MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Para que rime. Ya se sabe, ya se supo. ¡Quién lo diría! Al Machuchón de Palacio se le hace bolas el engrudo.
Y evidencia que optó por la política como oficio a manera de profesión, asumiéndose Camaján que, en la ruta crítica de su gestión que no gobierno, ha entrado en crisis de identidad.
Ser o no ser… Machuchón. Término aplicable, en Tabasco, a los jefes y poderosos. ¡Recáspita!
Ser o no ser… Camaján. Dícese del que se las ingenia para vivir a costa de los demás. ¡Sopas, perico!
O ambos dos, diríase en justo pleonasmo, porque lo encueró el huracán que vio venir y no urgió previsiones, no alertó a los mexicanos que habitan en la costa del Pacífico de Chiapas a Michoacán, donde pegaría Otis.
Culpables o responsables, aquellos, aquel, aquella que no dispararon la alarma y llamaron a la población a protegerse, a tomar providencias.
¿A poco no?
Y desde la azotea de una casa en el Acapulco devastado por “Otis”, en la mañana gris del miércoles 25 de octubre, un porteño reprocha, grita a un tris de mentar la madre ¡zanca! El reclamo, válido Brody, sin duda incluso a la gobernadora Evelyn:
“¡No nos avisaron!, ¡no nos avisaron!” Y el lamento que urge respuesta: “¡perdí todo, perdí todo!”
¡Ah!, cuando el daño estaba hecho y Acapulco era imagen desolada, devastada con la rapiña azuzada por la ausencia de autoridad frente a la crisis –¿cuáles marinos y soldador y guardias nacionales y cuicos locales?– el Machuchón entendió que algo debía hacer.
Y, en un acto de esos que él califica como politiquería, decidió viajar a Acapulco por carretera y se quedó varado adelantito de Chilpancingo. No se ría, porfis.
Chance y pensó en irse con el equipo en Flecha Roja.
Pero.
Nadie de los altos mandos de las Fuerzas Armadas le dijo que hay helicópteros con capacidad de viajar bajo condiciones de tormenta hasta zonas devastadas por la fuerza de la naturaleza. Son esos aparatos de tecnología francesa.
En serio, no se ría.
Porque, ayer, miércoles, luego de la mañanera decidió ir a Acapulco. ¡Cómo chingaos no! Y demostrar que, en Tepetitán, también sopla el aire y más en Palacio, donde con humildad franciscana debe atender a las demandas ciudadanas, pero esos días politiqueros de campaña permanente ya se fueron.
¡Que se aguanten las señoras y los señores y los enfermos y los pobres! ¿Ya se cansó?
No, jóvenes y jóvenas beneficiarios de las becas del Bienestar, el licenciado presidente prefiere la vida de machuchón con pinceladas de camaján. Recuerde usted que, ya en el poder y frente a esos etcéteras consecuencia de la naturaleza encabronada, decidió no ir a zonas afectadas por lluvias e inundaciones porque eso es politiquería y, de plano, no va a andar mojándose los calcetines ni salpicándose de lodo.
Aunque, bueno, de pronto lo hace desde la comodidad del helicóptero que lo pasea sin problema para admitir, como lo dijo en Tabasco, que prefirió abrir compuertas del Grijalva para desfogar hacia zonas pobres y no inundar a Villahermosa.
Sí, en efecto, no se parece a los de antes y toca madera.
Aunque ayer, helo ahí metiéndose en el lodo porque no había de otra en esa pretensión de llegar a Acapulco y tomarse la foto con damnificados porque, pues ya sabe usted, se le olvidaba que está en campaña y que la soprano Sheinbaum no hila un mensaje sin su consentimiento, ¿o será porque no se le da?
Tal vez y solo tal vez quiso parecerse a Ernesto Zedillo que se regresó de una gira internacional para atender la emergencia provocada por el huracán Paulina que, con categoría 4 pegó el 8 de octubre de 1997 y devastó al puerto de Acapulco, luego de ingresar por la costa de Oaxaca.
O con eso de la enlodada, seguir los pasos del doctor Zedillo que el 9 de octubre de 1999 recorrió las zonas inundadas en Poza Rica, Veracruz, a consecuencia de torrenciales lluvias.
Pero, el licenciado presidente no apareció en público, quizá para no ser increpado como le ocurrió al doctor Zedillo Ponce de León, cuando el 11 de octubre de 1997 recorrió zonas de Acapulco, y le demandaron poner orden y les llevaran agua, ropas limpias y alimentos.
No, el Machuchón logró llegar a Acapulco pero nadie sabe dónde se reunió con la gobernadora ni qué instrucciones dio, porque evitó aparecer en público después de que fue videograbado cuando llegó en la camionetota negra, blindada por supuesto, desde la que escuchó información del secretario de la Defensa Nacional.
Ahí, en esa súper carretera bloqueada, muro infranqueable rumbo a Acapulco, no faltó el que pecó de adulador y le recetó: “un gusto tenerlo por aquí, Presidente”.
Sí, como le gusta. Aunque ayer no reaccionó a la adulación. Andaba ensimismado, en busca, sin duda, de respuestas a esa zancadilla que la naturaleza –no los liberales ni conservadores– le metió a su soberbia demostrándole que gobernar no es enchílame un pejelagarto.
Y es que, sorprendido con los dedos entre la puerta, evidenciado en esa ausencia de información, de previsión, de contar con los hilos para gobernar, en la mañanera blofeó y mintió.
Llegó retrasado a la homilía y adujo:
“Bueno, pues nos tardamos porque sí pegó muy fuerte, muy fuerte el huracán en Guerrero, en la Costa Grande, en Acapulco, en Tecpan, en todo ese tramo de Tecpan a Acapulco, en Coyuca de Benítez, en Juárez y otros municipios, Atoyac, los que están en esa franja. Y todavía está afectando el huracán, se han perdido las comunicaciones por completo.
“Y está saliendo el general secretario, el secretario de Marina, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, el secretario de Comunicaciones y Transportes, la directora de Protección Civil, desde ayer estamos allá; hay brigadas del Ejército, de la Marina, se está aplicando el Plan DN-III, El plan Marina”.
En serio, lo dijo Su Alteza Serenísima, no sabía que Acapulco estaba devastado porque, si como dijo desde el martes estaban aplicándose el Plan DN-III y el Plan Marina, por qué demonios no se avisó a la población que se preparara.
¿Por qué no tenía información?
¿Quién es responsable? ¿Hay culpables?
—¿Aplican el Plan DN-III? —preguntaron al Duce.
–Sí –mintió–, se aplicó desde ayer. Hay marinos, albergues. Se está trabajando.
Yo ayer –continuó–, cuando me informaron que era un fenómeno, porque pocas veces, según los registros, se desarrolla así un huracán tan pronto y con tanta fuerza, a las ocho de la noche envié un comunicado. Pero nos habían informado que entraba de cuatro a seis de la mañana, y no, entró después de las 12, que tocó tierra y muy fuerte.
¿Un comunicado? ¿Dirigido a quién y por qué no se dispararon las alarmas y se guio a la población hacia albergues? ¿Por qué esperar hasta que Otis ingresara a la cuatro o seis de la mañana? ¿Por qué?
Ayer, el licenciado presidente debió haber sido el primer cliente de doña Ana Elizabeth García Vilchis en la sección “Quién es quién, en las mentiras de la semana”. ¿Machuchón o camaján? ¡Recontra, Drakko! Digo.
QUIEN ASUMIÓ LA TAREA DE INMEDIATO fue Rabindranath Salazar, aspirante a gobernador de Morelos. De inmediato envió mensaje de solidaridad a los damnificados en Guerrero e informó que deja de lado la actividad política para dedicarse, de tiempo completo, a coordinar con su equipo de trabajo tareas para administrar centros de acopio en apoyo a los hermanos de Acapulco. Estas actividades las hará de manera privada e informará solo aquello que coadyuve a este esfuerzo solidario. Vientos. Conste.
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