Todo apunta a tener que esperar un tiempo más para ver operar a la Guardia Nacional en las entidades de la República. Cuando aún no están debidamente capacitados quienes integran ese cuerpo de seguridad ya tuvieron su primera tarea: vigilar la frontera Sur, impedir el avance de esas caravanas patrocinadas por los mismísimos Estados Unidos. Es inconcebible pudieran tener la organización y logística mostrada meses anteriores, cuando se dividía claramente la opinión de los mexicanos. Unos muy caritativos no observaban el perverso plan detrás de ese cruce masivo. Donald Trump ha aceptado esas acciones con las cuales favorece su reelección y todo apunta a seguir la estrategia apoyado en grupos antimexicanos y anti-latinoamericanos con quienes pudo llegar a la Presidencia de su país. De ahí se maneje por plazos, dando tiempos de vigilancia sobre el cumplimiento de los compromisos contritos por México a cambio de recular sobre su decisión de aplicar aranceles. Deja la Espada de Damocles viva, para dejarla caer en 45 días o en 90 o cuando lo requiera dentro de su estrategia de campaña reeleccionista.
En las zonas turísticas del país, principalmente las azotadas por la delincuencia, se esperaba la pronta llegada de la Guardia Nacional, no solamente por creer sería su sola presencia una señal del establecimiento de un nuevo orden para combatir a las mafias de todo tipo, sino para poder poner en marcha, de manera coordinada, otras acciones respaldadas por las policías locales. Según se ha dicho, esos 6 mil efectivos enviados a la frontera Sur, son apenas el 10 por ciento del total de quienes integrarán ese nuevo cuerpo de seguridad. Sin embargo, asignarlos a las entidades sacudidas por la violencia hubiese evitado se siga derrumbando la llegada de turistas extranjeros e inclusive nacionales. Ahora todo vuelve a ser incierto en ese renglón y se observa cómo van bajando los niveles antes orgullosamente ocupados a nivel mundial.
Al tiempo en el avance de este gran compromiso convertido en gran problema van presentándose otros asuntos delicados, sobre todo para los objetivos de la 4a Transformación. Un ejemplo de ello se tiene en el caso Emilio Lozoya. Su abogado defensor Javier Coello Trejo no se ha andado por las ramas y manifestó públicamente sus recelos sobre la aplicación de justicia y respeto a las leyes al argumentar no se presentará su defendido porque al no darse a conocer sobre la existencia de otros cargos puede ser aprehendido. Es extensa la misiva enviada por el ex director de Petróleos Mexicanos y en ella deja ver la inexistencia de culpabilidad y un desaseo informativo sobre su persona y bienes. Sin embargo, el documento en preparación a cargo de Coello Trejo maneja la participación de muchos funcionarios hasta llegar a la figura presidencial, a Enrique Peña Nieto, y su aprobación, si no es que autoría, de la operación de compra de las plantas de Altos Hornos de México, pero también de lo referente a OHL y al vivo y vigente caso Odebrecht. Los negocios, como se denunció en su momento, estuvieron durante todo el sexenio anterior antes que cualquier otra acción o determinación. Falta por conocer si quienes acusan están a la altura de quien defiende y en ambas partes saber si se tendrá el valor suficiente y necesario para emprender la aplicación correcta de las leyes sobre un expresidente mexicano. De ser así quedaría suficientemente demostrado AMLO no hizo ninguna negociación, no llevó a cabo ninguna acuerdo en lo oscurito con EPN para poder alcanzar la Presidencia.
El expediente sobre Odebrecht se dijo hace meses, ya estaba prácticamente completo. Pero no se dice nada sobre su reactivación. Como tampoco se hace o existe una denuncia formal en los señalamientos de operaciones poco claras con OHL y tal vez lo de la petrolera tenga menos responsabilidad sobre Emilio Lozoya, porque en el caso de la constructora brasileña lo que se puso en juego y ese jalonea incluye al presente, es nada menos que el registro del PRI, es decir, más allá del monto de los sobornos se encuentra la existencia de un partido dominante en el país durante más de 90 años. En cuando a OHL, los abusos en los cobros del Circuito Bicentenario y otras tarifas siguen vigentes y nos dicen repartiendo utilidades a quienes apadrinaron todas esas obras. Para muestra de los temores existentes está la maniobra financiera de esta empresa, la cual inicia con la baja en el precio de las acciones.
OHL se hizo de terrenos en Quintana Roo y en cuanto a Odebrecht y AHMSA sigue mencionándose al ex gobernador y ex titular de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.