MIGUEL ÁNGEL FERRER
Elección tras elección y encuesta tras encuesta se confirman el auge de Morena y la declinación de los partidos de derecha. Pero la derecha tiene mil caras. Una de éstas es el Poder Judicial.
Ahí, en el Poder Judicial, la derecha se ha atrincherado. Y desde este, su baluarte, encabeza la oposición al obradorismo, es decir, a la Cuarta Transformación de México.
También cuenta a su favor con una gran influencia en los medios de comunicación. Pero carece de semejanza parecida en las fuerzas armadas, un factor siempre presente en los golpes de Estado, como lo demuestran en la actualidad los casos de Bolivia, Ecuador y Perú en América Latina. Y como lo revelan igualmente los acontecimientos de Ucrania.
Esta carencia de poder en las fuerzas armadas más o menos garantiza que en México no pueda darse un golpe castrense. Los afanes golpistas de la derecha se encuentran en los medios de comunicación y en buena parte, quizás la mayor proporción, en el Poder Judicial.
Como fuerza política militante, en el Poder Judicial se concentran los propósitos golpistas de la derecha. Y está claro para la Cuarta Transformación que sus avances dependen de limitar la fuerza del ultra derechizado Poder Judicial.
Pero ese afán no puede concretarse sin que, previamente, Morena cuente con mayoría calificada en el Congreso. Y para lograr esto habrá que esperar a los comicios generales de 2024 en que será renovado el Congreso.
En cuanto a que Morena retenga la Presidencia y gane la mayoría simple, no hay duda. El problema está en obtener los dos tercios del Congreso.
Aquí está la clave. Y a lograrlo esta abocado Morena. Y a impedirlo se dedica la derecha. Todo apunta, sin embargo, a que las fuerzas liberales y progresistas logren su cometido.
Mientras llega ese momento la lucha política e ideológica continuará con los dos bandos bien identificados. Por un lado Morena y sus partidarios, y por el otro el corrompido Poder Judicial.
Este no puede ofrecer sino más de lo mismo, es decir, la continuidad de las políticas neoliberales, esto es, un mayor empobrecimiento popular, estancamiento económico, desempleo, inflación desbordada, devaluaciones permanentes y creciente dependencia con respecto a Estados Unidos.
Vistas así las cosas, no es improbable que Morena logre en el Congreso la ansiada mayoría calificada, es decir, las dos terceras partes del Congreso. Aquí están, bien claritos, el reto y la tarea.