Luis Alberto García / Zamora Pico de Oro, Chiapas
*El felino forma parte de mitos y leyendas prehispánicas.
*Se han protagonizado piezas escritas poco conocidas.
*El águila, cuauhpilli, era otra especie venerada,
*Ambos representaban a la luz y a la oscuridad.
El Guerrero Jaguar, llamado ocellopilli en la lengua náhuatl, era el miembro del ejército mexica que servía en el mismo como soldado profesional dentro de las fuerzas del imperio azteca que abarcó hasta la actual América Central.
Una de sus particularidades reside en que todos los guerreros jaguar pertenecían a la clase plebeya, los macehualtin, a diferencia de lo que ocurría con sus compañeros, los guerreros águila (cuauhpilli), que pertenecían a la nobleza.
Estos dos tótems se solían usar debido a la creencia que las águilas y jaguares representaban respectivamente la luz y la oscuridad en la mitología mexica.
En muchas de las obras que nos legó la civilización mexica: códices, estatuas, imágenes) quedaron representados estos guerreros.
El motivo de su vestimenta fue debido a la creencia de que el jaguar representa a Tezcatlipoca, dios del cielo nocturno. Los aztecas también llevaban esta vestimenta en la guerra porque creían que las fuerzas del animal se les darían durante las batallas.
Tanto los guerreros jaguar como los guerreros águila eran diestros en el manejo de todas las armas además de dominar a la perfección el combate cuerpo a cuerpo.
Los guerreros jaguar estaban equipados con una armadura ligera, macuahuitl y daga; pero su mayor y más temido poder radicaba en su velocidad para atacar y valentía en batalla.
Cuentan los relatos obtenidos en el libro “Guerras de Mesoamérica” que un guerrero jaguar llegaba a enfrentar a tres guerreros al mismo tiempo. temidos en batalla y en muchas ocasiones fueron decisivos, incluso definiendo conflictos sin pelear ya que su simple presencia desmotivaba al enemigo a pelear.
A pesar de su relevancia histórica, poco se les ha retratado en la cultura popular mexicana. Un par de ejemplos son lo hecho por Sofía Guadarrama Collado y J. D. Abrego. La primera narra un combate entre uno de ellos y Nezahualcóyotl en su obra “El despertar del coyote”, y el segundo relata una batalla sostenida durante la Noche Triste que encara a un conquistador español y un aguerrido defensor de México-Tenochtitlan en el relato “La noche en que el león conoció al jaguar”.
También aparecen como unidad única de la civilización azteca en la expansión “The Conquerors” del videojuego “Age of Empires”, que ha pasado a ser remembranza de un pasado que no deja de estar presente hasta nuestros días.