MIGUEL ÁNGEL FERRER
En México la verdadera oposición al Presidente López Obrador no está en los cuatro partidos de la derecha (PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano). Esa oposición se encuentra principalmente en el Poder Judicial, los organismos autónomos y un amplio sector de los medios de comunicación.
Pero esos tres ámbitos opositores no pueden por sí mismos arrebatarle el poder al obradorismo. Para lograr este propósito son imprescindibles los partidos políticos, únicas entidades facultadas para concurrir a elecciones y disputar y, en su caso, ganar el poder.
De modo que existe una poderosa oposición de derecha sin cauces legales para la disputa del poder. Se trata de una oposición tullida, baldada, incompleta, cuyo papel se limita a entorpecer, con malas artes, la gestión del gobierno obradorista.
Pero esa oposición no sólo está tullida. También es ineficaz en razón de su pésima fama pública. El Poder Judicial, por ejemplo, es célebre por proteger y dejar en libertad a corruptos, delincuentes y criminales.
Los organismos autónomos poseen bien ganada fama de abusivos, vividores y gandallones, cuya única misión es lograr el enriquecimiento personal de sus jefes y dirigentes.
Y en cuanto a los medios de comunicación puede decirse que, en lo general, están plagados de pensamiento conservador, lo que explica, más que el factor dinero, su cerrada oposición al obradorismo.
Y esto que se dice de los medios de comunicación también puede afirmarse del Poder Judicial y de los organismos autónomos. En el Instituto Nacional Electoral (INE) y en la UNAM también domina el pensamiento conservador, de derecha. A veces incluso racista, proimperialista y antiindigenista.
En el caso de los opositores al obradorismo se juntan el ansia de dinero y la ideología conservadora. Se trata de una poderosa mancuerna presente en esos ámbitos e instituciones. Pero también con presencia y peso en vastos sectores sociales y populares.
Con base en los últimos procesos electorales y en los resultados de diversas encuestas puede calcularse esa presencia y peso del pensamiento conservador en algo así como una tercera parte de la sociedad mexicana.
Es un nicho electoral significativo. Pero es ocioso para la conquista del poder sin partidos políticos que le den cauce. De modo que la oposición al obradorismo se dedica sólo al golpeteo, al entorpecimiento, a la guerra sucia.