martes, diciembre 3, 2024

Estado de los ESTADOS

Lilia Arellano

“La violencia es un animal incontrolable que termina
atacando a su propio amo”: Renny Yagosesky

⦁ Inició CS sexenio sangriento
⦁ Violencia imparable pese a la militarización
⦁ Masacres en Gto., Guerrero y Quintana Roo

Ciudad de México, 02 de diciembre de 2024.- Las farsas, las declaraciones mentirosas, no cesaron con el cambio de gobierno y, en uno de los renglones más sensibles, la seguridad, siguen vigentes, con el ingrediente de estarse convirtiendo en copias fieles y no solamente “al carbón” de las historias y montajes de los tiempos de Genaro García Luna, de Felipe Calderón, de los peores e irreconciliables “enemigos” de la 4T. Los últimos ejemplos se dieron en el “desfile” organizado por García Harfuch, luciéndose al lado de uniformados militarmente o la “Operación Enjambre” con sus 24 órdenes de aprehensión cumplidas en una docena de municipios, destacando cinco jefes de policías en el Estado de México cuando, en Sinaloa, la situación es de guerra, con decenas de muertos todos los días.

Luego del sexenio más violento de la historia de México, encabezado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum arranca con sangre y fuego también su periodo a pesar de la profunda militarización y al no poder refrendar los acuerdos con las organizaciones criminales negociadas por su antecesor, lo cual ha desatado la ley de la selva y del más fuerte por controlar las plazas y rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos, lo cual elevó los reclamos del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a México. En apenas 62 días, el gobierno de CS ya acumula casi cinco mil asesinatos (4,948), con masacres incluidas, infanticidios y feminicidios, así como un sacerdote asesinado, un alcalde decapitado, coches bomba y una guerra abierta entre cárteles. El impacto en la sociedad de esta ola de violencia es mayor a la registrada cuando el expresidente Felipe Calderón lanzó la guerra contra los cárteles de la droga.

La primera presidentA del país heredó la crisis de seguridad de su predecesor y mentor, López Obrador. Sin embargo, los recientes crímenes violentos de alto impacto han presionado a la nueva inquilina de Palacio Nacional para entregar resultados en el frente de seguridad, y rápido, lo que no ha podido lograr a pesar del cambio de estrategia de los “abrazos no balazos” del macuspano; al combate a los cárteles de la droga con “estrategia e inteligencia”, encabezado por el supersecretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch lo persigue el fracaso. Impera la incertidumbre sobre si su plan será suficiente para frenar la violencia incesante a lo largo y ancho del país. Hasta el momento no es así. La lucha intensa y despiadada heredada del mandato anterior, ahora se concentra en siete estados: Sinaloa, Sonora, Guerrero, Chiapas, Estado de México, Guanajuato y Querétaro. El enfrentamiento se da no sólo entre autoridades contra grupos del crimen organizado, sino entre ellos también: el Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel del Golfo, Los Zetas, Cártel del Noroeste, la Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y Cártel de los Beltrán Leyva.

El primer mes de la nueva mandataria fue sombrío, y destacaron acciones de cárteles domésticos como el Cártel de Santa Rosa de Lima, en Guanajuato. El día de ascensión al cargo, los militares dispararon y mataron a seis migrantes que viajaban en un camión en Chiapas. En Colima, oficiales de la marina y la policía mataron a otros seis civiles esa misma fecha. Luego, en octubre, la Guardia Nacional y el Ejército dispararon y mataron a una niña de ocho años y a una enfermera en incidentes separados en el norte de Tamaulipas. El norte de México escenificó una lucha de facciones entre las organizaciones criminales más importante del país. El enfrentamiento entre dos grupos del Cártel de Sinaloa, “Los Chapitos” y “Los Mayos”, mantiene a los civiles encerrados en sus casas durante semanas, mientras se escuchan las ensordecedoras ráfagas de armas de alto poder todo el día y toda la noche. En Sinaloa, se registraron 143 homicidios en septiembre, tres veces más que los 44 registrados en agosto. Octubre ha sido peor, superaron los 180 asesinatos. Hasta el momento, se superan las 400 víctimas por el enfrentamiento entre las facciones de “Los Chapitos” y “Los Mayitos”, tras el secuestro y captura de “El Mayo” Zambada. Las autoridades federales se lavan las manos y señalan que el conflicto “no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos”, como lo dijo el general Francisco Jesús Leana Ojeda.

En el estado de Guerrero, donde los enfrentamientos se enfocan en los grupos “Los Ardillos” y “Los Tlacos”, días antes de su muerte, el alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, había pedido ayuda adicional a las autoridades federales debido al reciente asesinato de un colaborador cercano. El 24 de octubre, dos coches bomba estallaron en distintos poblados de Guanajuato. Cuando se le cuestionó si se trataba de un acto terrorista, García Harfuch respondió que no. “El terrorismo tiene tintes ideológicos y religiosos, esto es por drogas”. El secretario de Seguridad federal señaló en Palacio Nacional, durante una conferencia mañanera, que parte de la estrategia ha sido reorientar el despliegue de fuerzas gubernamentales para priorizar Sinaloa, Chiapas y Michoacán. Otro pilar, explicó, es “consolidar” la Guardia Nacional creada bajo el gobierno de AMLO.

La guerra abierta en el Estado de México se da entre la Familia Michoacana y un grupo local, el Cártel Nuevo Imperio; en Chiapas las confrontaciones tienen como causa el control de la frontera con Guatemala y otras zonas del estado entre el CJNG, el Cártel de Sinaloa y el grupo local Cártel México-Guatemala. Hasta el momento nada indica vayan a disminuir estos enfrentamientos entre los grupos del crimen organizado. Contrario a lo esperado y a partir de las últimas masacres en los meses de octubre y noviembre, la violencia, en los estados mencionados, se va a incrementar e inclusive a ampliarse a otras entidades vecinas. Si se continúa con la estrategia de combate con las fuerzas federales, el avance del crimen organizado habrá de continuar y cada vez tendrá mayor control del territorio.

En el sur de Guerrero, un alcalde que se había negado a negociar con las bandas locales fue asesinado apenas una semana después de asumir el cargo el 6 de octubre; su cabeza quedó sobre una camioneta blanca. También en el sureste de Chiapas, Marcelo Pérez, un sacerdote de alto perfil quien durante décadas denunció a los grupos criminales de la zona, fue asesinado a tiros un domingo por la mañana cuando subía a su auto después de dar una misa el 20 de octubre. En el estado de Michoacán, los cultivadores de limón, cansados de pagar extorsiones, iniciaron una huelga de cinco días después del crimen contra un líder sumamente conocido.

Este es un escenario real para muchos de nuestros paisanos, la pesadilla diaria, el flagelo aplicado por el gobierno y, además, nos dan discursos dedicados a quienes, por fortuna, todavía no padecemos luto en nuestros hogares.

DE LOS PASILLOS

Así quedó el reporte de las últimas horas en un país en donde “ya no hay masacres” y se registran “menos muertos”: ocho personas fueron asesinadas, entre ellos dos bomberos y un paramédico, y dos personas más resultaron heridas, en un ataque armado en el municipio de Apaseo el Grande, en el estado de Guanajuato. Dos hombres armados dispararon en contra de varias personas que asistían a establecimientos de comida, ubicados en la zona conocida como “Trébol de Apaseos”, un sitio popular en el municipio… Y en el estado de Morelos, un ataque armado en el municipio de Jiutepec, dejó un saldo de, al menos, siete personas muertas y dos más gravemente heridas. Los hechos ocurrieron el sábado 30 de noviembre, en la colonia Vista Hermosa, cuando un grupo armado irrumpió en una vivienda habilitada como bodega en la que se encontraban varias personas, presuntamente vinculadas al consumo y tráfico de drogas… En Quintana Roo, seis personas fueron asesinadas y tres resultaron heridas de gravedad con arma de fuego, presuntamente como consecuencia de disputas de grupos del narcotráfico, en las últimas 24 horas en Cancún, Quintana Roo. Los hechos ocurrieron en cinco ataques armados en diferentes colonias del popular destino turístico.

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