Gloria Anaco
- Trump y Putin: un nuevo capítulo en la política del poder global
Burevestnik – fue apodado Skyfall por Estados Unidos, que lo veía como un proyecto casi inalcanzable-
Donald Trump calificó de “inapropiadas” las declaraciones de Putin en la presentación del misil Burevestnik, en las que el presidente ruso destacó que el arma podía patrullar los cielos durante meses, cambiar rutas imprevisiblemente y portar ojivas nucleares, y subrayó que ya es un hecho operativo, enviando un mensaje directo a Occidente.
Para Trump, lo inapropiado no era la exhibición del misil, sino el contexto político: “debería poner fin a la guerra en Ucrania, en lugar de probar misiles”, señaló airado.
Sin embargo, lo que Trump no menciona es que Putin no puede dar por terminada la guerra debido a la interferencia constante de la OTAN, que ha dejado claro que no tiene intención de retirarse de Ucrania. Esta situación ha obligado a Rusia a desarrollar una guerra de desgaste, cuyo objetivo central es destruir la capacidad del ejército ucraniano, la única forma que ha encontrado Moscú para neutralizar la amenaza de la OTAN a su seguridad nacional.
Trump mezcla reacción militar con cuestionamiento político, mostrando cómo la política y el poderío estratégico se entrelazan entre los dos líderes.
Burevestnik: ficha estratégica global
Pero el Burevestnik no es solo una maravilla tecnológica: es una ficha estratégica que mueve el tablero global.
Mientras los Brics hablan solemnes sobre su tarea a favor de la multipolaridad, Rusia ya posee un arma que materializa esa relevancia de manera irónica y contundente.
No hacen falta discursos: un misil que patrulla los cielos durante meses, cambia rutas y porta ojivas nucleares demuestra que la multipolaridad no es teoría, sino realidad tangible.
Estados Unidos apodó a este misil Skyfall poco después de 2018, cuando se anunció como arma del futuro. Para Occidente, era casi una broma: un proyecto inalcanzable, casi fantasía. Cada mención de Putin, sin embargo, es un guiño burlón: lo que parecía imposible ya es un hecho.
El Burevestnik es un misil de crucero de propulsión nuclear con alcance prácticamente ilimitado. Puede patrullar los cielos durante meses o años gracias a su reactor nuclear integrado.
Recorrer rutas impredecibles sobre el Atlántico, el Ártico o Rusia, recibir la orden de ataque y volar a 2.500 km/h lo convierte en un arma casi imposible de interceptar.
Su potencia se compara con las bombas de Hiroshima y Nagasaki y forma parte de la tríada nuclear rusa, junto a Poseidón, Sarmat y Avangard.
Europa en el ojo del huracán
Europa, que ha pasado años provocando a Moscú con sanciones y expansión de la OTAN, enfrenta ahora una realidad incómoda: un misil que patrulla meses y puede atacar a velocidad hipersónica no es diplomacia; es poder tangible. Mientras algunos hablan de seguridad, otros la ejercen con hechos.
“Y Europa, que creyó que podía presionar a Moscú con discursos y sanciones, ahora tiene frente a sí un misil que patrulla los cielos meses antes de decidir si ataca… todo un recordatorio de que los juegos de poder a veces se vuelven lecciones inesperadas.”
Política, celos y multipolaridad
Trump demuestra su doble estrategia: rechaza la “inapropiada” exhibición rusa, enfatiza la fuerza estadounidense y al mismo tiempo cuestiona la gestión de Putin en Ucrania.
Rusia, con Burevestnik, afirma su autonomía y poder de decisión. La multipolaridad deja de ser un concepto; es realidad estratégica, que obliga a Occidente a replantear sus alianzas y políticas.
“Mientras algunos fanfarronean sobre ejércitos y presupuestos, Putin sonríe con calma. Porque en este juego, a veces no gana quien grita más fuerte, sino quien convierte la fantasía en realidad.”
Conclusión: Skyfall, realidad que fastidia
La pregunta final es inevitable: ¿está Occidente preparado para un mundo donde Rusia decide los tiempos y formas de su poder, mientras Burevestnik patrulla los cielos durante meses?
Putin ya ha movido la ficha. Trump reacciona con celos y fanfarronería. Europa, con sus provocaciones, tiene ahora que acostumbrarse a la multipolaridad, que ya no se discute, se impone con hechos.
” Rusia muestra que en el tablero global no basta con gritar más fuerte: hay que mover las fichas correctas. Skyfall no es solo un misil; es una lección de realidad que Occidente tendrá que digerir, y vaya que duele cuando la fantasía de su enemigo se convierte en hecho.”
