GUADALAJARA, JALISCO.- A sus 81 años (cumple 82 el próximo día 27), Joan Manuel Serrat continúa siendo objeto de homenajes y reconocimientos. Esta semana México se ha sumado a este amor infinito por el Noi del Poble Nou, cuya integridad, honestidad y, por supuesto, su talento compositivo, le han valido este cariño y admiración oceánicas.
Y como suele suceder en estos casos, cada intervención del cantautor catalán suele deparar enseñanzas y titulares. Su delicado (y preciso) uso de la palabra y su sabiduría vital iluminan a las audiencias. Y esto es lo que ha sucedido este viernes en México.
El barcelonés ha recibido el doctorado honoris causa que le otorgó la Universidad de Guadalajara (UdeG), que hace un homenaje a su trayectoria y fortalece la “cadena de amor” que siente por este país latinoamericano.
Bajo el Paraninfo Enrique Díaz de León, que resguarda majestuosos murales de José Clemente Orozco, Serrat aseguró que en la música y en las canciones es posible tener “hallazgos tan definitivos” como en la ciencia y “tienen efectos sanadores entre las personas”.
El compositor, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024, aludió a lo que considera su vocación y “su vicio” por cantar, que comenzó al hacer labores domésticas con su madre y que se fortaleció cuando compraba cancioneros con las pesetas que su abuela le daba cada domingo.
Recordó que en su familia no hubo artistas sino obreros, campesinos e hijos de obreros y campesinos que, eso sí, cantaban por el gusto de cantar, un legado que lo ha llevado a encontrar su oficio y su felicidad. “Soy feliz. Soy feliz con este oficio que a mí me gusta hacer y por el que además me aplauden”, confesó. Cabe recordar que su madre, Ángela Teresa, era aragonesa, originaria de Belchite.
El catalán aseguró que su éxito fue posible no sólo con inspiración sino con un “trabajo duro” que se empeña en hacer de las palabras la materia prima para tratar de conmover a otras personas: “Hay que trabajar las palabras como trabaja el alfarero el barro”, expresó.
El compositor de ‘Mediterráneo’ aseguró que el que una universidad mexicana le dé esta distinción es muy significativo pues México es un país por el que siente “un cariño correspondido, un cariño de ida y vuelta” que fortalece los eslabones de una “cadena de amor”, que se inició cuando llegó por primera vez hace cincuenta años y se fortaleció al ser un exiliado más en los años 70.
“En estos días en qué Guadalajara, que México se vuelca para llenar la FIL, para vivir con pasión el mundo de la literatura, el mundo de los libros, quiero pensar, quiero estar cierto de que llegará el día que el México de los libros le gane al México de las armas”, concluyó.
AM.MX/fm
