Ciudad de México.- La Ciudad de México se tiñó de rojo y éxito comercial este cierre de año. La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), mediante la DGCORENADR, ha revelado cifras contundentes sobre la vitalidad del campo capitalino. Gracias al esfuerzo de las familias rurales, se ha logrado comercializar el 91.3% de la producción total, lo que se traduce en 1,711,376 plantas vendidas y una impresionante derrama económica de $98,201,910 que beneficia directamente a los núcleos agrarios de la entidad.
Este fenómeno no es casualidad, sino el fruto de una planeación que une tradición y estrategia. El suelo de conservación no solo es un pulmón para la metrópoli, sino un motor económico que, en esta temporada, demostró que la producción local tiene la calidad necesaria para competir y dominar el mercado regional, consolidando la identidad cultural de la flor de Nochebuena en el corazón de los hogares mexicanos.
Las productoras y los productores del campo logran la cosecha más alta de los últimos cinco años
Detrás de la belleza de cada flor, existe el trabajo de 216 productoras y productores que dedicaron meses a sembrar, cuidar y cosechar 1.8 millones de plantas en una extensión de 29.6 hectáreas. Las manos expertas de zonas como San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, San Gregorio Atlapulco y Santiago Tulyehualco, entre otras, fueron las protagonistas de este ciclo. Gracias al impulso decidido del Programa Altépetl, la producción del 2025 alcanzó un hito histórico, posicionándose como la más alta del último lustro con un total de 1,874,453 plantas.
Este crecimiento sostenido refleja la resiliencia del sector rural frente a los desafíos climáticos y económicos. El éxito de estas cosechas en comunidades como San Juan Ixtayopan y Santiago Tepalcatlalpan no solo asegura el sustento de cientos de familias, sino que garantiza la preservación de las tierras de cultivo que rodean a la Ciudad de México. La eficiencia en el uso de las 29.6 hectáreas demuestra que, con apoyo técnico y pasión, el campo capitalino es más productivo que nunca.
La estrategia de Altépetl Bienestar fortalece la comercialización directa y el desarrollo de infraestructura rural
El éxito financiero de esta temporada se debe a una estrategia integral que va más allá de la siembra. El programa Altépetl Bienestar ha sido fundamental al otorgar apoyos económicos directos, capacitación técnica y acceso a nuevas tecnologías. Además, se realizó una inversión clave en infraestructura, como la habilitación de caminos rurales que permitieron a los ciudadanos visitar directamente los cultivos a través de rutas como el “Sendero de la Estrella de Invierno”, fomentando un turismo rural responsable y cercano.
Para facilitar que la flor llegara a todos los rincones, se instalaron puntos de venta estratégica, destacando el “Festival de Flores de Nochebuena en la Puerta de los Leones de Chapultepec”. Estas campañas de difusión no solo promovieron el consumo local, sino que permitieron que el productor recibiera un precio justo sin intermediarios. Al fortalecer la identidad cultural de la flor, se logró una conexión emocional entre los habitantes de la ciudad y el suelo de conservación que les provee de servicios ambientales y belleza ornamental.
El Gobierno de Clara Brugada Molina reafirma su compromiso con el bienestar y la sostenibilidad de las familias rurales
Bajo la dirección de la secretaria Julia Álvarez Icaza Ramírez, la Sedema continúa trazando un camino de justicia social para el campo. Con estos resultados, la administración capitalina reafirma su compromiso con las familias rurales, “impulsando una producción local sostenible, promoviendo el consumo directo con productores y fortaleciendo el bienestar de quienes cuidan el territorio, la biodiversidad y las tradiciones de la capital”. El enfoque actual pone al productor en el centro de las políticas públicas para asegurar el futuro de la biodiversidad.
Este ciclo productivo cierra con una nota alta, demostrando que la sostenibilidad y el crecimiento económico pueden caminar de la mano. Al proteger el suelo de conservación, no solo se resguarda el patrimonio natural, sino que se garantiza la soberanía de productos ornamentales que son orgullo de la Ciudad de México. La meta es clara: seguir transformando la vida de quienes trabajan la tierra mientras se ofrece a la ciudadanía productos de excelencia nacidos en su propio territorio.
AM.MX/CV
