CIUDAD DE MÉXICO.- La minería ya no se mide en toneladas extraídas. Hoy su alcance se refleja en derrama económica. En el primer trimestre de 2025, según datos del Gobierno de México, empleó a 278 mil personas, de las cuales 72.5% laboró en condiciones formales y 27.5% en la informalidad, un segmento que también dinamiza las economías locales.
“Cada vez que una mina inicia su operación, surge una red local de trabajo. Es emprendimiento en tiempo real: cocinas que se transforman en comedores, taxis en transporte empresarial, talleres en proveedores de mantenimiento. La minería impulsa lo que se podría denominar como una economía de rebote”, explica Zulma Herrera, socia y CEO de Mynotauro Co.
Un motor silencioso de desarrollo
Más allá de la extracción, el sector detona la actividad de pequeños negocios que cubren necesidades inmediatas como transporte, servicios técnicos, alimentación y hospedaje, y que, al integrarse a la cadena de valor, introducen procesos eficientes, nuevas tecnologías y prácticas sostenibles. Esto lo convierte en un catalizador de competitividad e inclusión social.
En algunos casos, las mujeres logran posicionarse como protagonistas y liderar proyectos en áreas históricamente masculinizadas como transporte y servicios técnicos. Además de consolidarse en el rubro de la alimentación.
“Su participación no solo diversifica la fuerza laboral, también redefine el tejido económico y social de comunidades que antes restringían sus oportunidades”, añade la experta.
Consolidar el círculo virtuoso
Aunque el avance es incuestionable, aún existe un amplio margen de maniobra para fortalecer el papel de la minería como detonador de emprendimientos locales. En ese sentido, se requiere avanzar en tres líneas estratégicas:
⦁ Compras locales: abrir contratos y plataformas de proveeduría a pequeños negocios locales.
⦁ Políticas públicas: incentivos fiscales y esquemas de financiamiento con enfoque en innovación y equidad de género.
⦁ Educación y capacitación: programas técnicos y mentorías para fortalecer servicios especializados.
Finalmente, para la socia y CEO de Mynotauro Co. “cada peso invertido en la minería llega al comedor familiar, a la flotilla de transporte local o a la panadería que duplicó su producción para atender un campamento minero. Ese es el verdadero impacto, emprendimientos que transforman comunidades, empoderan a las mujeres y diversifican la economía. Una faceta del sector que, aunque menos visible, es la que define su sostenibilidad y legado a largo plazo”.
AM.MX/fm
Emprendimientos locales, el nuevo efecto colateral del auge minero en México
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