Por: Mario Ruiz Redondo
La polarización extrema de la riqueza auspiciada por la globalización de la economía mundial, es causa principal de los grandes desplazamientos de cientos de miles de seres humanos, que huyen de la pobreza y la violencia de sus países, hacia espacios más seguros donde puedan encontrar mejores condiciones de vida.
Migración que en Europa sigue causando graves trastornos para los mismos países pertenecientes a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que en alianza con Estados Unidos han bombardeado sin misericordia poblaciones importantes de Iraq, Libia y Siria, provocando la migración hacia todos los territorios del viejo continente.
Un efecto rebote para los agresores, que por supuesto no ha sido del agrado de griegos, italianos, alemanes, españoles, franceses y griegos, que ante la avalancha de seres humanos, ha derivado en conductas racistas y de rechazo en general, a quienes han huido de la barbarie imperial, para pedirles asilo.
Los europeos están cosechando los frutos de su conducta bélica en aras de sus intereses, que además del pretendido dominio del poder gubernamental, suman los económicos que se traducen en cuantiosas ventas de armamentos a las naciones árabes en conflicto.
Hoy los rechazan, cuando han sido sus mismos gobiernos los que han propiciado la devastación con ataques mortales de misiles, que lo mismo han destruido patrimonios que vidas, para asumir un poder que les es ajeno.
Economías destrozadas y asesinatos de líderes enemigos de las potencias capitalistas, como sería el caso de Muamar Abu-minyar el Kadafi, quien gobernara Libia desde 1969 hasta 2011, lo mismo que en Iraq, con su dirigente Saddam Hussein, que gobernara de 1979 a 2003, al ser derrocado y condenado a la horca en 2006, después de una despiadada invasión militar estadounidense, país al que había servido antes como miembro preponderante en la Región, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Fenómeno de las migraciones que en su travesía por el mar, han culminado para muchos en la muerte, al hundirse por sobrepeso las frágiles embarcaciones que los llevan como primer contacto a Grecia y de ahí a la invasión de Europa con niños, mujeres hombres y adultos mayores, que no siempre llegan al destino soñado.
Situación, aunque no de ese rango de violencia dictatorial en el mundo árabe, que se repite desde hace décadas en los países de Centroamérica, donde el imperio manejado desde la Casa Blanca sigue imponiendo sus leyes económicas que hace cada vez pobres a la mayoría de sus habitantes, incluyendo también a México.
Una estrategia común de la Unión Americana de dominio total en el pasado siglo, que convirtió en campos de guerra a Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, para combatir a los grupos guerrilleros que, sin embargo no tuvieron el éxito, como lo fue en suelo nicaragüense donde el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), derrocaría el 19 de julio de 1979, al dictador general Anastasio Somoza Debayle, con el apoyo popular, dando fin a una dinastía que el apoyo de Washington, sometería a la nación más de cuatro décadas.
Los “gringos” pondrían las balas y demás pertrechos bélicos, mientras que los centroamericanos pondrían los muertos.
Fracaso final de la industria de la guerra dirigida por el gobierno de Estados Unidos, en el último tercio de la centuria anterior, que como respuesta tendría contra ataque, medidas que dañarían las frágiles economías del istmo latinoamericano, al generar crisis, fuga de capitales, bloqueos de todo tipo, menor inversión extranjera, mayor explotación laboral y por ende la miseria de las mayorías.
Empobrecimiento de centroamericanos y también de más de la mitad de los 120 millones de mexicanos, que ante la desesperación por las malas políticas económicas por la aplicación de medidas de un capitalismo salvaje ha emigrado hacia los distintos estados de la Unión Americana, ante la cancelación de la posibilidad de mejores condiciones de vida.
Desesperación de los más afectados, sobre todo en el llamado Triángulo del Norte centroamericano, integrado por Honduras, El Salvador y Guatemala, principales exportadores de mano de obra barata a los Estados Unidos, que si bien es cierto que hasta no hace mucho cumplían con su objetivo de introducirse en suelo estadounidense, hoy, ante el endurecimiento de la política migratoria del presidente Donald Trump, un elevado porcentaje de ellos optan por quedarse en territorio mexicano.
Surgimiento de movimientos anti construcción del muro con México, que ha chocado con la rudeza discursiva y de acciones radicales por parte de Trump, que como parte de su campaña proselitista que tendrá su desenlace el próximo 6 de noviembre, con elecciones para renovar el Poder Legislativo, actualmente dominado por el Partido Republicano, que ha llevado a actos inhumanos en contra de los migrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza del Servicio de Inmigración.
Crueldad manifiesta del también magnate inmobiliario, al separar hace varios meses a los niños de sus padres, incomunicándolos, al grado de que en los días recientes se registran casos de menores de edad que se encuentran confinados en albergues improvisados, al no saber de sus padres, que se presume hayan sido deportados a sus países.
Surgimiento de una marcha inédita de migrantes hacia la frontera con Estados Unidos, ahora desde Honduras, que partiría apenas el miércoles 10 de octubre desde Tegucigalpa, que atravesaría el espacio guatemalteco, hasta llegar una semana después a Tecún Umán, para preparar su arribo a suelo chiapaneco-mexicano.
Suma de más de cinco mil hondureños, a las que se han sumado guatemaltecos y salvadoreños, en travesía hacia la Unión Americana, en medio de las amenazas del presidente Trump, de cancelar la ayuda económica a los gobiernos de Honduras y Guatemala, si no detenían por la fuerza la caravana de migrantes.
Todo un contingente que esta tarde de jueves 18 de octubre, empezó a avanzar hacia la fronteriza Ciudad Hidalgo, utilizando no los puentes internacionales, sino el río Suchiate, cruzándolo a bordo de balsas improvisadas con tablones y encima cámaras de tractor.
Arribo de por lo menos mil extranjeros, que en algún momento, algunos de ellos se enfrentarían con 240 agentes de la Policía Federal, enviados desde la ciudad de México, “para contener la avalancha”.
Por la madrugada de este viernes, está programada la llegada de poco más de mil, que utilizarán el mismo camino, para pernoctar en tierra azteca. Para el sábado se agregará el contingente mayor, para conformar finalmente más de cinco mil personas.
Un estado de alerta coordinada entre las autoridades de la Fiscalía General del Estado, Policías Estatal Preventiva y municipal, con el Ejército, la Armada y la Policía Federal, que no llegaría mas allá de la presencia y la detección por parte de sus Servicios de Inteligencia, de la posible infiltración de elementos pandilleriles centroamericanos de las maras salvatrucha 13 y Barrio 18.
Situación de emergencia para la autoridad municipal de Ciudad Hidalgo, al ver rebasada su capacidad tanto presupuestal como de lugares, para albergar, alimentar y brindar servicios médicos y de colocación de casetas sanitarias.
Estimación de salida a Tapachula el domingo, donde el alcalde Oscar Gurría Penagos ha dispuesto lo necesario para que se instalen sin ningún problema, en las instalaciones de la Feria Mesoamericana, al sur de la ciudad.
Mensaje de bienvenida del obispo de la Diócesis tapachulteca, monseñor Jaime Calderón Calderón, en el que expresa que “con sorpresa hemos visto cómo una gran cantidad de hermanos hondureños (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores), han abandonado su lugar de origen, emprendiendo en caravana, un largo camino hacia Estados Unidos. Preocupados vemos que su camino está lleno de inseguridad, necesidades y carencias. Nos duele esta situación”.
El sucesor del ahora arzobispo de Acapulco y jefe de la Iglesia Católica en el estado de Guerrero, Don Leopoldo González González, expresaría desde Ciudad del Vaticano, donde se encuentra, que “nuestra Diócesis de Tapachula, desde su pobreza, siempre ha procurado estar al lado de quien sufre más a causa del hambre, de la sed, de la desnudez de la enfermedad, de su situación de encarcelado, de la falta de un techo seguro para resguardarse y de todo aquél que necesita, al menos, una mano amiga, una palabra amable y una presencia cercana.
“La situación de los migrantes en tránsito en nuestra Diócesis, ha sido una de las labores que hemos tratado de hacer con sumo cuidado. Sabemos que la cantidad de hermanos que vienen en la caravana, supera con mucho nuestras posibilidades de ofrecerles una asistencia digna del respeto que se merecen como personas y como hijos de Dios. Sin embargo, queremos manifestar que estamos en la mejor disposición e asistirles en la travesía por nuestro territorio diocesano, hasta donde nos sea posible”.
Propuesta del obispo a los migrantes centroamericanos, para hacer menos incierto y menos pesado el camino por el espacio de la Diócesis que abarca hasta Arriaga, por la Costa chiapaneca, se haga en cinco etapas, lo cual supone caminar durante el día y llegar por la tarde-noche al lugar donde recibirán algo de alimento y un lugar para pasar la noche. Al día siguiente recibir alimento para el camino y seguir a la siguiente escala.
Recomendación de que la primera etapa sería de la frontera con Guatemala a la ciudad de Tapachula; la segunda de Tapachula a Villa Comaltitlán; la tercera a Mapastepec; la cuarta en Pijijiapan y la quinta en Tonalá.
Llamado del jerarca católico y agradecimiento a quienes se sumen a esta labor humanitaria de la Diócesis, “que intenta hacer menos pesada la cruz de estos hermanos nuestros que, de camino atravesarán nuestro territorio por toda la Costa de Chiapas.
A quienes quieran ofrecer algo para estos hermanos, les rogamos hacerlos llegar a las parroquias o a los lugares donde pasarán la noche”.
Está previsto que los contingentes de la Policía Federal, Fiscalía, Migración y Policías estatales, acompañen en su trayecto hasta los límites con Oaxaca, a los más de cinco mil migrantes hondureños, en ruta hacia Estados Unidos, para garantizar su seguridad y de paso detectar y asegurar a pandilleros “maras”, con información proporcionada por los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, asesorados por el Buró Federal de Investigación (FBI), y la Agencia antidrogas estadounidense (DEA).
Se trata, sin duda, de una caravana de migrantes, que ha trascendido al mundo y en especial a Estados Unidos, donde el mandatario Donald Trump los considera ya como una amenaza real y contundente para sus intenciones de fortalecerse con las elecciones intermedias en el Poder Legislativo, que serán determinantes en su intención de postularse para una reelección presidencial de cuatro años.
El electorado de origen latino, que dará pronto su apoyo a los hondureños en tránsito, y seguramente cobrará con su voto de rechazo a los candidatos republicanos, todas las afrentas que en su contra ha cometido el todopoderoso de la Casa Blanca.
Bienvenidos a Chiapas y a México, los hermanos hondureños.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.