sábado, abril 20, 2024

EN REDONDO: Apatía oficial ante sismos en Chiapas

Por: Mario Ruiz Redondo

No obstante que de 2016 a 2017, Chiapas pasó del tercer lugar al segundo en alta sismicidad en México, después de Oaxaca (siempre en primero), y Guerrero, hasta ahora la autoridad estatal se ha mostrado indiferente ante la gravedad del problema, que el 7 septiembre del año pasado (8.2 en la escala de Richter), causó severos daños, que aún no son reparados.

La evaluación realizada por el Servicio Sismológico Nacional del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, precisa que del 1 de enero al 31 de diciembre de 2016, en el país se registraron 15 mil 460 movimientos telúricos, de los cuales un 36.4 por ciento tuvieron epicentro en el estado de Oaxaca; 20.1 por ciento, en Guerrero; 18.9 por ciento en Chiapas; 5.7 por ciento, en Baja California; 5.6 por ciento, en Michoacán; 4.3 por ciento, en Jalisco; 3.9 por ciento, en Colima; 2.8 por ciento, en Veracruz y 2.3 por ciento, en otras entidades.

En 2017, Oaxaca consolidaría este liderazgo nada envidiable (49.7), al incrementarse además a lo largo del año, en el territorio nacional, a 26 mil 413 temblores; Chiapas sería el origen de ese total, un 22.9 por ciento; Guerrero, 12.6 por ciento; Michoacán, 3.4 por ciento; Región Golfo de California, 3.3 por ciento; Jalisco, 2.5 por ciento; Colima, 2.3 por ciento; Veracruz, 1.7 por ciento; otros estados, 1.6 por ciento.

Sin duda, el terremoto suscitado en la madrugada del 7 de septiembre del año anterior, que dispararía los registros del Sismológico de la UNAM, hasta 8.2 de intensidad en la escala de Richter, y que por lo mismo, por ser el más fuerte en un siglo,  ha sido y sigue siendo motivo de investigación por parte de expertos a nivel internacional, que han empezado a dar conclusiones que resultan por demás preocupantes.

Fenómeno que surgiría en Zona del Golfo de Tehuantepec, a 137 kilómetros al suroeste de Tonalá, la segunda ciudad que resultaría con mayores afectaciones, igual que muchas otras de la geografía chiapaneca, donde lo mismo sufrieron daños viviendas, escuelas, edificios de gobierno y antiquísimos templos católicos.

La más importante, no visible debido a la profundidad de 80 kilómetros en que ocurrió, es la fractura de la Placa de Cocos, bajo la Región de megasismos del golfo oaxaqueño, que según ha revelado a finales de octubre, el principal autor del estudio al respecto, Diego Melgar, geofísico y profesor de Sismología de la Universidad estadounidense de Oregón, quien precisa que “nuestros hallazgos sugieren que la joven litosfera oceánica es quebradiza hasta profundidades mucho más grandes de lo que se creía”.

Conclusión de un grupo de especialistas de países caracterizados por padecer los embates sismológicos, de que lo observado en el terremoto de Tehuantepec, es inusual, considerando que los movimientos de tierra ocurren cuando dos placas tectónicas chocan entre sí, para liberar una cantidad importante de energía.

Pero también puede darse, informan, cuando una misma placa se dobla, que fue lo que ocurrió el 7 de septiembre en la zona del istmo mexicano. Es contrario a lo que se pensaba. Desde que en Sismología se utilizan equipos modernos, no se habían registrado fenómenos como éste. Todavía falta mucho para entenderlo y estamos trabajando para lograr mejores resultados, asegura el experto de la Universidad de Oregón.

Conversación del columnista con Marco Antonio Penagos Villar, geofísico chiapaneco egresado del Instituto Politécnico Nacional, y presidente del Instituto de Especialistas en Geofísica, Geología y Mineralogía, en la que advierte que lo que está ocurriendo en esta parte del país, no sólo debe preocupar a los gobiernos de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Campeche, sino a los más de 30 millones de mexicanos sentados en estos espacios, para demandar y exigir el establecimiento de políticas públicas preventivas, que se apeguen a la realidad geofísica que a diario se enfrenta.

El también presidente del Instituto de Especialistas en Geofísica, Geología y Mineralogía, volvió a alzar su voz para plantear al nuevo gobernador Rutilio Escandón Cadenas, que entra en funciones el próximo 8 de diciembre, la creación en Chiapas, del Instituto de Investigación Científica, del Fenómeno Sísmico, Volcánico y del Clima Espacial.

Califica de inaceptable y por lo mismo condenable, la indiferencia manifiesta hasta ahora del gobierno estatal, de mantenerse apático ante la grave problemática del fenómeno sísmico, que tiene como la peor experiencia el mega terremoto del 7 de septiembre de 2017, en la que quedo evidenciada la inexistencia de la aplicación de medidas preventivas eficaces para contrarrestar en lo posible los efectos devastadores.

Penagos Villar, que junto con un grupo de especialistas de la entidad, han mantenido la voz en alto y la iniciativa para constituir un espacio para la investigación científica en Chiapas, subraya la importancia de que la nueva Administración considere a las Ciencias Geofísicas y Geológicas, como pilar de la Planeación, Desarrollo Urbano y Obra Pública, además de la Protección Civil en todas las etapas de la Gestión Integral de Riesgos.

Tono crítico para exigir que se cancele la costumbre sexenal, de privilegiar los negocios de los llamados “Dictámenes de Riesgo”, para lo cual será necesario actualizar y armonizar las leyes de Protección Civil, Desarrollo Urbano y Obra Pública.

Reiteración de que en el sexenio por iniciar, se otorgue prioridad con carácter de urgente, a la instrumentación de políticas públicas que no únicamente consideren la prevención como básica y no la reacción a destiempo, como actualmente ocurre, por lo que deberá privilegiarse la realización de estudios geofísicos, geológicos, hidrológicos, vulcanológicos y de clima espacial, bajo la responsabilidad de especialistas con perfil académico y curricular, que garantice que la metodología aplicada se cumpla con rigor científico.

La disponibilidad de los ingenieros geofísicos y geólogos existe. Lo que se requerirá en los siguientes seis años, es que sea tomado en cuenta su aporte científico para conocer no únicamente el origen, sino la frecuencia, incidencia y correlación con otros fenómenos perturbadores que ponen en peligro a más de cinco millones de chiapanecos.

Sanas recomendaciones, como el de establecer con mayor rigor, la obligatoriedad de que los 123 municipios tengan un Atlas Municipal de Riesgos, además de llevar a cabo una correcta reglamentación del uso de suelo, en base a los parámetros sísmicos, todo ello con la participación de expertos especializados.

Deberá en consecuencia, derogar la figura de “Profesional Acreditado”, reconocida por el gobierno estatal, que permite este rango, mediante un curso de seis meses, a ingenieros civiles, electromecánicos, arquitectos, medio ambientalistas y otros especialistas, convertirse en “Dictaminadores de Riesgo”, lo cual debe corresponder a los profesionistas de la Geofísica y Geología.

Sin embargo, a partir del 2014 se reformó y modificó la Ley de Protección Civil y se desarmonizó con respecto a la Ley General de Protección Civil para privilegiar los negocios, suplantando al Atlas de Riesgo mediante una nueva figura jurídica denominada Profesional Acreditado, cobrando además Derechos por la emisión de un Dictamen de Riesgo por cada construcción que los Chiapanecos desarrollemos, sin que obtenga beneficios preventivos por ello.

No deberá olvidarse que México y especial Chiapas, forman parte del peligroso “Anillo de Fuego del Océano Pacífico”, que tiene una longitud de 40 mil kilómetros, que recorre las costas de Oceanía, Asia, América del Norte, Central y Sur, en la que la ciudad de San Francisco, en California, se ubica dentro de la Falla de San Andrés, que en 1906 destruyó la ciudad y hoy, con mayor densidad poblacional y de infraestructura Urbana, enfrenta una situación de extrema peligrosidad.

La amenaza es latente por la intensificación de la actividad sísmica en esta gran urbe estadounidense, que cuyo movimiento telúrico más reciente se generó a 160 kilómetros de la costa, a la altura del límite entre Oregón y California, con una magnitud de 6.2 grados en la escala de Richter.

Señalamientos preventivos de especialistas, advierten que una ruptura en la Falla de San Andrés que tiene una extensión de mil 300 kilómetros, y tiene salida en territorio mexicano en el Golfo de Cortéz, a la altura de Sonora, Sinaloa y Baja California Sur, podría provocar un terremoto de 9 grados, del que se derivaría un tsunami de proporciones de alto riesgo para San Francisco, incluyendo Los Angeles y otras ciudades colindantes de México en esa zona, por lo que no deberá ignorase la amenaza telúrica.

El “Cinturón de Fuego”, constituye en su conjunto la extensión de mayor riesgo sísmico en el planeta. Ahí se ubican más del 75 por ciento de los volcanes activos del mundo (452), y ocurren nueve de cada 10 terremotos, ocho de los 10 más intensos, que en los tiempo cercanos han afectado a Indonesia, Bolivia, Japón y las islas Fiji.

Lista de países en su peligrosa área de influencia, que incluye en América a Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, mientras que también abarca Rusia, Japón, Taiwan, Filipinas, Indonesia, Malasia, China, Indonesia, Malasia, Timor Oriental, Singapur, Papúa Nueva Guinea, Samoa y Nueva Zelanda.

La actividad volcánica ha adquirido mayor trascendencia en el año que termina. En enero, en las islas Filipinas, entró en erupción el conocido como Mayón, que provocaría la evacuación de 75 personas, repitiendo en el mes de julio su lanzamiento de lava al rojo, que obligaría al desalojo de otras 40 mil.

En Japón, en el inicio de año, la reactivación del Kususatsu-Shirane, en Japón, distante 150 kilómetros al noroeste de Tokio, que causaría

el fallecimiento de un poblador de las inmediaciones y más de 15 heridos, mientras que el Agung, en Indonesia. Emitiría ceniza desde noviembre del año pasado, con cuatro erupciones, en tanto en Sinabung desataría su furia en febrero, elevando cinco mil metros sus emisiones.

México y Chiapas, no se sustraen de este panorama que en determinado momento, se vuelve aterrador por la intensidad de los movimientos de tierra.

Termina un mandato estatal, en el que desafortunadamente no se le brindó la debida importancia a las tareas de prevención, al grado de que las unidades de protección civil no podían antes y ahora, desplazarse para atender emergencias, porque no había recursos para comprar gasolina para los vehículos.

Hoy, es necesario recalcar la importancia de que, por lo menos las ciudades más importantes como Tapachula, Tonalá, Pijijiapan, Mapastepec, Huixtla, San Cristóbal de las Casas y Comitán, entre otras, cuenten con Sistemas de Alarma Sísmica, que permitan un margen mínimo de 40 segundos, para ponerse a salvo en caso de un terremoto.

No más pretextos para dar buen uso a los recursos públicos que por ley, se destinen presupuestalmente para la seguridad y patrimonios de los chiapanecos. No hay porque esperar a que ocurra una tragedia mayor, para cumplir a destiempo con esta obligación gubernamental.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.

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