MIGUEL ÁNGEL FERRER
Los bandos en lucha están cada día más diáfanos y definidos. Por un lado, la Cuarta Transformación; y por el otro, las fuerzas políticas y económicas del conservadurismo, con el Poder Judicial y el imperialismo a la cabeza.
Por el Poder Judicial, el liderazgo está a cargo de la Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); por el imperialismo, el comando recae en la cancillería yanqui, es decir, en el Departamento de Estado, cuyo operador y vocero en México es un tal Ken Salazar, un lobo sonrosado y sombrerudo con piel de oveja. De esos que, como aconsejaba Teodoro Roosevelt, hablan suavemente pero empuñan un gran garrote.
Al lado de la Piña y del embajador, verdadero émulo de Henry Lane Wilson (el asesino del presidente Francisco I. Madero) se encuentran los llamados hombres de negocios estadounidenses y canadienses, así como los grandes medios de comunicación al servicio de Washington, Ottawa y Bruselas.
Y también, así mismo, los dueños de los grandes medios de comunicación de México. Y además, desde luego, los mercenarios, disfrazados de intelectuales del tipo de Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín.
Por el bando de la Cuarta Transformación se puede citar un único gran personaje llamado pueblo de México, con quien se alinean los verdaderos intelectuales y los gobiernos extranjeros que no aceptan la sumisión a los dictados del imperialismo: Rusia, China, Irán, Venezuela, Cuba, Brasil, Colombia, Nicaragua y muchísimos otros que, discretos, la apoyan sotto voce. En estas condiciones del combate, no es difícil imaginar cuál de los dos bandos se alzará con la victoria.
Siendo importantes los apoyos externos, en este combate lo decisivo es el factor interno. Y desde 1810 está demostrado que, interna y externamente, el pueblo de México es invencible.
Es cierto que la historia no ha sido lineal, que ha habido altibajos, avances y retrocesos, pero que la tendencia es clara y definida hacia adelante.
Estos altibajos llaman a no confiarse demasiado. A mantener la guardia. Y hasta donde puede preverse, la Cuarta Transformación no se mira proclive al exceso de confianza.
Y en cuanto al inminente cambio de gobierno, es observable la firmeza ideológica y política de Claudia Sheinbaum. Y es dable pensar que con este nuevo liderazgo, el pueblo de México alcanzará otra vez una victoria semejante a las logradas en 1810, 1867, 1910 y 2018.