MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
No, no es broma ni mucho menos una puntada electorera ni oficiosa convocatoria. Simple y llanamente, todo indica que el presidente Enrique Peña Nieto en tanto se encamina al escenario elemental y obligado de convertirse en el solitario de Los Pinos, paulatinamente los integrantes de su equipo dejan de hacerle caso y su mensaje se engarza en la elemental retórica que ahí se queda, en el papel mas no en la memoria. Veamos.
Porque, los programas impulsados por su gobierno y sus resultados o fracasos, ahí se quedan. Las reformas estructurales trascenderán a su administración pero con un futuro poco halagüeño si el próximo gobierno es de cuño diferente al de su partido y se cumplen las advertencias de la abrogación y hasta el desecho. Bien.
¿Cuántos exhortos, llamados, convocatorios, peticiones, invitaciones y propuestas al diálogo y la civilidad, por ejemplo, ha hecho el presidente Enrique Peña Nieto en cinco años y medio de su gestión?
Sin duda han sido recurrentes en sus mensajes, discursos temáticos e improvisaciones que, lamentablemente, han estado salpicadas de yerros que lo han llevado al estrellato en las redes sociales.
Pero, vaya, el punto es cuál ha sido la respuesta ciudadana, ya no digamos la de su equipo que ha transitado, en buena parte, entre el protagonismo de ciertos personajes o el desdén al imperativo de atención de pueblos miserables abandonados secularmente, a esos llamados presidenciales.
Han sido, valga la analogía, como las llamadas a misa, en el mejor de los casos cuando no las mentadas de madre que atiende quien quiere.
Porque, por ejemplo, cuando de paz y civilidad se ha tratado, la respuesta ha sido beligerante y hasta despectiva, sobre todo en esas redes sociales en las que el anonimato de participantes es el común denominador.
Lamentablemente, la lucha, o llámele usted guerra, contra la delincuencia organizada ha fracasado y poblaciones enteras están sujetas a la ley de los criminales, como en el estado de Guerrero y en Michoacán, Oaxaca, Puebla y Veracruz, Tamaulipas y amplias zonas de Chihuahua y ni qué decir de Sinaloa.
Y ese fracaso ha influido en el estado de ánimo ciudadano que, incluso, ha evitado las marchas en demanda de seguridad y justica, so riesgo de ser identificados por los criminales que no se andan por las ramas y cuya praxis tiene enormes condimentos de violencia y brutalidad. Un asunto que abiertamente se presentó en la ciudad de México, con marchas de gente pagada por el crimen organizado, como aquellas en puntos neurálgicos donde la presencia de la fuerza pública federal y de las fuerzas armadas, es combatida y centrada en el desprestigio a cargo de pasquines y pobladores a sueldo.
Pero, vaya, a cerrar filas, a denunciar a los delincuentes ha llamado Enrique Peña Nieto pero, también lamentablemente, nadie le hace caso, en tanto cuerpos policiacos de capitales del país y poblaciones menores, han sido penetradas y contaminadas por la delincuencia organizada.
Y en ese escenario de terrible inseguridad, en medio de la disputa del control de territorios, tal ocurre en la Ciudad de México que siempre negó Miguel Ángel Mancera y que le explotó a su sucesor, los mexicanos caminamos hacia el inevitable domingo 1 de julio próximo para elegir al Presidente de la República.
Ayer, el presidente Enrique Peña Nieto llamó a la ciudadanía, a que en los 11 días que faltan para la jornada comicial, los ciudadanos conozcan y comparen las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República.
“Es importante que los ciudadanos aprovechen estos últimos días para conocer y comparar las propuestas de todos los candidatos que están pidiéndoles su voto”, dijo durante la toma de protesta del nuevo Comité Ejecutivo y Consejo Directivo 2018-2019 de la Concanaco- Servytur, es decir, de los comerciantes y prestadores de servicios turísticos organizados del país, un sector muy sensible y que ha sido blanco del crimen organizado y el desorganizado.
“A 11 días de la elección más grande de la historia de nuestro país”, el voto de los mexicanos “no sólo decidirá qué rumbo tomará el país en los próximos seis años, sino el rumbo que nuestro país tomará en las próximas décadas”, dijo Peña Nieto.
Y refirió una gran verdad: “a final de cuentas lo que deseamos todas y todos los mexicanos es que a México le vaya bien, que se construya sobre los logros alcanzados, que siga en la ruta de crecimiento, de construir mayor grandeza y de abrir oportunidades para las y los mexicanos, y muy especialmente para las nuevas generaciones”.
Reconoció de los miembros de la Concanaco-Servytur su contribución decidida y con liderazgo a alcanzar esos propósitos, y ponderó su campaña “Voto porque quiero a México”, para promover el sufragio de manera razonada. ¿Le hacemos caso al presidente Peña Nieto?
Dejemos de lado filias y fobias. Como dijo mi amigo Roberto Vizcaíno a un colega que un día sí y otro también tundía a Peña Nieto e incluso lo insultaba con adjetivos peyorativos: “Ya déjalo, qué te ganas con insultarlo; ya se va…” Y sí, ya se va, pero guste o no, aún es el Presidente de México. ¿Le hacemos caso por una vez y transitamos con civilidad hacia la jornada electoral y nos dejamos de descalificarnos? Digo.
@msanchezlimon