domingo, enero 5, 2025

EN REDONDO: El Vía Crucis de los pueblos avasallados

Por: Mario Ruiz Redondo

Han transcurrido no en paz los días de guardar, de la Semana Santa cristiana, en la que se recordaría el Vía Crucis, que llevaría a Jesús a morir en la cruz, a manos de los judíos, los poderosos de aquella época de dominio y ejercicio omnipotente, con el involucramiento del romano Poncio Pilatos, quien “se lavaría las manos”, para no ser señalado como el ejecutor del hijo de Dios.

El poder de ayer y de hoy en el mundo, que lo mismo somete, despoja y elimina a su antojo, justificando intereses ocultos de minorías que disfrazan las verdaderas intenciones para engañar y evitar la condena por ser causantes de las decisiones sustentadas en la fuerza y la violencia, que aniquilan pueblos completos.

Historia cíclica, significada en los días que vivimos, por aquellos que detentan la definición de los rumbos de lo que es bueno, según sus intereses permanentes y su absoluta convicción de tener al dinero como su Dios único, incurriendo cotidianamente en el dominio perverso de la riqueza ajena.

Resurgimiento de los nuevos “Mesías”, que enarbolan banderas coyunturales de crisis, generando mediáticamente la imagen de ser los salvadores o liberadores de una nación o de la humanidad, apoyados en esquemas personales de corte dictatorial, donde la intolerancia y la imposición son sus rostros comunes de con semblantes marcadamente populistas, nacionalistas e incluso racistas.

Días y años recientes de un predominio discursivos con tonos que llevan en cada palabra la amenaza del uso de la fuerza y de las armas, que finalmente desencadenan invasiones salvajes, que convierten a los pueblos en carne de cañón, de blancos fáciles de las metrallas de las balas o de las bombas lanzadas desde buques o aviones de guerra, que a su paso siembran muerte de cientos de miles.

Ahí está Iraq como el ejemplo más ilustrativo del poder extremista de las grandes potencias lideradas por Estados Unidos, que con el pretexto de destruir “laboratorios de armas químicas”, invadieron entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003, sin que hasta ahora hayan demostrado sus argumentos, pero que les sirvieron de manera encubierta para derrocar al régimen de su antiguo aliado Saddam Hussein y ex agente de la Agencia Central de lnteligencia (CIA), y controlar sin ningún derecho la riqueza petrolera de esa nación árabe, cuya reconstrucción es realizada por los estadounidense con dinero del pueblo ofendido.

Intervencionismos para el saqueo y dominio de lo ajeno, que también ha tenido a México como escenario, como quedaría registrado el 21 de abril de 1914, al sufrir el puerto de Veracruz, la invasión del imperio norteamericano, que en cuestión de dos días desembarcaría siete mil soldados, que encontrarían resistencia en un modesto y heroico grupo de cadetes de la Escuela Naval,  encabezados por José Azueta, Virgilio Uribe, Jorge Alacio Pérez y Benjamín Gutiérrez, que caerían bajo el fuego de las balas enemigas, igual que cientos de civiles, que mantendrían su resistencia durante los siete meses de permanencia extranjera, que había llegado “para poner orden en la casa”, dada la lucha entre huertistas y carrancistas.

Homenaje a los caídos este domingo 21 de abril, en la XIV Zona Naval, presidido por su comandante, el vicealmirante Rafael Adolfo Suárez González, acompañado del general Vicente Antonio Hernández Sánchez, comandante de la XXXVI Zona Militar, además de invitados especiales, entre los que estuvieron el delegado de la Fiscalía General de la República, Alejandro Vila Chávez y el columnista de Cuarto Poder, entre otros.

Se leería el mensaje del secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán, en el que subrayaría la necesidad de recuperar el tejido social para alcanzar una nación en paz mediante la unidad del pueblo, que lo hará más grande y más fuerte. Subrayaría la importancia de trabajar en común, porque el tiempo no regresa y cobra dividendos, por lo que no se debe perder esta oportunidad, en la que las Fuerzas Armadas jamás deberán en su actuar, dirigirse en contra del pueblo, desempeñándose con apego a la legalidad y con respeto absoluto a los derechos humanos.

Muy atrás las épocas de violencia y muerte contra mexicanos, por el poderío de las armas del ejército y la amenaza política del extranjero vecino del norte, que en el siglo XIX llegaría al extremo de despojar a México de más de la mitad de su territorio nacional, llevando consigo lo que ahora es el estado de California, el estado número uno de Unión Americano, que solo representa una potencia mundial.

Hoy, el sometimiento del país es por la vía de los intereses económicos, como forma alterna y eficaz para disponer de un socio dócil, como en los días de la invasión migratoria iniciada a mediados de octubre de 2018, se comprueba, al pactar la Casa Blanca con el Gobierno Federal, ser el traspatio para la atención cada vez más compleja por sus elevados costos, de decenas de miles de centroamericanos, cubanos, haitianos y africanos de diversas nacionalidades.

Presencia inequívoca de los resultados de la aplicación en los países de origen de esta avalancha humana imparable e incontrolable, decidida a cruzar la línea fronteriza, aún exponiendo sus vidas, de un sistema capitalista exacerbado, que lo mismo cambia de color que de nombre, para ser siempre lo mismo.

Ahora, con la definición de “economía global”, que releva el esquema del “neoliberalismo”, que obligaría a los países pobres asumir su rol de “subdesarrollados” para llegar a su actual clasificación de “emergentes”, sin que ello implique avances, sino estancamientos o retrocesos que favorecen el avasallamiento, como lo constatamos fehacientemente en el Triángulo Norte de Centroamérica.

México es en 2019, el aliado natural e incondicional, que sirve como punta de  lanza de esta estrategia globalizadora liderada e instaurada por Washington y sus potencias asociadas, al ubicarlo en la posición número 15 de la clasificación de las mayores economías del planeta, de acuerdo con el Banco Mundial, que asegura también, que la mexicana es la segunda potencia económica de América Latina.

Sin embargo, este panorama tan halagador y esplendorosamente exitoso, nos llevaría a pensar en una realidad boyante para la gran mayoría de los 130 millones de habitantes, pero resulta que es todo lo contrario, pues más allá de la mitad de ese conglomerado humano, se mantiene inmerso y hundido en una pobreza vergonzosa e insultante, con niveles alarmantes de subsistencia, debido a la explotación laboral con jornadas de más de ocho horas, a cambio de salarios que no corresponden a los niveles que los “socios”, Estados Unidos y Canadá, otorgan a sus trabajadores, dentro de un desventajoso Tratado de Libre Comercio vigente desde hace 25 años.

Todo bien definido en el papel y en las finanzas más que favorables para una macroeconomía extremadamente protegida por los gobiernos de los últimos seis sexenios (Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto), que mantienen a Regiones de la república mexicana, como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en condiciones de miseria, que han obligado a una migración creciente hacia Estados Unidos.

Agravamiento de los problemas sociales internos, producto de la corrupción gubernamental y privada sin límites, dado el contubernio que favorece la impunidad que hace viable la violencia y el funcionamiento óptimo de un crimen organizado, que se traduce en inseguridad generalizada, que en las últimas tres administraciones federales propició 250 mil muertes, como lo asegura en estadísticas personales el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tiempos de sometimiento de la nueva Administración Federal, a los intereses del gran capital extranjero y nacional, por los compromisos dejados como herencia irrenunciable por “la mafia del poder” a la que en consecuencia pertenece en Primer Mandatario vigente desde hace cuatro meses y tres semanas, al favorecer desde Los Pinos, como en su momento se hiciera en el año 2000 con Vicente Fox Quesada, su encumbramiento al poder, que ahora, por lo mismo, ejerce compartido.

Candados en todas las puertas de la encomienda otorgada por 30 de los 90 millones de ciudadanos del padrón electoral. Por ello, la imposibilidad de cumplir en la inmediatez, desde el mismo 1 de diciembre, como lo había asegurado antes de asumir el mando, con los compromisos de campaña, que a casi cinco meses de ejercicio del poder, desesperan a toda una nación que continúa sufriendo los asedios de la violencia, la inseguridad, la corrupción, carestía general, salarios bajos, desempleo, disparo en los precios de las gasolinas, caída de la inversión pública y privada, narcotráfico e impunidad.

Injusto sería atribuir esta situación a la nueva Administración. Sin embargo, habría que establecer que la responsabilidad del Gobierno Federal, inicia el 1 de diciembre de 2018, y los registros de asesinatos de personas de entonces a marzo de 2019, precisan que en ese lapso fueron asesinadas ocho mil 493 personas en México, estableciendo con ello el record en la historia del país del primer trimestre más violento que se tenga conocimiento, con  un incremento del nueve por ciento, sin dejar de considerar que el año pasado tiene el record histórico anual, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNS).

Y lo sorprendente, en Chiapas, considerado hasta hace poco como uno de los estados más seguros del país, específicamente Tapachula, que en cuestión de pocos meses, de octubre de 2018 a marzo de 2019, se ha convertido en la ciudad más insegura de México, como lo revela la Encuesta Nacional de Seguridad Pública  Urbana, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).

Noticia inédita que ubica a la ciudad más

importante de la Frontera Sur de México con Centroamérica, como centro de interés mundial, al convertirse en un escaparate de los resultados altamente adversos para las naciones emergentes del istmo latinoamericano, Cuba, Africa y Haití, de la aplicación de la política de Globalización Económica Mundial, que en los años cercanos ha creado mayor número de polos de pobreza y miseria en el planeta.

Aquí están, en el fin de la segunda década del siglo XXI, mostrando como en pasarela en su tránsito por el territorio mexicano rumbo a la Frontera Norte con Estados Unidos, los graves daños causados por las Potencias a sus naciones por décadas de explotación de sus recursos naturales y humanos.

Es el Vía Crucis que se repite también en Europa, como respuesta de los ofendidos, de los despojados, en el mundo árabe, por los aliados belicistas de Estados Unidos, como Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Demostración sin lugar a dudas, de que lo que en las décadas recientes han sembrado las grandes potencias, hoy se les revierte con creces, allá en el Viejo Continente de manera directa, mientras que en México, al ser país intermedio, vienen a complicar todavía más la situación ya no solamente económica y social de la mayoría de los 130 millones de mexicanos, al ingresar sin  ningún tipo de control migratorio y sanitario, sino a elevar sus niveles de delincuencia e inseguridad por la presencia de pandillas “maras”.

Ofrecer trabajos ilimitadamente a los inmigrantes extranjeros, ha empezado a convertirse en un riesgo de consecuencias incalculables, en el México de porcentajes elevados de desempleo entre la población nacional, sobre todo de jóvenes. Continuar con esa estrategia equivocada, lo único que se provocará, es un mayor rechazo al rumbo pautado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, al convertirse en candil de la calle y oscuridad en la casa.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.

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