ESCARAMUZAS POLÍTICAS: Trump: el “pacifista” que dejó lista la guerra en Ucrania

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Gloria Analco

Donald Trump recorre mítines, entrevistas y redes sociales como un profeta de la paz, señalando a Joe Biden como único responsable de la tragedia ucraniana. “Esta guerra nunca habría ocurrido si yo hubiera estado en la Casa Blanca”, repite con la solemnidad de quien jura que la pólvora jamás estuvo en sus manos.

Sin embargo, la pólvora la puso él. Y la mecha, casi entera en ese conflicto.

Para entenderlo, primero hay que recordar un momento clave: el golpe de Estado en Kiev en 2014, conocido como el Maidán.

Lo que comenzó como una protesta ciudadana se transformó en una insurrección apoyada desde Washington y Bruselas, con la salida forzada del presidente prorruso Víktor Yanukóvich.

Este cambio abrupto desató la crisis política y militar en Ucrania, pues desde entonces el nuevo gobierno se alineó con Occidente, profundizando la fractura con Rusia y llevando la guerra al Donbás.

Fue durante el mandato de Barack Obama -con Joe Biden como vicepresidente- que Estados Unidos comenzó a tejer esta estrategia: rearmar y entrenar a las fuerzas ucranianas, aunque sin armas letales al principio, para evitar una escalada abierta con Moscú.

Sin embargo, esta política sembró la semilla del conflicto:

Uno de los testimonios más incómodos -y contundentes- sobre la escalada posterior es el de Scott Ritter, exoficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EE.UU. y exinspector jefe de armas de la ONU en Irak.

Ritter trabajó durante años dentro del aparato de seguridad nacional estadounidense, con un profundo conocimiento sobre las tácticas militares y las lógicas de poder en Washington. Su análisis desmonta la narrativa que vende Trump como un apóstol de la paz.

Fue Donald Trump -durante su primer mandato- quien convirtió la política de Obama con respecto a Ucrania en una auténtica maquinaria de guerra: autorizó la entrega de misiles Javelin -armamento letal de alta tecnología-, aumentó drásticamente el número de soldados entrenados y elevó año con año la ayuda militar en millones de dólares a Ucrania.

Según Ritter, el objetivo estaba claro: “mandar a esos soldados al Donbás a matar rusos”.

Eso fue lo que empezó a poner a Rusia en alerta, al ver en qué consistía realmente ese entrenamiento. Se trataba de instructores estadounidenses y de la OTAN supervisando la profesionalización de un ejército obsoleto, en bases como la de Yavoriv, en el oeste de Ucrania, que en 2022 fue uno de los primeros objetivos de los bombardeos rusos.

Cada año de su primer mandato, Trump firmó en sus National Defense Authorization Acts partidas multimillonarias para armar y fortalecer al ejército ucraniano, consolidando una doctrina de choque con el fin de provocar a Rusia, mantenerla contenida o forzarla a una negociación en desventaja.

La narrativa antirrusa, construida desde Washington y amplificada por Trump en ese entonces, convirtió a Moscú en el enemigo a derrotar.

No era sólo cuestión de armar a Ucrania, sino de crear un relato que justificara la confrontación.

El guion es claro y contundente:

Obama prendió la chispa: inició el entrenamiento militar, pero evitó suministrar armas letales para no escalar la tensión.

Trump le agregó combustible y encendió la mecha: rompió esa línea, autorizó la entrega de Javelin, multiplicó el entrenamiento y aumentó la ayuda militar, ni más ni menos.

Y ahora se jacta de ser un pacifista.

Biden encendió el cerillo final: heredó esa estructura de Trump, la robusteció y la llevó al extremo en contra de Rusia.

¿Por qué es tan importante esta secuencia? Porque revela la responsabilidad compartida y cómo el conflicto no empezó con Biden, sino que fue incubado desde antes, con la base puesta por Obama y Trump.

La frase de Scott Ritter resume la paradoja con brutal honestidad: “Es como pedirle al incendiario que apague el fuego que él mismo provocó”.

Trump encendió la mecha. Biden avivó el incendio. 

Hoy, el magnate se vende como el único bombero capaz de apagar la conflagración, cuando fue él mismo quien la inició.

 

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Redacción/dsc
Redacción/dsc
Periodista en crecimiento; siempre buscando algo que contar.

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