viernes, marzo 29, 2024

Estado de los ESTADOS

Lilia Arellano

“Antes se atrapa al mentiroso
que al cojo”: refrán español

Mentiras y promesas incumplidas
Sólo 4 verdades en el IV Informe
Senado y SCJN ¿frenarán la militarización?

Ciudad de México, 5 de septiembre de 2022.- Lo primero era quitarse el mal sabor de boca y nada mejor a una nota de color para lograrlo porque realmente nadie esperaba mucho del IV Informe de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero la realidad virtual presentada por el inquilino de Palacio Nacional superó las expectativas hasta de sus más rabiosos seguidores. Analistas, expertos, opositores, periodistas y hasta caricaturistas se dieron vuelo con las mentiras dichas por AMLO en su mensaje político, ridiculizándolo. Tal vez el comunicado más certero fue el del ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, quien publicó en sus redes sociales una foto en la que aparece tranquilamente tomando café en su oficina del Banco Mundial en Washington. Su taza contiene la frase: “Buena historia, ahora muéstrame los datos”, en clara referencia a la catarata de falsedades declaradas por el mandatario. Y es ahí, en los datos duros, donde se exhibe la falsa propaganda, las mentiras y las promesas incumplidas del tabasqueño durante cuatro años.
Muchos analistas coinciden en que López Obrador ha institucionalizado el engaño como política de Estado. Desde Palacio Nacional, en sus conferencias mañaneras, todos los días dedica dos o tres horas a repetir frases, disfrazar mentiras con su muletera frase “yo tengo otros datos”. Se dedica a atacar a los órganos autónomos, o va en contra de cualquier personaje con pensamientos distintos al suyo. Utiliza esa tribuna sólo para hacer propaganda, destapar y apoyar candidatos, echarle la culpa al pasado y a sus antecesores de sus propios errores, y girar instrucciones a su gabinete, aunque lo ordenado no esté dentro del ámbito de sus atribuciones. Su actual campaña propagandística insiste en centenas de miles de anuncios “no somos iguales. Y en realidad no lo son, en muchas materias y áreas de gobierno, son peores que los gobiernos “neoliberales”.
Hay una larga distancia entre lo prometido y criticado a lo largo de tres campañas presidenciales y lo cumplido como presidente: en tres años, la economía de México no ha logrado alcanzar el nivel registrado al término de la gestión de Peña Nieto. En ese lapso, la economía cayó -8.5%, según la medición del PIB; la deuda pública creció 24%, -2.6 billones de pesos-; la deuda interna aumentó 31% -2.1 billones de pesos-; la deuda externa se incrementó 453 MMDP; el Déficit Presupuestal alcanzó 2,086.8 MMDP; la Inversión Extranjera Directa disminuyó 12% en promedio comparada con la del periodo de EPN: 31.3 MDD contra 35.6 MDD. La frase pronunciada en el pasillo de Palacio Nacional el 1 de septiembre: “se nos cayó la economía, pero ya logramos recuperar los niveles previos al Covid”, es falsa. López Obrador desconoce la medición del PIB porque sabe no han dado resultado sus políticas y seguramente pasará a la historia como el sexenio perdido, el de menor crecimiento.
El lema propagandístico de “Primero los pobres” se convirtió en “hacer más pobres” a los mexicanos. Ni la pobreza ni la desigualdad han disminuido. El Coneval señala hay más pobres, menos clase media al incorporarse a la pobreza, y hay la misma cantidad de ricos. La inflación acumulada en todo el sexenio es de 19.34%: la canasta básica urbana aumentó 31.27% a 2,042.89 pesos; la canasta alimentaria rural subió 40.76% a 1,566.95 pesos; los mexicanos sin servicios de salud llegaron al 13.2% sumando 15.6 millones; el exceso de defunciones es de 699,271 víctimas y ese número convierte a México en el cuarto país con más mortalidad; las muertes por Covid-19 son, según cifras oficiales maquilladas 498,196, ocupando así el quinto lugar mundial en defunciones por esta causa; las recetas no surtidas en el sector salud son 141% más altas, con 43,081,567. En clínicas y hospitales se padece una grave carestía de medicamentos; las muertes de niños con cáncer alcanzaron los 2,988, por haberse cancelado tratamientos; las vacunas no aplicadas son 2,072,735, como consecuencia de la destrucción del sistema de salud “neoliberal”.
De ahí que sea una descarada mentira su frase: “estamos concentrados en crear uno de los mejores sistemas de atención médica universal y gratuita del mundo”. El fracaso en la creación del nuevo sistema de salud pública y los graves daños causados a millones de personas por la fallida transformación del Seguro Popular en el INSABI, prueban la falsedad de las declaraciones del inquilino de Palacio Nacional, por llevar a cabo un proceso de transformación mal ejecutado, con terribles consecuencias para quienes esperaban un cambio tendiente a mejorar sus condiciones de vida. El desabasto de medicamentos, la forma tan errática cómo se enfrentó la pandemia y la falta de planeación en la construcción de las obras emblemáticas de su gobierno, son testimonio de una administración incapaz de encabezar la transformación propuesta.
En el sector educativo, también se registra destrucción y las consecuencias las pagaran generaciones futuras. No es solamente el abandono de las aulas lo de urgente solución sino el cambio en la enseñanza, no hay un aprendizaje con el cual puedan los egresados contar con la capacidad suficiente para entrar de la manera más conveniente al mercado laboral o poner en marcha negocios propios. Los infantes con rezago educativo aumentaron 19.2% llegando a la cifra de 872,100 más a los existentes en 2018; quienes desertaron en el periodo de pandemia suman 815,740; el presupuesto educativo para este año creció solamente 1.90%, sumando 883,929.7 MDP, convirtiendolo en el segundo menor desde 2014; se cancelaron programas importantes, como los de enseñanza en guarderías, a menores con capacidades distintas y a quienes tienen coeficientes superiores, así como los apoyos a las escuelas técnicas y las de tiempo completo.
La inseguridad pública y la ola de violencia se resiente con mayor profundidad y se extiende a millones de mexicanos en todo el territorio nacional, el cual está controlado, en un tercio, por las organizaciones criminales. La incidencia delictiva creció a 7,355,450 delitos a junio de 2022, es decir, 20% más de los registrados el sexenio anterior y 22% mayor a los reportes de Calderón; los homicidios dolosos son 95% más altos a los de Peña Nieto y superiores en 137% a los de FCH, sumando 132,547 al mes pasado y contando; las personas desaparecidas suman 105,185, y las localizadas sin vida son del orden del 17%; los feminicidios alcanzan 3,502. Como se observa, esto no mejora, de hecho va empeorando, a pesar de los electoreros programas sociales, repartiendo cantidades multimillonarias con el argumento de “abatir las causas que originan se formen delincuentes”.
Tal vez en este tema, el de la seguridad pública, es donde más se evidencian las diferencias entre el AMLO candidato y el ahora presidente de la República. En sus campañas sostenía: “se tiene que profesionalizar la policía, debemos tener una policía federal, porque tenemos que ir sacando al Ejército de las calles”. Pero al llegar al poder, destruyó a la Policía Federal, y creo la Guardia Nacional, la cual fue aprobada por el Congreso con la condición de permanecer como institución de carácter civil. Sin embargo, contrario a la ley, la instrucción llevó la operación a mandos militares con la farsa de contar con un titular con las características de Rosa Icela Rodríguez. El punto con el cual queda marcado su incumpliento y la falsedad de lo ofrecido, permanecerá claramente expuesto con la militarización de la Guardia Nacional; por ahora su objetivo todavía está en camino.
En el ámbito político, López Obrador se ha esforzado en transitar hacia un neopresidencialismo con una amplia concentración del poder en su persona y la dictadura de sus mayorías parlamentarías. Ha impulsado la supermilitarización del país; el rechazo al principio de legalidad y el debilitamiento del Estado de Derecho; ha ejecutado el sometimiento de los poderes legislativo y judicial y de los órganos constitucionales autónomos; ha vulnerado los derechos de las minorías políticas; y ha intentado concretar la “unidad ideológica monolítica” en torno a su figura. Sigue ejerciendo la mentira oficial y atacando a las libertades de pensamiento, opinión y prensa; continua solapando la discrecionalidad en las contrataciones y en las compras gubernamentales; permite la corrupción y la opacidad en los asuntos públicos, protegiendo a familiares y funcionarios cercanos a la Presidencia; la ineficiencia del gobierno y la malentendida austeridad republicana primero, y ahora pobreza franciscana, pasan una factura muy alta al pueblo de México.
De los veinte temas destacados por López Obrador en su discurso del pasado 1 de septiembre, únicamente cuatro son logros demostrables objetivamente y de ellos sólo dos pueden atribuirse directamente a su administración: los incrementos al salario mínimo y la constitucionalización de los programa de bienestar. En los otros dos, la estabilidad del tipo de cambio peso-dólar y el aumento en las reservas internacionales del Banco de México, el mérito no es exclusivo de su gobierno, como tampoco lo son las remesas.
DE LOS PASILLOS
De llegar a aprobarse en el Senado de la República, la oposición presentará una acción de inconstitucionalidad en contra de la iniciativa presidencial avalada por la Cámara de Diputados, con la mayoría de Morena y sus aliados, para que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) asuma el control de la Guardia Nacional. El dirigente del PAN, Marko Cortés Mendoza, advirtió acudirán ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al considerar esta medida como una “trampa” para el Ejército Mexicano. “López Obrador pretende endosar a militares el fracaso de su estrategia y de las miles de muertes en México relacionadas con el crimen organizado, además de un nuevo intento para vulnerar el federalismo, la autonomía de poderes y la Constitución. En 19 entidades hay más elementos de la Guardia Nacional que policías estatales, uno de los síntomas más graves para comenzar a militarizar al país”…. Aunque los gobernadores, principalmente los morenistas, secundan las instrucciones presidenciales ordenando a sus diputados votar favorablemente todas las iniciativas. Si en Cancún, Quintana Roo se llevan contabilizados un promedio de más de mil 200 homicidios por año, ansiosos están en los Ayuntamientos y en el gobierno estatal por endosarle el “problemita” a cualquier otra dependencia y si se trata del Ejército, mejor, porque no les permitirán ni opinar, con lo cual se sentirán libres de culpas y responsabilidades.

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