Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia
*En Veliky Novgorod surgió la primera forma de gobierno.
*Fue un régimen democrático en lo que hoy es Rusia.
El 25 de octubre de 1917, la revolución bolchevique llevó a la Rusia del zarismo imperialista a la era comunista del materialismo dialéctico, de tres siglos de reinado autócrata al dominio de la estrella roja, la hoz y el martillo del régimen de los soviets.
En San Petersburgo, los extravagantes palacios recuerdan los lujosos estilos de vida de los emperadores rusos, mientras que en Moscú, los rascacielos austeros son recordatorios de la rigidez del régimen socialista.
¿Cómo imaginaban los soviéticos de 1960 el año de 2017, en el centenario de la Revolución rusa?
A pesar de que ha pasado más de un siglo desde que los rusos se encontraron en el cruce entre estas dos grandes fases de la historia de su nación, muchos todavía están en desacuerdo entre sí sobre qué período -y qué ciudad- tuvo el mayor impacto en la cultura rusa de hoy.
Es la discusión de dónde surgió el patriotismo tan arraigado que sienten los rusos, y mientras que los residentes de Moscú y San Petersburgo han debatido durante años si los soviéticos o los zares fueron los que plantaron la semilla del nacionalismo, los habitantes de Veliky Novgorod (conocido simplemente como Nizhni – Novgorod) insisten en que fueron los vikingos.
Ubicado a unos 200 km de San Petersburgo, a orillas del río Volkhov, a primera vista Novgorod parece haberse quedado congelado en la época soviética, sin nada que le dé un toque especial.La estación de tren es callada, mientras que las calles bordeadas por grises edificios de hormigón se sienten frías.
Es solo dentro del fortificado Kremlin de Novgorod, una de las ciudadelas fortificadas más antiguas de Rusia, donde se respira la importancia histórica de este lugar, y los habitantes locales dicen que aquí es donde nació Rusia.
Lo cierto es que el Kremlin o fortaleza de Novgorod ha sido el corazón de la ciudad desde hace doce siglos, cuando en el siglo IX, Novgorod fue un próspero asentamiento a lo largo de una de las principales rutas comerciales varegas (el término medieval para los vikingos) entre Escandinavia y Grecia.
La ciudad vibraba con los comerciantes intercambiando telas exóticas, metales, vinos y ámbar del Mediterráneo por las lujosas pieles de armiño, sable y marta por las cuales Novgorod era famoso; sin embargo, este era un lugar sin ley, y las peleas era comunes entre sus habitantes y otras comunidades cercanas.
En un esfuerzo por establecer orden, los novgorodienses invitaron al entonces poderoso jefe varego y príncipe Rurik a establecer un gobierno justo y equitativo.
Faltaban años para que los Romanov aparecieran: el trágico destino de la dinastía que convirtió a Rusia en uno de los mayores imperios de la historia y cuyos grandes zares admira , a Rurik quien viajó desde Escandinavia para tomar el control de la ciudad en 862.
A la muerte de Rurik, en 879, su pariente Oleg tomó el poder y expandió el imperio, conquistando tierras al norte de lo que luego sería San Petersburgo y hasta el sur de Kiev (a más de mil km de Novgorod).
También unificó las tribus eslavas y finlandesas cercanas para formar el Estado o Rus de Kiev, y hoy el príncipe Rurik es considerado el padre de Novgorod y quien sentó las bases de lo que luego sería Rusia.
La prosperidad de Novgorod llegó, y gracias a un amplio grado de autonomía concedida por los líderes de Rus de Kiev, la ciudad era libre de desarrollar sus propios sistemas legislativos.
Sus líderes eran votados y tenían mandatos limitados, lo que dio pie al primer gobierno democrático dentro de la región que ahora llamamos Rusia.
Hoy quedan las medievales paredes de ladrillo rojo del Kremlin de Novgorod, consideradas patrimonio de la humanidad de la UNESCO; el Museo del Estado Unido de Novgorod, con sus exposiciones y artefactos que detallan la historia de la ciudad; y el Patio de Yaroslav, el antiguo lugar del extenso mercado del siglo XVI.
En el corazón del Kremlin está el Monumento al Milenio de la Estadidad de Rusia en la que una escultura del príncipe Rurik está al centro. Las estatuas de los notables, incluyendo a Mikhail Romanov y Catalina la Grande, siguen en ese orden cronológico de la historia de Rusia. Pero la figura principal siempre ha sido Rurik.
Los habitantes de Novgorod se sienten orgullosos de haber sido la sociedad que sembró la cultura rusa de hoy. “En la Rusia contemporánea, Rurik es una especie de figura simbólica rodeada de un círculo mítico”, dice Adrian Selin, profesor e investigador del Departamento de Historia en la Escuela Superior de Economía de San Petersburgo.
Con el tiempo, Rurik se ha convertido en una leyenda tan simbólica que la Unión Soviética estaba en contra de que hubiera documentos que lo señalaran como el fundador de Rusia. Y el régimen llegó a decir que la idea de que existiera era una invención fantasiosa.
“Las autoridades soviéticas rechazaron que Rurik fuera una persona real, porque la pronunciación de su nombre sonaba a alemán o escandinavo, no eslavo como los rusos modernos se identifican a sí mismos”, explicó Selin. No obstante, los novgorodienses han insistido en que el príncipe Rurik fue real y que él y sus parientes ayudaron a establecer las bases de la cultura rusa.