicado por “Tiempo Argentino”.

El periódico bonaerense refirió que el ex senador peruano Genaro Ledesma declaró ante el juez federal Norberto Oyarbide, que trece ciudadanos peruanos deportados ilegalmente en 1978 por la dictadura argentina, tenían por destino la desaparición en uno de los llamados “vuelos de la muerte”, como se titula un libro-reportaje escrito años después por Horacio Verbitsky.

“Su derrotero ilegal en el país –agregó el diario-, sumado a la presión internacional, habría motivado un acuerdo para su expulsión de Argentina, que tuvo como moneda de cambio el resultado de ese encuentro en la Copa del Mundo de 1978″.

Ana Lía Payró Gerschunoff, comprometida con la lucha antidictatorial, exiliada en México entre 1974 y 1983, catedrática universitaria, nieta de Roberto J. Payró y Alberto Gerschunoff, dos grandes escritores argentinos del siglo XX, dijo por su parte que la revelación, que agregaba la novedad de los trece peruanos detenidos, volvía a reforzar la sospecha del arreglo entre ambos generales.

A lo señalado por la profesora Payró se añadía al complejo entramado que se construyó a partir de pesquisas y testimonios de científicos sociales, académicos y periodistas que investigaron el suceso, y de protagonistas del famoso partido.

El periodista argentino Ricardo Gotta, en su libro “Fuimos campeones”, publicado en 2008, no tiene dudas sobre un arreglo, y su testimonio coincide con lo declarado por Ledesma, al lograr reunir en varios capítulos las evidencias contundentes que apuntan que hubo un operativo con dos escenarios.

“Uno, de miedo y coerción, y otro de corrupción y soborno, al menos sobre al, quien menciona un diálogo mantenidos entre algunos de los integrantes de la selección peruana”, dijo Gotta, y sobre el acuerdo de las cúpulas militares -sugerido por Henry Kissinger-, menciona un diálogo mantenido entre Videla y Morales.

Esta conversación ocurrió minutos antes del debut de Perú en la Copa del Mundo con una victoria (3-1) ante Escocia, resultado que había emocionado a los peruanos, sin conocer la fea trampa que les esperaba.

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