Por Norma Meraz
Luis Donaldo Colosio a quien “las balas del odio quitaron la vida”; palabras de Diana Laura su esposa, frente al féretro en el Campo Santo de Magdalena de Quino-, sin duda dejó marcado en el imaginario colectivo, un sentimiento profundo de pérdida y dolor…
Un hito en la historia reciente de México fue el asesinato del candidato a la Presidencia de la República por el PRI.
El hombre, producto de la cultura del esfuerzo, nacido en una tierra agreste y familia de trabajo, escaló con tesón hasta ser nominado candidato a la Presidencia el 28 de noviembre de 1993. Solo 55 días duró su campaña.
La idea original era arrancar su recorrido en los primeros días de enero en Chiapas, pero tuvo que reprogramarse debido a la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en San Andrés Larraizar, Chis. el primero de enero de 1994.
El día 28 de enero inicia su campaña en Huejutla, Hidalgo y termina al tiempo que su vida, el 23 de marzo en Lomas Taurinas, Tijuana, B.C.
La noticia del asesinato cimbro al país y lo dejó en pasmo.
Mientras en el hospital donde yacía el cuerpo de Luis Donaldo, Diana Laura, su esposa, amiga, confidente y madre de sus dos hijos, lloraba desconsoladamente repitiendo sin cesar; “esto no era así, yo me iba a ir antes” tomando en cuenta que ella padecía cáncer de páncreas.
Insistía en querer donar los órganos de su marido…Ya era tarde para eso, pues había transcurrido mucho tiempo desde el deceso.
Preocupada por cómo se irían a cubrir los gastos del funeral repetía: “y ahora ¿qué le voy a decir a mi hijo?”. Ordenó que en su casa en la Ciudad de México, se apagaran todas las televisiones para que su hijo no se enterara de la tragedia por ese medio.
Fuera del hospital, cientos de periodistas nacionales y extranjeros, esperaban la noticia del deceso, pero había otro escenario, lejos del recinto: los separos de la Policía Federal ¡Ahí sí que había efervescencia!
Se habían llevado a Mario Aburto y había llegado el gobernador de Sonora, para cerciorarse-palabras suyas-, de que ahí estaba el asesino de Colosio. Nadie sabe hasta ahora que «platicaron».
El presunto asesino, fue retirado de la vista de todos, ¿Qué pasó con Aburto a partir de ese momento? La Procuraduría Estatal no metió las manos en la detención de Aburto, aún cuando correspondía a ese gobierno atender el crimen. Fue la Policía Federal la que tomo las riendas del supuesto asesino y se lo llevó un buen rato, sin que nadie supiera a dónde.
El detenido fue sometido a interrogatorio ante un comandante de la Policía Federal.
En palabras de Aburto, fue drogado, estaba perturbado y confundido por la golpiza brutal que le propinó. Según su declaración, el Comandante de la Procuraduría General de la República, Raúl Luna Parra, lo empezó a torturar, diciéndole que ya tenían a su mamá y a su hermanita de 8 años, ya desnudas para violarlas y le enseñaron las fotos, que tenían que declarar haber sido cómplices de él (Aburto).
Mi pregunta es ¿por qué si se le aprendió al «homicida», en privada flagrancia, se le torturó al extremo de no hacer creíbles las versiones oficiales que lo inculparon como solitario?
Aburto, de acuerdo a mi investigación o búsqueda de datos, rindió su primera declaración sin abogado defensor, lo torturaron y presentaron de inmediato a la prensa como ¡el asesino del candidato!
Los peritajes criminológicos no los realizó personal capacitado pues estos nunca presentaron su cédula que los acreditara.
El simple hecho de no contar con un abogado defensor y no haber hablado antes con él; tiene un vicio de origen y se aplica el “efecto corruptor del proceso” con el cual se anula. En octubre de 1994, le dictan sentencia a Aburto con una pena de 42 años de prisión. En diciembre del mismo año, se le dicta sentencia definitiva y una pena de 45 años.
Mario Aburto fue internado por primera vez en la cárcel de Almoloya en el Edomex, luego fue trasladado a Puente Grande, Jalisco, después a Tabasco y finalmente a Guanajuato donde se encuentra hoy, con el agravante de que en cada cambio, el expediente se adelgaza…
Estos cambios de prisión contravienen la Ley de Ejecución de Sentencia, aquella que obliga a dejar al reo en la prisión que está más próxima a su domicilio familiar, por lo que le correspondería estar en Tijuana, al radicar su familia en Los Ángeles, California en Estados Unidos.
Hasta aquí, la línea de la justicia no es recta.
Ya he aclarado que yo no soy defensora de Mario Aburto, no soy abogada, soy periodista, pero queda claro a la vista los vicios en la administración de la justicia.
Como dato aparte, a la fecha, 15 testigos protagonistas del magnicidio han sido asesinados.
El 6 de marzo de 2023, el Juez Antonio González García, otorgó un amparo a favor de Mario Aburto, quien acusó a la Fiscalía General de la República de omisión por no haber investigado supuesta tortura de la que había sido víctima durante la detención en 1994, tras el asesinato.
Durante 32 años, no se ha investigado este delito, delito que no prescribe porque está protegido por el Protocolo de Estambul (documento no vinculante). Sin embargo, el Derecho Internacional obliga a los estados firmantes a que investiguen y documenten actos de tortura y se castigue a los responsables de ejercerla.
¡Injusticia entonces e injusticia ahora!
La prisa se prestó a engaño y nunca se vio que la investigación estuviera amañada.
El Estado impuso una narrativa y 31 años después vienen las interrogantes.
Corrupción, impunidad e injusticia, son el problema de fondo…Ni la derecha ni la izquierda han entendido el problema de la impartición de justicia.
En el caso del asesinato de Colosio, no hubo justicia para nadie: ni para la familia, ni para la sociedad, además de haber violado el debido proceso y no hacer una investigación exhaustiva…
Pregunté a Luis Donaldo Colosio Riojas, aquel niño que preguntaba a su madre, Diana Laura, sobre quién podría prestarle 10 mil pesos para dárselos a Aburto y que le dijera quién mandó matar a su papá, si estaba de acuerdo en que saliera Aburto de la cárcel luego de pagar condena durante 31 años, a lo que me contestó, “ya que salga, que se vaya a la calle y se cierra una página; si ese hombre recibió mal trato, pues ya cumplió…”
¿Cuáles son las intenciones ocultas de la Fiscalía General de la República al mantener catorce años más a Aburto encerrado?
El Fiscal Gertz Mañero utilizó un recurso de dilación para impedir que salga y pide se suba el caso, otra vez a la Suprema Corte, cuando está por desaparecer como Poder independiente, garante de la administración de la justicia.
Aburto no está satisfecho con salir en base a la rectificación de la ley que le permitiría estar fuera habiendo cumplido 30 en prisión…pero ¿por qué piensa así Aburto?, pues salir ahora, podría «tener efecto» con políticos que todavía tienen posiciones importantes, mientras que en 14 años, ya no quedará ninguno, declaración que hizo desde el Penal en Ocampo, Guanajuato.
Mientras el Hombre de Magdalena, mantiene vigente su legado político; su asesino con 31 años de encierro, teme salir y encontrarse con políticos participantes en aquella escena.
Luis Donaldo Colosio ¡¡¡Estás presente!!!
¡Digamos la Verdad!