CIUDAD DE MÈXICO.- En 2023, al menos 316 millones de personas entre los 15 y 65 años utilizaron alguna sustancia ilícita, lo que representa el 6 % de la población adulta mundial. Así lo revela el Informe Mundial sobre Sustancias Psicoactivas 2025, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
La cifra marca un aumento con respecto al 5,2 % registrado en 2013 y refleja una tendencia preocupante: cada vez más personas inician el consumo a edades más tempranas, impulsadas por el fácil acceso en plataformas digitales y redes ilegales.
Durante la última década, los mercados ilícitos ampliaron su alcance con nuevas combinaciones y formas de distribución. El número de personas que recurren a este tipo de sustancias crece de forma constante en distintas regiones del mundo.
El informe indica que las personas no solo acceden con mayor facilidad a estos productos, sino que también enfrentan mayores riesgos para su salud física y mental.
Unos 63 millones de personas desarrollaron trastornos relacionados con el consumo en 2022. A pesar de la magnitud del problema, solo una de cada cinco recibe algún tipo de atención médica o terapéutica.
Muchos países siguen aplicando políticas centradas en el castigo, en lugar de invertir en salud pública y prevención, lo cual limita las opciones de tratamiento para quienes más lo necesitan.
Regiones vulnerables de la población enfrentan crisis sanitarias
En zonas urbanas de América del Sur, diversas sustancias de bajo costo y alta toxicidad generan graves consecuencias en comunidades marginadas. En otras regiones como África Occidental y el sudeste asiático, ciertos compuestos médicos y sintéticos dominan el mercado ilegal.
Las incautaciones, los casos de dependencia y los daños a la salud aumentan en todas estas regiones, donde los sistemas de atención resultan insuficientes para atender la demanda.
La desigualdad también marca el acceso a la atención médica. En 2023, solo el 5,5 % de las mujeres con trastornos severos recibió tratamiento, frente al 13,6 % de los hombres.
El miedo a la discriminación o a perder la custodia de sus hijos impide que muchas mujeres busquen ayuda, mientras que los programas de atención no siempre consideran sus necesidades específicas.
La ONU advierte que la pobreza, el desplazamiento forzado y la violencia aumentan la vulnerabilidad de millones de personas frente al consumo de estas sustancias.
El informe concluye que los gobiernos deben rediseñar sus estrategias: es urgente pasar de la represión a la prevención, con políticas centradas en los derechos humanos, el acceso equitativo a tratamientos y la inclusión social.
AM.MX/fm