CIUDAD DE MÉXICO.— El Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participa en el proyecto internacional de Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva (NAUM, por sus siglas en inglés), mediante el cual se espera obtener la “radiografía” de la pirámide de Kukulcán, en la zona arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán.
El investigador y ex director del Instituto de Física de la UNAM, Arturo Menchaca Rocha, y el profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago (CSU), Estados Unidos, Edmundo García Solís, indicaron que la meta es obtener la imagen de las “entrañas” de la estructura prehispánica conocida como “El Castillo”.
⇒ Esta “radiografía” se conseguiría con la ayuda de detectores de rayos cósmicos, lo que permitirá comprobar la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura, por debajo del emblemático edificio.
Los científicos indicaron que, luego de registrar las dos cámaras ya conocidas de la subestructura uno, denominadas del Jaguar y de Chac Mool, se procederá a explorar el resto de lo que hay debajo de la pirámide de Kukulcán, de 30 metros de altura. Para esta investigación se contó con la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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— UNAM (@UNAM_MX) February 19, 2024
Arturo Menchaca indicó que los rayos cósmicos que llegan a nuestro planeta desde el universo están compuestos en 90 por ciento por núcleos de hidrógeno, conocidos como protones. Este tipo de radiación posee una energía tal que al “bombardear” la atmósfera terrestre se producen los llamados piones, de cuyo rápido decaimiento resultan los muones. Estos últimos son partículas penetrantes que constituyen la radiación de origen cósmico.
En este sentido, añadió Edmundo García, los muones son partículas elementales cargadas que llegan del cielo por colisiones en la atmósfera y que, a diferencia de otras, como los neutrinos, se pueden detectar y contar en cierta área, por unidad de tiempo y de energía. “A muy altas energías, llega uno por kilómetro cuadrado por año; en cambio, de poca energía hay muchos”.
Si se realiza un conteo en alguna pirámide y se encuentra una irregularidad, es porque hay un cambio de densidad en la estructura de la construcción, o sea, más o menos materia, una cámara o un hueco, por ejemplo. En este caso habrá mayor probabilidad de que estas partículas la atraviesen. En eso consiste la técnica.
El detector, detalló Edmundo García, contiene plástico centellador que produce una señal de luz cada vez que lo atraviesa un muon. Esa señal electrónica se digitaliza y se convierte en “números” que se guardan en una computadora y se mandan por internet a las universidades participantes para su análisis.
⇒ Esta técnica fue utilizada con los mismos fines por el científico estadounidense Luis Álvarez, en la pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo, y por el propio investigador de la UNAM en la pirámide del Sol, en Teotihuacan.
Para conocer mejor la pirámide de Kukulkán, el equipo de investigación visitó en cuatro ocasiones Chichen Itzá, escaneó con láser la pirámide para conocer sus dimensiones y obtener su imagen exacta; midió la densidad de sus materiales; probó el tamaño del detector en los túneles con ayuda de una maqueta; reemplazó la instalación eléctrica; verificó internet y envío de datos, además de medir las condiciones ambientales.
Antes de colocarlo en Chichen Itzá, el detector (que se construye en Chicago) se probará en las instalaciones del Instituto de Física, donde se planea tomar datos para “ver” con ayuda de los muones al acelerador de partículas de 5.5 MeV (mega electron volt) que posee la dependencia a través del concreto de su edificio. Después se llevará al sitio arqueológico maya y, a partir de que comience a funcionar, la “radiografía” de la pirámide de Kukulcán tardará seis meses.
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AM.MX/dsc