Las grandes cartas de éxito de Morena se centraron en el triunfo en dos gubernaturas con lo cual queda aún vigente el voto a favor, más allá de los candidatos, del gobierno de AMLO. La diferencia obtenida por Miguel Barbosa en Puebla es significativa, pero es insuficiente si se analiza el alto grado de abstencionismo. Su gobierno, con una derecha totalmente en contra al igual que otros grupos en donde todavía se lanzan responsabilidades sobre las muertes aún no aclaradas de la ex gobernadora y su cónyuge, empezará cuesta arriba y si nos atenemos a lo dañado de su salud, con una diabetes con estragos capaces de generarle una ceguera y otros daños igualmente visibles, el panorama no es grato para el poblano y mucho menos en su entorno.
Baja California se erige también como el otro triunfo esperado, anunciado y logrado después de treinta años de mandatos panistas. Más allá de lo registrado en Puebla, es en esta península en donde el enfrentamiento de Morena y el PAN es notorio. En efecto, los blanquiazules perdieron dos bastiones y no tienen porque sentirse satisfecho de ello, pero ganaron, perforaron las bases morenistas al quedarse con mayoría en ayuntamientos, como es el caso de Aguascalientes en donde solamente ganaron un municipio o en Durango con 2 alcaldías; la lección más fuerte la recibieron de los tamaulipecos quienes decidieron darle el voto al PAN de manera mayoritaria al grado de dejar fuera de las curules de mayoría al PRI, PRD, PT, Verde y MC y sólo una de ellas es para Morena.
En las cuatro entidades mencionadas el registro de abstencionistas fue alto pero similar al presentado en otros procesos, sin embargo en Quintana Roo fue más allá al alcanzar más del 75 por ciento de los integrantes del padrón electoral. Once distritos fueron ganados sin mayores reparos por los candidatos de Morena quienes festinaron, seguramente, la ausencia de votantes porque de otra manera los resultados no hubiesen sido los registrados.
El tricolor logrará la sobrevivencia sólo si el triunfo le es otorgado a su candidato cozumeleño Juan Carlos González, de otra suerte estará como en el resto de entidades en un peligroso panorama para mantener su registro a nivel local. Acción Nacional mantuvo las capitales de las entidades con renovación, inclusive de gubernaturas, por lo tanto la derrota en Quintana Roo les ha resultado del todo significativa.
Todo apunta a reforzar la expresión del Ejecutivo Federal: él es cabeza de un Movimiento. Morena no muestra disposición a convertirse en un partido político, después de un año de haberse hecho del triunfo presidencial no ha logrado estructuras y la pepena en busca de candidatos conocidos y dispuestos a renunciar a las banderas que los introdujeron a la política se mantuvo. Eso ¿es bueno o es malo?
En otro tema, hemos sido de alguna manera todos testigos de lo inútil de atrapar a los grandes dizque capos de la droga. Los persiguen, los agarran, los encierran, los extraditan, se los quedan, los condenan, se escapan, los atrapan, se genera un cúmulo de información sobre su existencia, forma de vida, surgimiento, formación, se convierten en protagonistas de libros, de series televisivas ¿y…? Todo eso sucede mientras los estupefacientes siguen en las calles, se venden y en ciertas temporadas suben de precio. No deja de consumirse un milímetro, un gramo, un carrujo, una pastilla. Armaron un gran alboroto con la detención de taxistas prestadores de servicios principalmente en la zona hotelera, les decomisaron aromas, producto, etcétera y ¿eso evitará las matanzas?, ¿dejará de comercializarse tal o tales productos en el lugar? Se pelea el ingreso de aplicaciones y las unidades registradas suplirán a los taxistas conocidos y ya suficientemente cuestionados, quemados y declarados culpables, pero variantes considerables por desgracia no habrá y si podría verse todo lo contrario. O ¿serán taxistas cortina de humo?