sábado, abril 27, 2024

FRANCISCO RODRÍGUEZ

Para Andrés Manuel López Obrador existe una conjura neoliberal, de sus opositores, de los fifís y hasta un plan internacional de subversión concebido en los centros del poder capitalista, en el que participarían mexicanas y mexicanos de organizaciones políticas que, según él, son de derecha cual identifica al PAN, al PRI e incluso al PRD. También, claro a la sociedad civil a la que él y su eco Claudia Sheinbaum llaman “hipócritas”.
Los estertores de la crisis por la que hoy atraviesa iniciaron con las revelaciones de que sus hijos, sobrinos, jefe de ayudantes, entre otros, utilizan la influencia que les brinda la cercanía con él para realizar negocios multimillonarios con recursos del erario…
… y se agudizaron con las cuatro publicaciones de medios extranjeros en las que se dan a conocer investigaciones del estadounidense Departamento de Justicia y de sus agencias dependientes sobre los no imposibles sobornos económicos usados antes y después de sus campañas presidenciales de 2006 y de 2018.
¿Y la del 2012? ¿En esa no? ¿O todavía no se divulga?
La crisis nerviosa, pero también política, llegó a uno de sus primeros puntos culminantes apenas el viernes cuando, a pregunta de la periodista Jésica Zermeño, de Univisión, lo confrontó por haber revelado el número telefónico de la corresponsal de The New York Times en México, Natalie Kitroeff.
La respuesta de AMLO a la reportera provocó azoro, aún entre los “periodistas” a modo a quienes usan para disfrazar de “conferencias de prensa” lo que en realidad son mítines proselitistas en las matinés palaciegas.
Porque cuando Zermeño le preguntó si haber puesto en riesgo la identidad de la jefa de corresponsales del diario más influyente del mundo al mostrar su número telefónico al calce de un cuestionario periodístico violaba o no la Ley de Transparencia, el tabasqueño soltó que su “autoridad moral” y su derecho a defenderse “están por encima de la ley”.
¡Por sus calzones!, pues.
No hay mejor prueba del autoritarismo presidencial que éste.
Todavía más revelador que aquél ya clásico “a mí no me salgan con eso de que la ley es la ley.”
Porque como dice el corrido, sólo su palabra es la ley.

¡Ya perdió hasta el control de sí mismo!

No hay crimen sin castigo. Y AMLO ya sufre éste en todas y cada una de sus giras por las entidades del país donde la población repudia su presencia. Le sucedió a él y al remedo de gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, apenas este viernes en Mazatlán. El sábado fue todavía peor, cuando decenas de hombres y mujeres derrumbaron las vallas y llegaron hasta donde el Presidente se encontraba, sin que las barreras humanas pudieran contenerlos.
Y es que a López Obrador aún “no le cae el veinte” de que esas protestas canalizan la asfixia impuesta por un régimen autoritario que, en los últimos cinco años, al cobijo de una supuesta transformación, se pasa las leyes por el Arco del Triunfo.
Este repudio a AMLO tiene un carácter nacional, que no se circunscribe a la Ciudad de México, que fuera bastión del obradorato hasta 2021.
Tampoco se trata sólo de un movimiento estrictamente partidista. Articula la inconformidad contra un régimen esmerado en sofocar cualquier tipo de oposición, de crítica, de reclamos por la inseguridad, el deterioro de un sistema de salud ineficaz lleno de ladrones –como en este Índice Político se ha puesto en evidencia en los últimos días–, dilapidador de los recursos públicos en obras fantasiosas, por la militarización y que está enfocado exclusivamente en mantener el poder (de no poder) a toda costa.
López Obrador nos ha traído de regreso al viejo régimen, al del presidencialismo autoritario y al del partido hegemónico, el de las alianzas pragmáticas con el narcotráfico y la delincuencia organizada, el de un electorado harto de la descomposición de la política tradicional y del debilitamiento y hasta desaparición de sus instituciones.
Las demandas de la década de los 60’s del siglo anterior siguen hoy vigentes ante el régimen autoritario de López Obrador: dialogo público ante la sordera de un gobierno que afortunadamente ya se va, la libertad de expresión sin vendettas personales en contra de informadores como Carlos Loret de Mola y la propia Kitroeff cuyos datos personales son exhibidos públicamente porque la “autoridad moral” de AMLO y su derecho a defenderse “están por encima de la ley”.

¡Bájele dos rayitas a su histeria, Presidente!

Tres días ha dedicado el Presidente a privilegiar esa su “autoridad moral”. Todavía el sábado, en Mazatlán, y al lado de un pescador local, publicó un video en el que también se refirió a la publicación de los sobornos del crimen organizado vía sus allegados e hijos.
“Llámese New York Times, llámese Univisión, que entraron de oficiosos al debate, ¿cómo no va a entrar Univisión que está plagada de periodistas al servicio de la mafia del poder? Claro que pagan muy bien a los periodistas”.
Y señaló que el periodista Jorge Ramos gana 17 millones de pesos mensuales y León Krauze 4 millones de dólares al año. Los acusó de ser parecidos a “mercenarios corruptos”. Ambos nada tienen qué ver con la denuncia del Times.
¡Ya perdió hasta el control de sí mismo!
¡Bájele dos rayitas a su histeria, Presidente!

¿Podrá AMLO detener el tiempo de la historia?

Hoy, empero, hay una oportunidad de cambio, un cambio que trasciende la alternancia política y que demanda la edificación de un nuevo régimen político que permita rescatar un país para todos, incluidos los cuatroteros.
Nos encontramos en un momento en que la resurrección del viejo régimen no se ha consolidado y lo nuevo está por construirse, y que, sin lugar a duda, esa construcción de lo nuevo enfrentará muchas resistencias.
El cambio se aproxima y por eso cabe recordar a José Revueltas, quien se refería a su carcelero Gustavo Díaz Ordaz –cuyo autoritarismo ha rebasado AMLO–, quien desde Lecumberri escribió:
“… en el cielo de nuestro destino político, con el dedo de Dios se escribió, y todos sabemos quién es ese Dios, quién es ese Tlacalteculti sexenal que ata los vientos y desata tempestades”.
Y preguntaba Revueltas: “¿Podrá ese Dios detener el tiempo de la historia?”
La respuesta hoy es muy clara: No. ¡No podrá!
Como no pudo Díaz Ordaz.

Indicios

Un alud de números telefónicos de textoservidores de la 4T, lo mismo que el de José Ramón López Beltrán, del peculiar vocero Jesús Ramírez Cuevas, de la candidata Sheinbaum y hasta el de Xóchitl Gálvez, entre otros, se postearon en las redes sociales como respuesta al dicho presidencial respecto al haber publicado el celular de la corresponsal estadounidense: “Que cambie su teléfono; no pasa nada”. Ahora todos los balconeados tuvieron que cambiar también los suyos. La ira popular va in crescendo. * * * Por cierto, ¿qué ha pasado con la filtración de datos personales de más de 250 periodistas y youtuberos que acuden a las matinés de Palacio Nacional? ¿Habrá cargos por la irresponsabilidad del director general de Comunicación Social? * * * El ya mencionado Rubén Rocha Moya inició una táctica que ya vimos al finalizar el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando éste tenía altos índices de aprobación a su gestión: el de la imposible reelección presidencial. A Salinas se le descompuso fatalmente el país el último año de su sexenio. Con López Obrador sucede ya lo mismo. Aun así, el mandatario sinaloense clama por “una curvita” a la Constitución para que AMLO repita su mandato. ¡Vaya forma de intentar quedar bien con el oriundo de Tabasco y mal con el resto de la Nación! * * * Fuertes, pero certeros, los discursos de la ministra presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña, y del ministro Luis María Aguilar en el Congreso de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados. Sin mencionarlos, ambos dieron respuesta a señalamientos del ocupante de Palacio Nacional, hechos en las matinés, y de uno de los varios voceros de la campaña presidencial del oficialismo, que en eso acabó Arturo Zaldívar. La primera dijo que la independencia judicial no es un privilegio; es un derecho, lo mismo que cuando hay diálogo y que no hay que confundir diálogo entre Poderes con subordinación. Y el segundo: “si un juzgador atiende a intereses ajenos a la ley, será el mandadero de alguien”. * * * Y por hoy es todo. Como siempre, reconozco que haya leído este Índice Político y le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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