Por: Mario Ruiz Redondo
A escasos días de cumplirse un año, de que el Gobierno de México reconociera oficialmente la existencia de la pandemia mundial de Covid-19, e iniciara el conteo de los decesos (168 mil 432), y contagios (un millón 936 mil 13), hasta este martes 9 de febrero, prevalece en todo el territorio nacional la desinformación debido a la incapacidad de las autoridades federales, estatales y municipales, para enfrentarlo.
Desorientación y confusión de la población, al volverse cotidianas las contradicciones entre las versiones no siempre apegadas a la verdad del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell Ramírez, y aquellas sustentadas en otros datos, manejadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Una enfermedad que al igual que en todo el mundo, tomó por sorpresa a los sistemas hospitalarios de los países más afectados, como el nuestro, que evidenció la imposibilidad de estar preparados para atender un problema de salud de tan grandes y graves dimensiones.
Descuidos y menosprecios sobre la gravedad y consecuentemente riesgos del Coronavirus, que en México su población ha pagado muy caro, y sigue teniendo un costo muy elevado de vidas humanas y de infectados. potencialmente susceptibles a engrosar el número de muertes. Renglón, rubro que nos ubica en la tercera posición mundial, después de Estados Unidos (467 mil 673), y Brasil (233 mil 520), de acuerdo con la estadounidense Universidad Johns Hopkins.
Transcurrir para los mexicanos, de un año 2020, pleno de angustias, desesperación e impotencia, que al no encontrar en las instituciones del Sector Salud la obligada respuesta para contraatacar de manera efectiva el letal virus, han recurrido a todas las opciones de recetas caseras y que como vía de solución se le han propuesto, al margen de las ofrecidas por los médicos y especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), además de la Secretaría de Salud (SSA).
Participación de las instancias privadas, donde la atención y aplicación de medicamentos serían similares, con resultados aparentemente mejores, resultado de un mejor equipamiento, con la diferencia de que mientras en los nosocomios oficiales todo ha sido casi gratuito, pues la insuficiencia de medicinas ha motivado la participación de las familias para comprarlas. Aún así, el costo por atención, ha llegado a ubicarse en el ámbito particular, hasta en 120 mil pesos diarios, con el obligado depósito mínimo de tres días y cargos a tarjetas de crédito en los posteriores, haciéndolos inaccesibles para la mayoría.
Algo así como “palos de ciego”, en los que se aplicaban a los enfermos medicamentos para el dolor de cabeza, temperatura elevada y malestar general, como el Paracetamol, además de antibióticos liderados por la Azitromicina para combatir la infección de los pulmones, junto con antiinflamatorios y el recurso extremo de los Intubamientos, para la aplicación de oxígeno, al agravarse la insuficiencia respiratoria por el severo daño pulmonar causado por el Coronavirus.
Cifras alarmantes por los elevados porcentajes de defunciones, de quienes eran hospitalizados, al grado de lograr sobrevivir únicamente dos de cada 10 ingresados, como en esta Frontera Sur de México fue posible constatar en la clínica Covid, del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del estado de Chiapas (ISSTECH), lo que obligaría a familiares de contagiados, al igual que en el resto de la república, a no acudir a los centros hospitalarios, ante la grave tasa de mortalidad, y atenderlos en sus hogares, como hasta ahora ha ocurrido y de ahí la disminución de atención de pacientes en instituciones gubernamentales.
Frente a la inexistencia de un programa preventivo por parte del Sector Salud y de acciones que otorgaran en los últimos meses, certeza a enfermos y familiares de una solución curativa, la población de todos los segmentos socioeconómicos, se ha visto envuelta en un vacío de desinformación, que ha dado cabida sobre la marcha, a todo tipo de recomendaciones en la búsqueda de la eliminación del virus, surgido como epidemia a finales de diciembre de 2019, en Wuhan, China.
Empezaría a crecer la fama de la Ivermectina, un antiparasitante originalmente de uso veterinario durante muchas décadas atrás, y que finalmente ha sido fabricada para consumo humano en México, por Tecnofarma S.A. de C.V., para los laboratorios Grossman S.A., a precios económicos, cuya efectividad empezaría a generar confianza a la población y finalmente a los médicos que empezarían inicialmente a recomendarlo no de manera abierta, dadas las presiones de las farmacéuticas transnacionales.
Sin embargo, su uso se ha vuelto común para la prevención y combate del virus, a partir del primer momento en que se han manifestado los primeros síntomas, los cuales pueden ser contrarrestados exitosamente, si se ingieren en tiempo y forma las tabletas cuyos contenidos contribuirán a la eliminación del Covid-19, con el respaldo de los medicamentos complementarios bajo prescripción.
Está comprobado que muchos de los pacientes que fallecen, son resultado del exceso de confianza e ignorancia de los parientes, sea porque sus enfermos son asintomáticos o porque recurren a la Ivermectina fuera del tiempo correcto, generalmente cuando el virus ha invadido los pulmones y da comienzo la insuficiencia respiratoria, que en el mejor de los casos los hace llevarlos a los centros de atención Covid, donde luego de los primeros estudios se percatan de que poco hay que hacer por ellos por lo avanzado de un problema que puede desencadenarse en cuestión de horas y generar la muerte.
No hay todavía en México, 12 meses después del inicio de la peor pesadilla de los últimos 100 años, ni tratamiento suficientemente efectivo, como vacuna que garantice la cobertura total de inmunidad a 130 millones de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, que lo mismo se encuentran, al igual que más de siete mil millones de seres humanos en el mundo, en un estado de indefensión, por un virus creación de mentes perversas, dirigido al exterminio de la humanidad.
Vacunas que no completan su tercera fase de comprobación absoluta, como la del laboratorio estadounidense Pfizer, que ha empezado a ser distribuida en el planeta para proteger a la población de la amenaza letal, que no solamente nunca ha disminuido su vertiginosa carrera de destrucción e incluso incrementado más alarmantemente en el primer mes y medio de 2021.
Cifras desde el púlpito de las conferencias mañaneras de Palacio Nacional, que luego no coinciden en cuanto a la recepción de dosis Pfizer y su aplicación que no se precisa en lo concerniente a la inmunización del personal de los centros hospitalarios oficiales y privados que atienden a pacientes Cpovid-19, que lleva al surgimiento de inconformidades al no atender la demanda de quienes están en la primera línea de combate a la enfermedad.
Versiones fuera de lugar que llevan a la sospecha de una manipulación gubernamental con fines eminentemente políticos, para favorecer al partido en el poder (MORENA), en la cercanía de las elecciones del 6 de junio, cuando el propio Presidente de la República, luego de las denuncias públicas, reconoce que parte de los miles de jóvenes al servicio de la Secretaría de Bienestar, denominados “Siervos de la Nación”, han empezado a ser vacunados con “dosis excedentes”, porque sobre ellos recaerá la responsabilidad de aplicar los inmunizantes en los 10 mil centros de control a su cargo.
Una situación por demás fuera de lugar, si se considera que no se trata de personas capacitadas para el manejo de las vacunas, tarea que siempre ha llevado a cabo personal médico especializado del IMSS, ISSSTE, así como de las Secretarías de Salud, Defensa nacional y Marina, que requieren de temperaturas bajo de cero.
Quejas en toda la geografía nacional, como en el estado de Campeche, donde médicos, enfermeras, camilleros, trabajadoras sociales y administrativos, denuncian el manejo incorrecto de las autoridades de la Secretaría de Salud, que no obstante no haber concluido la protección inmunizante en los centros hospitalarios, han empezado a aplicar las vacunas a maestros, cuando son personas no expuestas, al continuar trabajando bajo el esquema de las clases no presenciales, sino virtuales.
Lo mismo en la Frontera Sur con Centroamérica, que aún no concluye la aplicación de dosis, cuando ya se está anunciando la segunda, sin ningún fundamento, pues los laboratorios de Pfizer incumplieron las entregas que supuestamente se habían programado para fines de enero y febrero.
Un México sin el medicamento preventivo, que en medio de la preocupación por el incumplimiento de los compromisos hechos por el Presidente de la República, lo han llevado a recurrir al producido por farmacéuticas de Rusia, fabricantes de Sputnik-V, de tal forma que aunque no estuviese concluida su etapa III de resultados probatorios, se estableció la compra de 400 mil dosis, que deberán arribar antes de que concluya este segundo mes del año.
Aquí lo que llama la atención, es cómo sin que los laboratorios rusos hayan entregado el informe oficial obligado, a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), con el simple hecho de que los supuestos resultados los haya publicado la revista inglesa “The Lancet”, haya sido suficiente para que por la mañana del martes 2 de febrero, López-Gatell Ramírez, haya dado su visto bueno, adelantando que por la tarde los avalaría el organismo especializado del Gobierno Federal., como finalmente ocurriría.
Cambio radical de actitud del funcionario hacia el medio impreso británico, especializado en temas científicos, muy diferente a la descalificación que hiciera del mismo en su conferencia del 18
de septiembre de 2020, al descalificarlo por la difusión de una información crítica de los resultados del tratamiento que entonces daba el gobierno mexicano al problema del Coronavirus.
Diría: “Vamos a invitarles a ver si quieren venir a una de nuestras conferencias de prensa para que se enteren de lo que están diciendo, que es un error también, como si la ocupación hospitalaria fuera el mecanismo de monitoreo, no lo es, es uno de muchos”.
Hoy, la desinformación prevaleciente sobre este severo problema de saludos que sigue adquiriendo niveles cada vez más graves, inquieta y complica la estabilidad social y económica de México, al grado de existir focos en los que empiezan a observarse conductas de desobediencia a las recomendaciones de las autoridades de Salud, como se registra en la comunidad indígena de Cancuc, en el estado de Chiapas.
Grupo social importante, que ha hecho mundialmente viral su actitud de desacato a las recomendaciones elementales del uso de cubrebocas, sana distancia, higiene y confinamiento, hasta advertir que no permitirán que ninguno de sus habitantes, sea vacunado contra el Covid-19.
Replica de este tipo de posicionamientos, en otras poblaciones de asentamiento de etnias originales, derivado en mucho a la confusión provocada por la ausencia de mecanismos idóneos de comunicación, en todos los niveles de gobierno, aunado a la falta de presencia dentro de la esfera gubernamental, de personas que merezcan la confianza de quienes han servido para la realización de experimentos políticos, como argumentan los inconformes.
Faltan puentes y lamentablemente no se construyen, con lo cual el panorama podría complicarse todavía más, debido a la soberbia de unos cuantos.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.