Por: Mario Ruiz Redondo
Hombres y mujeres ilustres han integrado a lo largo de la historia de México en sus relaciones diplomáticas con el resto del mundo, un ejército de soldados por la paz.
Su presencia más allá de nuestras fronteras han forjado la imagen nuestra, como de una nación libre, independiente y orgullosa de su pasado y presente, hoy respetada por su política sustentada en el legado de Benito Juárez, del respeto al derecho ajeno y a la soberanía de las naciones, a la no intervención y a la autodeterminación de los pueblos.
Hoy, el Gobierno de Enrique Peña Nieto, sustenta su quehacer internacional en las tareas encomendadas a 80 embajadas, 66 consulados, siete misiones ante organismos internacionales (ONU, OEA, OACI, OI, OPANAL, UNESCO y OCDE), así como tres oficinas de enlace con la Autoridad Nacional Palestina, Estrasburgo y Taiwán.
En mi andar por algunas partes del mundo, he tenido la fortuna de conocer a varios de esos personajes trotamundos, que han puesto y siguen poniendo muy en alto el nombre de México, aún poniendo en riesgo su seguridad.
Contacto reciente con uno de ellos, Raúl Cueto Martínez, cónsul en Quetzaltenango, de la Embajada mexicana en Guatemala y miembro del Servicio Exterior Mexicano de Carrera desde 1991. Su vocación es de origen, al ser egresado en 1989 con Mención Honorífica, de la licenciatura en Relaciones Internacionales, por la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Defensor de los intereses de México y de los mexicanos en el extranjero, que a partir del dos de agosto de 2016, luego de ser ministro y jefe de Cancillería en la Embajada de México (2013-2016), en Venezuela, arriba a la segunda ciudad más importante de Guatemala, donde coadyuva en el fortalecimiento de los lazos de amistad y cooperación entre los dos países vecinos, mediante el diálogo y una cercana relación de trabajo con autoridades y liderazgos comunitarios locales.
Encuentro sin agenda con Raúl Cueto Martínez, quien este año cumple 31 de haber ingresado a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), en el marco de los Juegos Florales Hispanoamericanos 2017, de la ciudad de Quetzaltenango, donde acompaño a la directora de la Casa de Cultura en Tapachula, del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (CONECULTA), quien encabeza una delegación que representa al vecino estado al norte del río Suchiate.
Trayectoria impecable y por lo mismo respetable la del representante diplomático, quien entre otros cargos, ha sido jefe de la Sección de Asuntos Políticos en la Embajada de México en Brasil (1992-1996); ministro y jefe de Cancillería en la Embajada de México en la República Federal de Alemania (2001-2002).
Asimismo, cónsul Titular de México en Caléxico, California, de 2002 a 2005 (Estados Unidos); jefe de la Sección de Asuntos Políticos y Fronterizos en la Embajada de México en Washington (2005-2006), que ha combinado con encomiendas en la sede de la SRE, en la capital del país, como jefe de Departamento y Subdirector en la Dirección General para América Latina y el Caribe (1986-1992).
Además, director de Organismos y Mecanismos de Concertación e Integración Latinoamericanos (1996-1999); coordinador de Asesores de la Subsecretaría para América Latina y Asia Pacífico (1999-2000); director general de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos (2007-2008), y director general Adjunto de Relaciones Económicas con América Latina y El Caribe y Asia Pacífico de la Agencia Mexicana de Cooperación para el Desarrollo (2011-2013).
Extraordinario curriculum, que incluye el haber sido en el ámbito multilateral, coordinador nacional adjunto (1996-1999), y coordinador Nacional de México (2007-2008), para el Grupo de Río; la Conferencia Iberoamericana; la Cumbre de las Américas; para el Grupo de los Tres y para la Cumbre América Latina y el Caribe -Unión Europea; y representante alterno (1996-1999), y Titular (2007-2008), de México ante el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL) y del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA; 2013-2015).
Y también jefe de la Delegación de México en distintas reuniones en el marco del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ahora, como fiel soldado de paz, en su apostolado itinerante, en Quetzaltenango, Guatemala, donde dentro de sus atribuciones está el control y expedición de visas a ciudadanos de este centroamericano y de otras nacionalidades, sea por turismo, intercambio educativo y negocios, junto con las tareas de promoción del arte y la cultura de México, mediante la difusión de información que contribuya a un mejor conocimiento de nuestra realidad.
Oportunidad para compartir alimentos e historias coincidentes de amigos comunes, los embajadores Ricardo Galán Méndez y Gustavo Iruegas Evaristo.
Tiempo de recordar que conocí a Ricardo en 1977, siendo reportero del diario EXCELSIOR, quien entonces era el representante diplomático de México en Nicaragua. Antes de arribar a Managua lo contacté vía telefónica, buscando la protección diplomática, pues me había atrevido a publicar días antes la primera entrevista que concedía un miembro de la Dirección Nacional del reorganizado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el nuevo y definitivo intento de derrocar a la autoridad nacional.
Aquella conversación con el comandante Humberto Ortega Saavedra, firmada en las “Montañas de Nicaragua”, había causado sorpresa y malestar al gobierno del presidente Anastasio Somoza Debayle, heredero de la dinastía familiar que por más de cuatro décadas se había convertido en dictadura en el país centroamericano, apoyado por Estados Unidos.
Le pedí que al día siguiente de mi llegada al Hotel Intercontinental, desayunáramos, lo cual aceptó de inmediato. Después de las obligadas referencias personales, el embajador me diría: No te preocupes por tu seguridad, he hablado con el primo del presidente, el líder del Congreso Nacional, Luis Pallais Debayle, y me ha dicho que quiere que seas su invitado especial en una comida privada que te ofrecerá este día en el Club Militar Naútico de Xiloa, en las afueras de Managua.
Acepté y esa tarde estaba reunido con un miembro prominente de la familia en el poder, quien de entrada me daba la bienvenida al país y el saludo de su primo y jefe. Petición, inmediatamente concedida en base a la ética profesional, de tomar en cuenta la opinión del gobierno, para equilibrar las versiones en contra, emitidas al enviado especial, por la guerrilla sandinista.
Después de compartir alimentos con el líder legislativo, se realizaría la entrevista que al día siguiente se publicaría en EXCELSIOR, que por aquellos días tenía una gran influencia tal que lo convertía en el número uno de Latinoamérica.
Oye, me dice el cónsul Cueto Martínez: Ricardo fue un gran embajador en Nicaragua. Lo conociste mucho antes que yo. Vaya que fue una buena experiencia la que vivieron juntos en esa reunión con el diputado Pallais Debayle.
Sí Raúl, le comenté, más cuando dos años después esa relación con Luis, me permitió una entrevista ensu despacho del bunker de Managua, al presidente Anastasio Somoza Debayle, cuatro días antes de que huyera del país, al ser derrotado por la insurgencia sandinista, que compartí a mi colega y amiga Ana Cristina Peláez, enviada del noticiero 24 Horas del influyente periodista Jacobo Zabludovsky, del canal 2 de Telesistema Mexicano, hoy Televisa.
Para entonces, Ricardo Galán había sido retirado de la Embajada mexicana en Nicaragua y en su lugar llegó en 1978, como encargado de negocios, el embajador Gustavo Iruegas Evaristo, diplomático de carrera, con Maestría en Administración Militar para la Seguridad Nacional, por el Colegio de la Defensa Nacional, del Ejército Mexicano.
Cubano de origen, donde nació en 1942, nacionalizado mexicano, asumió el control de la representación diplomática mexicana el 9 de septiembre. Fue cuando tuve oportunidad de conocerlo y tratarlo en aquellos días difíciles para su encargo, al dar asilo a más de 600 nicaraguenses, hasta la huida a Estados Unidos, del general Anastasio Somoza, y el triunfo de la Revolución, entre ellos a los integrantes del Grupo de los 12, brazo político del Frente Sandinista.
Opinión coincidente de admiración a Gustavo, el amigo común que se distinguió por su trayectoria durante 38 años de carrera diplomática, como jefe de misiones de México en diversas naciones de América Latina y el Caribe, al igual que en cargos dentro del organigrama de la Secretaría de Relaciones Exteriores, relacionados con organismos internacionales, donde también organizó la Primera Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, que tuvo su sede en la ciudad de Guadalajara, en 1990, a la que asistió el presidente de Cuba, Fidel castro Ruz.
Fue embajador en Uruguay, Jamaica, Noruega, Argentina y Brasil; cónsul general en San Diego, California. Como encargado de negocios de la embajada de México en El Salvador, se distinguiría por denunciar los crímenes de guerra que cometía el ejército, así como por otorgar protección diplomática a guerrilleros, hasta que se emitió la Declaraci´n Franco Mexicana, por la que se reconoció internacionalmente al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), como “Fuerza Combatiente”.
Gustavo Iruegas Evaristo, hasta su muerte el 22 de octubre de 2008, fue un hombre congruente con sus ideas, por las que, siendo subsecretario para América latina y El Caribe, en el gobierno de Vicente Fox Quesada, renuncia en 2003, por no estar de acuerdo con el maltrato de que fue objeto, el presidente cubano Fidel Castro Ruz, en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Monterrey, Nuevo León, en 2002, donde de manera grosera el mandatario mexicano de
extracción panista, obedeciendo la consigna del presidente George Bush, le dijera; “Comes y te vas”.
Las remembranzas en las que como director general para América Latina, Gustavo Iruegas, fungió como anfitrión en las negociaciones de paz en los conflictos guerrillas-gobiernos de El Salvador y Guatemala, que concluyeron respectivamente en 1992 y 1996, en México, sin olvidar haber sido promotor de encuentros de negociación entre las autoridades colombianas y la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Al embajador Ricardo Galán Méndez, lo reencontraría en La Habana, en 1980, cuando me encontraba como enviado especial de EXCELSIOR, cubriendo la información de la salida rumbo a Miami, de más de 200 mil isleños disidentes con el régimen comunista implantado por Fidel Castro.
Hasta ahí llegaría el buen amigo, en su calidad de embajador de México en Colombia, luego de que un grupo de la guerrilla del Movimiento 19 de abril (M19), tomó como rehenes a diplomáticos que disfrutaban en una velada en Bogotá. Por ahí guardo las fotos donde lo entrevisto junto con los cabecillas.
Muchas historias coincidentes con el cónsul Raúl Cueto Martínez, antes de despedirnos para regresar al lado mexicano, junto con la delegación del CONECULTA, bajo la protección diplomática delegada al vicecónsul Camilo Capri, en una ruta sinuosa de descenso de dos mil 400 metros sobre el nivel del mar, de Quetzaltenago a Tapachula.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 20017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.