jueves, abril 18, 2024

El ex convento de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad.

Adrián García Aguirre / Guadalupe, Zacatecas

* Desde 1707, sede del Colegio Apostólico de Propaganda Fide.
* Fue reconocido internacionalmente por la Unesco en 2010.
* Es el Pueblo Mágico 121, recientemente incorporado a ese programa.
* Prodigios y testimonios históricos acumulados desde su fundación.
* Entre otros valores, resguarda cuadros, murales y otros tesoros artísticos.

“Los últimos serán los primeros”, reza una frase de las Sagradas Escrituras, y es que Guadalupe, colindante con Zacatecas, capital del estado, desde 1918 figura como la más reciente incorporación a la lista oficial de Pueblos Mágicos elaborada por la Secretaría de Turismo federal, que inició en 2001 con 17 integrantes, para llegar a los 121 en 2020.
El primer motivo para formar parte de ese grupo privilegiado es su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por tener al ex convento de Santa María de Guadalupe como su tesoro mayor ante la cantidad de prodigios históricos que ha acumulado desde su fundación.
La segunda razón, el formar parte del Camino Real de Tierra Adentro y por tratarse de una población con una fuerte presencia, visibles en sus calles tranquilas y su población compuesta por personas cultas y trabajadoras que invitan a conocer esas razones que la hacen diferente.
Por si eso fuese poco, habría que hacer un ejercicio de memoria y recordar que, como había ocurrido en Sombrerete, el Presidente Benito Juárez García estableció por unos días su gobierno itinerante en Guadalupe, el 16 de febrero de 1867.
El acontecimiento tuvo lugar poco antes de su traslado al estado de San Luis Potosí en espera del avance del ejército republicano, de la caída de Querétaro, de la derrota de las fuerzas invasoras francesas y del fusilamiento del fallido emperador Fernando Maximiliano de Habsburgo.
Cerca del corazón capitalino zacatecano late este minúsculo destino, donde las propuestas esculturales y pictóricas del virreinato tienen su máxima expresión, poseedor además de la mejor colección de arte sacro existente en México, entre cuyas obras están 26 óleos sobre la vida de San Francisco pintados por Ignacio de Berbén.
La fe guadalupana fue ampliamente difundida en esta región, en donde los nobles españoles donaron extensos terrenos para construir el convento y santuario que le da nombre al pueblo, cuyo principal antecedente tiene una característica especial: fue sede del Antiguo Colegio Apostólico de Propaganda Fide (Propagación de la Fe en latín).
Los franciscanos habían fundado un hospicio en el mismo lugar, en el cual se encontraba la capilla que llevó el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe y posteriormente, tras obtener en enero de 1704 la Cédula Real por parte del rey Felipe V, el 12 de enero de 1707 se fundó el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe.
Estuvieron a cargo de él los monjes franciscanos Antonio Margil de Jesús, José de Castro, José Guerra, Alonso González, Pedro Franco y José de San Francisco, responsables de una obra misionera que adquirió fama como centro de propagación de la fe católica.
Abarcó una porción importante de norte del virreinato de la Nueva España y del sur de lo que hoy es territorio de los Estados Unido, y debido a su relevancia social, es preciso conocer ese portento que también se distinguió en sus aspectos artísticos y culturales.
Tampoco se debe soslayar que fue punto y centro de irradiación religiosa que, entonces, tuvo su sede en Guadalupe, y actualmente es testimonio de la obra realizada en un ex convento que deslumbra por su esplendor y conservación.
El más grande galardón recibido por ese reciento ocurrió en el marco de la XXXIV reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, efectuada el 25 de julio al 3 de agosto de 2010 en Brasilia.
Se votó y declaró al Camino Real de Tierra Adentro, también conocido como la Ruta de la Plata como Patrimonio de la Humanidad, que incluyó al conjunto del ex Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, uno de los trece sitios correspondientes a Zacatecas reconocido con esa relevantísima distinción.
El convento de Nuestra Señora de Guadalupe está situado en un santuario construido entre 1678 y 1721 -donde la Orden Franciscana establecería el Colegio Apostólico de Propaganda Fide en 1707, de fachada estilo barroco-, con una torre minarete que asemeja una mezquita.
Tiene un campanario de altura regular de estilo churrigueresco, el interior es de decoración neoclásica, ahí se venera a la Virgen de Guadalupe y cuenta con varias capillas entre ellas la de Nápoles, expresión máxima de la arquitectura religiosa colonial, con acabados en estuco y oro, y el entarimado del piso formado con figuras geométricas da forma a un singular reloj de sol.
En la capilla Oscura se encuentra el Cristo de Acuña, y es la sacristía, espacio monumental donde se conservan los restos de fray Antonio Margil, además de conservarse un tríptico-mural de Antonio de Torres que representa a la Última Cena, a San Francisco y al Ángel de la Redoma y la comunión de San Buenaventura.
El coro -espacio litúrgico usado por los frailes franciscanos para los rezos del Oficio Divino- cuenta una sillería y facistol de madera negra, en tanto la capilla del Noviciado es un recinto religioso ubicado en el claustro del ahora noviciado franciscano, con una fachada de cantera labrada.
Por último, la Biblioteca Virreinal resguarda volúmenes bibliográficos que fueron del uso de los religiosos del Colegio Apostólico de Propaganda Fide, fincado en una región que, en el pasado prehispánico, fue de caza y recolección de los indígenas zacatecos y guachichiles.
A la llegada de los conquistadores y los primeros colonizadores españoles en 1546, con la explotación minera se iniciaron los primeros establecimientos que dieron origen al trabajo evangelizador de los religiosos franciscanos y a la población que poco a poco fue creciendo, reconocida en 1578 bajo el nombre de Suerte de Huerta.

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